“Minusválidos”
La actitud discriminadora atraviesa distintos sectores y no distingue banderías políticas. El problema es cuando los que la asumen ocupan lugares de importancia que, se supone, deberían dar el ejemplo. El presidente Javier Milei lo sufrió en carne propia: los relatos sobre su infancia y adolescencia coinciden en recordar el bullying intensivo que sufrió en distintos ámbitos. Y en junio pasado, la senadora Cristina López (UP-Tierra del Fuego), en un tono claramente insultante, acusó al Presidente de ser “un enfermo mental”.
Por eso no se entiende por qué trató de “minusválidos” a la gente que profesa ideas de izquierda. “De hecho, yo en algún momento creí que ser de izquierda implicaba que era un problema mental”, dijo el lunes pasado en el programa que conduce su novia, Amalia González, sin que, por otra parte, a ella se le moviera un pelo. Primero había caracterizado a los militantes de ese sector político como “basura” y “cobardes”. Es decir que tratarlos enseguida como “unos minusválidos en el aspecto que los mires” era, claramente, un insulto. “Los chicos y los locos siempre dicen la verdad”, citó poco después una frase hecha para explicar por qué lo aclamaban escolares en la puerta de la Casa Rosada. No le pidamos que explique sus contradicciones.