Loteos
La Argentina es un desafío permanente para la ciencia política. Definida por Alberto Fernández como un "gobierno de científicos", la conducción del país parece decidida a romper los moldes. No podía encuadrarse en un sistema presidencialista puro y nació simulando ser una alianza de facciones originalmente peronistas. Pero no es ni lo uno ni lo otro, sino un loteo de parcelas de poder. Al final, los aciertos y errores de los titulares de esas parcelas, en cualquier caso, le serán asignados a Fernández.
Un ejemplo: dos semanas atrás, los sobreprecios en la compra de alimentos fueron atribuidos a los intendentes peronistas del conurbano que habían instalado en Desarrollo Social a funcionarios que, aparentemente, operaban en forma autónoma respecto del ministro Daniel Arroyo.
Otro: apenas se supo que el secretario de Derechos Humanos había pedido sacar de la cárcel a Ricardo Jaime se conoció que su jefa, la ministra Marcela Losardo, no estaba al tanto de la maniobra y que el intento de mandar a su casa a un corrupto por parte de Horacio Pietragalla no había sido el primero, sino el último.
A diferencia de los funcionarios de Desarrollo Social, Pietragalla sigue en el cargo. A su lote se lo adjudicaron en el Instituto Patria.