Adiós a la infancia
Stavropol, Rusia.- No es ni la luz, ni el encuadre, ni la belleza arisca del bosque seco, allá al fondo. Es la pregunta: ¿cuántos años? ¿Qué edad tienen estos chicos, tan aplicados ellos, tan en un patio que debiera ser -y solo ser- el patio de una escuela? Todavía niños, adolescentes apenas, muestran sus habilidades: mano izquierda que empuña el arma, mano derecha que enarbola correa; el cuerpo todo lo marcial que se pueda. Son chicos, y la niña de la izquierda sostiene -sospechamos- de manera no tan correcta el arma. Son chicos, y el muchachito de la derecha -firme, aguerrido, solemne- es tan tremendamente infantil, aun en su impecable performance. Cadetes en las vísperas de una evaluación en la escuela General Yermolov de Stavropol, Rusia. Y cómo resuena Vonnegut, su voz desolada en ciertos fragmentos de Matadero cinco: "Dios mío, Dios mío, esta es la Cruzada de los niños".