Brumas
Nueva York, Estados Unidos.- La obra de Caspar David Friedrich es una de las cumbres del romanticismo. Creada en 1818, El caminante sobre el mar de nubes está entre las piezas más conocidas del pintor alemán, que toda su vida se sintió atraído por la naturaleza y encontró en ella un elemento de fuerte carga simbólica. El cuadro muestra a un hombre de espaldas en la montaña de la baja Sajonia; para muchos, es el propio Friedrich. Se le han atribuido múltiples significados, incluido el religioso, pero es seguro que el autor quiso conferirle a la niebla -a ese espléndido y perturbador mar de nubes- el espesor de un manto existencial. La niebla que envuelve Battery Park, en Nueva York, no es en un principio inquietante, pero sí bellísima: guarda esa bruma, en la que restalla escandalosamente el rojo de un pañuelo coronando el rostro semioculto de una mujer, la hermosura de los grandes misterios que nos rodean.