Arena
ALLAHABAD, India.- Borges escribió El libro de arena en 1975; estaba ciego, el mundo era para él una bruma. El último cuento de esa colección lleva ese mismo título. En la historia, el narrador es visitado por un hombre que le ofrece un singular libro sagrado, encuadernado en tela. Cada página está numerada, pero la numeración no es sucesiva. El vendedor dice haberlo comprado en los confines de la ciudad india de Bikanir. "Mírela bien. Ya no la verá más", lo incita. En cuanto el lector cierra el raro ejemplar, las páginas desaparecen. Se trata de un libro infinito. El comprador quiere saber por qué lleva ese título. El otro responde: "Ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin". ¿Cómo no evocar esas páginas cuando una tormenta de arena lo envuelve todo? Sepultado en la niebla de la arena, el espacio también parece no tener fin. Es vasto e incalculable, como lo son el libro y la célebre biblioteca que imaginó el infinito Borges.