Indescifrable
En la entrada de la CIA, en Langley, Virginia, Estados Unidos, se yergue desde 1990 una escultura llamada Kryptos. Obra del estadounidense Herbert James Sanborn, simula una hoja de papel y contiene cuatro mensajes. Previsiblemente, cifrados. Los tres primeros, en parte gracias a las pistas que fue dando a conocer su autor, han sido decodificados. El cuarto, sin embargo, sigue siendo un misterio, y se trata de uno de los textos encriptados más célebres del mundo. Tanto, que Sanborn ha atravesado momentos incómodos cuando algunos individuos que creían haber descubierto una solución se ponían en contacto con él para ratificarla. Lo mismo le ocurrió a Elonka Dunin, creadora de una comunidad de fanáticos de Kryptos (https://groups.io/g/KRYPTOS).
Dos veces, en 2010 y en 2014, Sanborn ofreció pistas a los descifradores. Básicamente, una palabra decodificada. Hace unos días, el 29 de enero, el artista, que tiene 74 años, le dijo a The New York Times que nunca pensó que se pasaría 30 años dedicándose a esta obra, y transmitió por medio de ese diario una tercera pista. Veremos qué sacan de eso sus esforzados entusiastas. Se sabe, eso sí, que ha organizado sus asuntos para que, en caso de fallecer, otra persona continúe su pesada tarea.