Amarillo
- Esta vez se pasaron de la raya.
- Vulneraron todos los límites de la ética.
- Fue una invasión irresponsable a la intimidad.
- Un atentado contra la moral y el buen gusto…
Perdidos con Ferreti, mientras recorremos el trazado circular de las calles de Parque Chas, evocamos de memoria las frases con que algunos de mis colegas condenaron la publicación de las fotos de Jazmín de Grazia muerta en la tapa del diario Crónica.
El día de las fotos de Jazmín, dicen que Crónica vendió 180 mil ejemplares. Hasta hubo mucha gente que se enteró de que seguía saliendo
- ¿Es razonable que un periodista, en plena vigencia de la libertad de prensa, cuestione la publicación de cualquier cosa? –dispara Ferretti sin previo aviso.
- ¿Cualquier cosa?
- Cualquier cosa, sí
- ¿Es razonable, Ferretti, que un periodista, en pleno uso de la libertad de prensa, publique cualquier cosa?
- ¿Qué me propone? ¿Qué metodología sugiere para evitar que esto suceda? ¿Por dónde pasa la raya? ¿Quién puede establecer los límites de la ética, de la responsabilidad, y ni hablar del buen gusto? Si Usted pretende evitar que se publique cualquier cosa, le queda un solo camino.
Sólo la censura previa puede impedir que las fotos se publiquen. La ley, en todo caso, decidirá más tarde si se cometió algún delito
- Lo escucho, Ferretti
- La censura, mi amigo. ¿Oyó hablar de ella? ¿La padeció alguna vez? A ver, tráigame esos papelitos que yo le voy a decir qué puede poner y qué no. ¿Cómo va a mandar esta foto? Aquí vamos a tener que hacer algunos cambios. Tápele un poquito más acá.
- También esta la ley.
Pague el precio de la libertad: defienda la publicación de la foto que no querría ver nunca y del discurso que odiaría leer o escuchar. El otro costo, el de la censura, es mucho más alto y acaba por matar al periodismo
- Pero la ley no le impide ejercer su libertad para publicar lo que quiera. Sólo la censura previa puede impedir que las fotos se publiquen. La ley, en todo caso, decidirá más tarde si se cometió algún delito.
- Garré ya pasó a disponibilidad a once funcionarios de la Federal. Alguien entregó las fotos que, por si fuera poco, ni siquiera habían sido agregadas al expediente. Y eso sin contar el juicio que seguramente iniciará la familia De Grazia.
- Un buen comienzo. Crónica pudo publicar las fotos y la ley decidirá si se cometió algún delito
- Disculpe que vuelva atrás, Ferretti. Pero, según su teoría, o nos abstenemos de reclamar por la aparición de las fotos de Jazmín, o somos nostálgicos incorregibles de la censura.
- Hay más de un colega suyo impulsado apenas por la demagogia hipócrita, por la compulsión a actuar con cierta corrección política y, por qué no suponerlo, por la bronca que les produce no haber tenido ellos las fotos. Pero no son todos, ni siquiera los más peligrosos.
- ¿Cuáles son los otros, Ferretti?
- Los que vivirían mucho más tranquilos si el periodismo amarillo no existiera, los que adorarían un mundo de la información dominado por lo que llaman la prensa seria. Sin desnudos en la TV, sin cadáveres en los diarios, sin peleas en las radios, sin moribundos en las revistas, sin insultos en la web
- Que no es precisamente lo que sucede…
- El día de las fotos de Jazmín, dicen que Crónica vendió 180 mil ejemplares. Hasta hubo mucha gente que se enteró de que seguía saliendo.
- Curiosidad morbosa
- No lo dude. La misma de los que asistieron a la muerte en vivo de Kadafy, de los que siguen esos programas de borrachos que se pelean en la calle, o aquellos otros que casi introducen las cámaras entre los glúteos de las bailarinas. La eliminación del amarillismo significa la eliminación de esa demanda y, con ella, de ese amplio sector de demandantes que tanto comparten con el género humano.
- ¿Tan simple como eso? ¿Libertad total o censura previa?
- Pague el precio de la libertad: defienda la publicación de la foto que no querría ver nunca y del discurso que odiaría leer o escuchar. El otro costo, el de la censura, es mucho más alto y acaba por matar al periodismo.