Millones en fuga para incomodar al más rico sultán
La caída de los precios del petróleo, el gasto exagerado y las desastrosas inversiones de su familia han llevado al multimillonario de Brunei a perder la corona mundial de la riqueza.
LONDRES.- (The Sunday Times) CUANDO la reina Isabel II vio la última vez al sultán de Brunei, éste era el hombre más rico del mundo. Pero cuando visite el antiguo protectorado británico el mes que viene se encontrará con un hombre que no es el más rico del mundo y, quizá, ni siquiera el segundo entre los más acaudalados.
El sultán Hassanal Bolkiah, según parece, está haciendo frente a un descalabro financiero.
El mes pasado, el pueblo de Brunei se vio sorprendido por una información de acuerdo con la cual el príncipe Jefri, el hermano más joven del sultán, había huido del país dejando en bancarrota, con más de 17.000 millones de dólares, en deudas, a la Amedeo Development Corporation (ADC), su compañía privada.
Amigos de Jefri sostienen que la información no solamente es inexacta, sino que pudo haber sido tramada deliberadamente para enmascarar la retracción, mucho más grave, en las rentas de ese Estado rico en petróleo. Según los banqueros, la crisis financiera asiática ha golpeado finalmente a Brunei obligándolo a reducir sus espléndidos programas de gastos y a considerar cambios radicales en la forma en que su economía patrimonial estaba siendo administrada. Resulta imposible confirmar la magnitud de los problemas de Brunei porque los detalles de sus finanzas se tratan como secretos de Estado y el gobierno ha negado que haya ninguna crisis.
Pero ahora se ha descubierto que el sultán estaba reduciendo subrepticiamente los importantes depósitos que mantenía en un grupo de bancos internacionales de inversiones. Durante el año pasado, centenares de miles de millones de libras esterlinas en acciones han sido transferidos o enajenados, lo que significa que el sultán y su numerosa familia se han visto obligados a echar mano de sus reservas para mantener el funcionamiento del gobierno y para proveer a sus extravagancias particulares. La caída de los precios del petróleo, el consumo exagerado y las decisiones equivocadas en materia de inversiones parecen haber sido las principales razones de los problemas financieros.
Asesora el Foreign Office
Se calcula que la Brunei Investment Agency (BIA), que controla la mayor parte de los bienes del Estado, ha perdido el 40% de su capital el año pasado como consecuencia del hundimiento de las economías asiáticas vecinas. Muchas de las inversiones de BIA estaban comprometidas en obligaciones de largo plazo de la región. Su importe total se calcula ahora por parte de algunos analistas en alrededor de 20.000 millones de dólares, una tercera parte de los 60.000 millones en que el Financial Times evalúa su capital. Jefri, que era el presidente del BIA, fue sustituido en el cargo en mayo.
Arthur Andersen, la firma contable, está ocupada en la revisión de las cuentas de ADC y de BIA, y lleva a cabo una encuesta mundial en busca de los "centenares de miles de millones faltantes". Tom Waring, ex investigador del Banco de Inglaterra, que tomó parte en la pesquisa de los 830 millones de libras perdidos cuando se derrumbó Barings en 1995, está desempeñando un papel de importancia en la búsqueda a raíz de una solicitud de ayuda por parte de Brunei ante el Foreign Office.
Los detectives están tratando de establecer si Jefri contrajo deudas ante la ADC como resultado de utilizar su patrimonio y otros bienes de BIA para financiar o como garantía de su compra particular de una cadena de hoteles de lujo y otros negocios en el exterior. Si pueden demostrar que existe una conexión, probablemente tratarán de trabar embargo sobre sus bienes en el extranjero y venderlos para indemnizar a los acreedores de ADC.
Jefri sostiene que no ha huido de Brunei y que no se esconde, sino que está administrando abiertamente su próspero imperio internacional de negocios. Dice que es víctima de una intriga de palacio conducida por su hermano el príncipe Mohamed Bolkiah, el ministro de Relaciones Exteriores y un grupo de conservadores musulmanes. En una carta publicada en Le Monde hace dos semanas, Jefri escribió: "Amedeo Development Corporation era un grupo sólido y rentable hasta que su patrimonio cayó en manos de fuerzas conservadoras dentro del gobierno. Lo que está ocurriendo realmente en Brunei es una lucha de poderes entre las diferentes facciones: una, que apoya una política pro occidental abierta y moderna, que yo represento, y otra que busca la instauración de un régimen religioso conservador".
Contencioso
Pero Jefri no está dispuesto a rendirse tan fácilmente ante la adversidad. Dice su vocero: "En tanto que los conservadores religiosos pueden hacer leyes a su antojo en Brunei, cualquier tentativa de proceder de igual modo con los intereses comerciales de la familia del príncipe Jefri en el resto del mundo tendrá que habérselas con leyes genuinas y tribunales competentes al efecto".
Los funcionarios de Brunei han calificado de "ridículas" las acusaciones de Jefri y niegan que haya ningún "complot musulmán". Piensan que trata de confundir la cuestión para frustrar todas las diligencias que ellos pudieran hacer para el embargo de sus bienes en el exterior con el fin de reembolsar a sus acreedores.
Entre las diversas propiedades de las corporaciones de la familia de Jefri hay tres de los principales hoteles del mundo: el New York Palace, el Bel Air de Los Angeles y el Plaza Athenée, de París. Amedeo Crown, una compañía registrada en Jersey, de propiedad de Jefri, es dueña de Asprey y otros conocidos negocios británicos. Actualmente, Amedeo Crown trata de vender algunas de esas compañías, inclusive Mappin & Webb y Watches of Switzerland. Otros bienes británicos incluyen varias lujosas mansiones en Hampstead; se cree que Jefri ha pagado algo más de nueve millones de libras esterlinas por dos casas contiguas en The Bishops Avenue, para gastar luego otros diez millones de libras para hacer de ellas un solo inmueble.
La alcancía del sultán
Cuando fue invitado a volver a Brunei, el mes pasado, para la brillante ceremonia de la investidura del hijo del sultán, el príncipe Al-Muthadi Billah, de 24 años, como heredero del trono, Jefri declinó la invitación y formuló una declaración de la que se colegía que desconfiaba de su seguridad personal. Manifestó: "Es muy poco lo que puedo hacer para oponerme a la acción destructora de fuerzas reaccionarias, cada vez más enquistadas en todos los estratos del gobierno".
Teóricamente, casi todo el Brunei, una mancha de 5.765 kilómetros cuadrados sobre la costa septentrional de Borneo, pertenece al sultán, de 52 años, y su familia. Decía un diplomático: "Ellos manejan la Brunei Investment Agency y el Tesoro como si se tratara de su alcancía particular. Es imposible desglosar lo que pertenece al gobierno de lo que pertenece a la familia. Son esencialmente una misma cosa".
La onerosa extravagancia de Jefri -que incluye la propiedad de un Airbus, un helicóptero Sikorsky, un lujoso yate (llamado Tits) y toda una flota de automóviles caros- no es más ostensible que la del sultán. El soberano gastó 400 millones de dólares para construirse un palacio de 1788 habitaciones, incluso dependencias con aire condicionado para 200 ponies de polo, y más de 50 candeleros de cristal en los principales comedores del palacio. Es el más grande comprador individual de Rolls-Royce y sus fiestas se caracterizan por sus desenfrenos.
Oficialmente, se describe a los 300.000 ciudadanos de Brunei como los más ricos del sudeste asiático, con un ingreso anual per cápita de 25.200 dólares. Pero sus ingresos verdaderos son mucho más bajos pues la familia real se queda con la parte del león de la riqueza del país.
Los gastos anuales del sultán, de sus tres hermanos y sus familias ascienden a cerca de 200.000 millones de dólares, según un occidental que conoce Brunei bastante bien. El total de los ingresos del petróleo y el gas, que representan casi la totalidad de la renta nacional, oscilaba generalmente entre 170.000 millones y 250.000 millones de dólares, y con la caída de los precios del petróleo se dice ahora que están más cerca de los 150.000 millones de dólares. Eso no alcanza para pagar los presuntos gastos de la familia real. El gobierno tiene que arbitrar otros 100.000 millones de dólares para sus gastos y para el gran número de empleados públicos.
La caída de Jefri pudo haber sido ocasionada en parte por dos casos judiciales de repercusión promovidos contra él en los Estados Unidos y en Gran Bretaña. Los alegatos formulados durante esos juicios acerca de sus hazañas sexuales empañaron la reputación de Jefri y molestaron sobremanera al sultán.
En marzo, Bob y Rafi Manoukian llegaron a un acuerdo extrajudicial con Jefri sobre una venta de dos propiedades en la que, según ellos, no había cumplido con su palabra. Durante el juicio de Londres, Bob Manoukian alegó que "el apetito de Jefri por las muchachas " le hacía comportarse en una forma "completamente inaceptable de acuerdo con los cánones de Occidente". Declaró que en una ocasión Jefri retuvo a 40 prostitutas en el hotel Dorchester, que es de propiedad de BIA.
Desilusión de Miss USA
Un caso más embarazoso fue denunciado contra Jefri y el sultán por Shannon Marketic, ex Miss USA, que les hizo juicio por 90 millones de dólares. Alegó que había sido engañada por una agencia para hacer un viaje a Brunei con el ofrecimiento de 21.000 dólares por semana en pago de "tareas de promoción", y a su llegada se encontró con que se esperaba de ella que se acostara con los amigos de Jefri.
Hubo bastante escepticismo acerca de algunas de las alegaciones de miss Marketic. El sultán y Jefri se beneficiaron de inmunidad de soberanía en el proceso de tribunales norteamericanos, pero ello no impidió que la prensa libre de todo el mundo escribiese acerca de las tórridas acusaciones de Shannon Marketic sobre las noches de orgía. Normalmente, el caso habría sido arreglado en silencio para evitar más controversia. Pero Jefri decidió continuar con el litigio costara lo que costare, porque desistir lo hubiera expuesto a la avidez de muchos otros oportunistas.
Contra ese telón de fondo de publicidad adversa, el príncipe Mohamed y sus aliados se movilizaron contra él. Desencadenaron su ataque a la ADC mientras Jefri y el sultán se hallaban fuera del país.
El Borneo Bulletin, propiedad de Mohamed, echó a rodar una historia de acuerdo con la cual Jefri había estado despilfarrando el dinero y había perdido una fortuna.
Antes de enterarse de los desaguisados financieros atribuidos a su hermano, el sultán había experimentado una seria contrariedad. Había prometido generosamente a varios de sus vecinos del sudeste asiático que iba a invertir centenares de miles de millones de libras para ayudarlos a apuntalar su moneda debilitada, pero de repente se encontró con que sus propias finanzas estaban en dificultades y no le sería fácil cumplir su promesa. Al regreso del sultán, Mohamed había formalizado ya las evidencias que necesitaba para persuadir al monarca de que Jefri era la causa del descalabro financiero del país. Los activos de ADC fueron intervenidos y Jefri destituido de sus cargos.
La inquina entre Jefri y Mohamed data de la década del ochenta cuando Mohamed se vio en problemas financieros y políticos a raíz de su implicación en dos grandes escándalos comerciales, la quiebra del Banco Nacional de Brunei (controlado por Tan Sri Khoo) y de QAF, una importante firma bursátil. Jefri, que fue ministro de Hacienda, ridiculizó a Mohamed, según fuentes de palacio, y lo acusó de haber adoptado decisiones disparatadas en materia de inversiones.
El cadete de Sandhurst
Ahora sostiene que Mohamed, Aziz y una dudosa pandilla de asesores extranjeros -incluso 40 "maestros" iraníes- han malquistado al sultán contra él. Los dos hermanos no se hablan desde hace varios meses, y se dice que el sultán está furioso con él.
Quizá sea un papel que el adusto ex cadete de Sandhurst (*) se considera en la obligación de asumir para fortalecer la posición cada vez más vulnerable de su familia. Aunque el sultán brinda generosos beneficios a sus súbditos, incluso enseñanza gratuita, asistencia médica y pensiones, su autarquía es un anacronismo que poca gente cree que pueda durar mucho tiempo, particularmente si la economía de Brunei comienza a retroceder.
En junio último, Forbes bajó al sultán del primer puesto como el hombre más rico del mundo para situarlo en el segundo lugar. Estimó en 51.000 millones de dólares la fortuna de Bill Gates y la del sultán en 36.000 millones. Pero eso parece una evaluación exagerada. Warren Buffet, cuya fortuna calculó Forbes en 33.000 millones de dólares probablemente sea el segundo hombre más rico del mundo. Algunos creen que la fortuna del sultán se ha reducido a menos de 30.000 millones de dólares, lo que lo sitúa en el tercero o cuarto lugar entre los individuos más ricos de la Tierra.
Frente a la perspectiva de que las reservas de petróleo y gas de Brunei estarán agotadas dentro de 23 años, el diminuto Estado necesita evidentemente encontrar una nueva fuente de ingresos. Los intentos de fomentar la industria no han prosperado debido a la falta de trabajadores nativos en cantidad suficiente. Casi todos los obreros de la construcción de Amedeo Development Corp. son importados de los países vecinos. Cualquier programa de desarrollo de una economía agrícola está condenado al fracaso porque sólo es cultivable el 2 por ciento del país tropical.
De ahí que no estén muy descaminadas las insinuaciones de Jefri sobre un creciente fundamentalismo musulmán. El sultán es muy consciente de que necesita del apoyo político de los musulmanes. Las primeras y últimas elecciones celebradas en Brunei tuvieron lugar en 1962. Resultaron en una abrumadora victoria del partido socialista, en cuya plataforma a largo plazo figuraba la deposición del sultán. El resultado de los comicios fue anulado, lo que originó una rebelión rápidamente suprimida por tropas británicas. El próximo movimiento popular en demanda de un cambio quizá no sea tan fácilmente aplastado