Bota chueca
Como en los viejos dichos populares, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, es como una bota chueca. Por más que traten de enderezarlo, y el resultado inmediato de la operación parezca exitoso, vuelve a buscar su lado torcido. En las últimas horas hemos sido testigos de los esfuerzos del presidente Alberto Fernández de detener la disputa pública entre Berni y su ministra de Seguridad, Sabina Frederic, que escaló a niveles poco aconsejables para un gobierno que acaba de empezar y que deja entrever las hilachas de las peleas internas. Después de la reunión del martes en La Plata, en la que también intervino el gobernador Axel Kicillof, (Frederic había dejado trascender que el mandatario bonaerense era su único interlocutor luego de una carta de alto tono de Berni, en la que le pidió el retiro de las fuerzas federales del territorio provincial), parecía que las aguas se habían aplacado. Sin embargo, horas después de esa tregua Berni volvió a la carga. Dijo que entre él y la ministra hay una diferencia "entre el profesional [él] y el aficionado [ella]".
Berni parece sentirse cómodo en su antiguo lugar, desde donde dispara cada tanto contra Frederic, su blanco predilecto. Como una bota chueca.