Milei y la teoría del castor
“Milei es como los castores en Tierra del Fuego, se expande porque no tiene depredador natural, la imagen de la bronca es él, no importa lo que diga, asi sean barbaridades, patea el tablero y suma desde el enojo y nadie va a igualar algunas de las cosas que dice porque no coincidimos o porque son inviables”. Así define un encumbrado dirigente del Pro el particular momento que vive la política argentina producto de la irrupción de un outsider, Javier Milei, que aparentemente supo canalizar mejor la bronca y el descontento general, al punto que hoy algunas mediciones lo ubican cerca de un ballotage.
El crecimiento en las encuestas del libertario hizo bajar un cambio y transformar las estrategias electorales tanto en Juntos como en el gobierno. En el Frente de Todos comenzó a surgir la idea de polarizar con Milei, confrontarlo, se dieron cuenta de que lo que creían en un principio, que los votos que sumaba se los restaba solo a Juntos por el Cambio, terminó siendo un error. Milei les quita votos a ellos también, por lo tanto, ahora creen que lo mejor es confrontarlo directamente, exponiendo sus debilidades, proponiendo una pelea basada en una disyuntiva: derecha versus progresismo. Una vieja estrategia que les dio muchos y buenos resultados, pero que hoy parece oxidada, con el fin de plantear una elección de tres tercios que deje a Juntos por el Cambio terceros.
Todo esto se analiza mientras el gobierno no pega una. En las últimas horas vimos como Antonio Aracre, el jefe de asesores y amigo de Alberto Fernández no aportó nada en sus cinco minutos de fama, pero con su impericia casi se lleva puesto al ministro de Economía. El gobierno atraviesa, además, una diáspora de gobernadores que no dejan de anunciar desdoblamientos en la fecha de las elecciones provinciales para no quedar atados a la boleta que lleve la fórmula presidencial. El 7,7% de inflación de marzo, cuando había pronosticado un 3%, quemó los últimos boletos que cortaba el ministro de economía Sergio Massa como candidato que podría sostener un piso electoral alto. El último en hacerlo fue, según el presidente, el “amigo y gobernador ejemplo”, Gildo Insfrán, de Formosa, que convocó a elecciones provinciales para el 25 de junio. Era de esperar, históricamente en el peronismo las lealtades políticas llegan a hasta la puerta del cementerio, ese es un límite. Este “sálvese quien pueda” también incluye a la CGT, que recién ahora se dio cuenta de que “el país está al borde de un abismo y este es un gobierno débil”. Cada vez que el PJ se ve lejos del poder, el sindicalismo peronista se acuerda de los trabajadores y se vuelve combativo.
La gran duda en el Frente de Todos sigue siendo la provincia de Buenos Aires. Allí el gobernador Kicillof convocó a las PASO para el 13 de agosto, mismo día que las nacionales, pero no para la elección provincial. No es un dato menor, muchos se preguntan irónicamente si se trata de un “olvido” o “un error voluntario” porque no faltan intérpretes de la ley que aseguran que Kicillof podría desdoblar la elección bonaerense con un decreto y no depender necesariamente de una ley provincial para la que no reúne la cantidad de votos necesarios. Cristina Kirchner, como siempre, tendrá la última palabra en esto.
“No creo que ningún dirigente del Pro, del radicalismo, de la Coalición Cívica o del peronismo republicano que sea tan irresponsable para romper Juntos por el Cambio. En mi opinión es la fuerza política que está en condiciones de gobernar el país, con todos nuestro defectos y virtudes”, dijo el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, horas atrás luego de exponer en el foro de empresarios que se realiza en Bariloche, donde fue muy aplaudido. Morales entiende que más allá de las diferencias internas cualquier ruptura en la principal coalición opositora sería letal para las aspiraciones del espacio para recuperar el poder. Algo similar hizo Elisa Carrió, que luego de embestir contra el expresidente Mauricio Macri y su posible acercamiento a Javier Milei, agradeció a Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales por ratificar su pertenencia a Juntos por el Cambio y descartar públicamente cualquier tipo de alianza con el candidato libertario.
En el Pro también están alertados por algunas encuestas, no solo por Milei, sino porque el único candidato de la coalición que creció en el último mes fue Gerardo Morales, que según algunas mediciones está rondando lo 8 o 9 puntos. “Gerardo también tiene gestión para mostrar, Jujuy era considerada una provincia inviable hace muchos años y ahora es una provincia ordenada y en crecimiento”, dijo Federico Storani, un histórico dirigente radical. “Estamos en la pelea, Gerardo mide 8 puntos hoy, pero los del Pro separados miden 12 o 14 puntos y faltan dos meses”, expresan en su entorno confiados.
El llamado de María Eugenia Vidal a bajar las candidaturas de todos para barajar y dar de nuevo luego de un debate interno no tuvo eco y fue recibido como algo inconsulto y poco viable: “me extraña mucho de María Eugenia, parece una propuesta para un Centro de Estudiantes y no para una elección presidencial”, dijo un referente del Pro cuando conoció la propuesta. De todos modos, tanto Rodríguez Larreta como Bullrich y Morales coinciden en dos cosas: romper sería un suicidio político y que intentar incorporar a Javier Milei a Juntos es despedir para siempre a sus principales aliados: la UCR y la Coalición Cívica. La diferencia está en que Bullrich entiende que para evitar la sangría de votos hacia Milei hay que intentar parecerse en sus propuestas, algo que no comparten sus aliados. De hecho, Morales se refirió hace poco al libertario como un “desquiciado que me hace acordar a Milagro Sala”.
Los dos candidatos del Pro intentarán fortalecer sus candidaturas compartiendo fórmula con un radical. Cerca de Patricia Bullrich señalan tener excelente diálogo con los gobernadores Rody Suárez (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes), como también con otros dirigentes importantes como Alfredo Cornejo, Carolina Losada, Luis Naidenoff, Maxi Abad y varios intendentes de la provincia de Buenos Aires. Rodríguez Larreta sostiene una buena relación con Elisa Carrió y Gerardo Morales y, obviamente, también busca su compañero de fórmula radical. Cerca del alcalde porteño tejen posibilidades. Últimamente se habló de la posibilidad de convocar a Facundo Manes, la charla existió, pero no hubo acuerdo por ahora. Hay quienes sostiene que el escenario ideal, porque solucionaría el problema de la sucesión en CABA, sería llevar a Martín Lousteau como vice, aunque hoy el senador solo tenga como propósito gobernar la Ciudad. Todas conjeturas que aún están muy verdes, pero en el Pro saben de la importancia del radicalismo, porque garantiza la expansión territorial, tiene caciques en cada pueblo y gobierna más de 450 municipios en todo el país. Cerca de Gerardo Morales creen que él es el único que puede sostener esa unidad y, así como algún dirigente radical puede aceptar compartir fórmula con alguien del Pro, el también piensa en un extrapartidario como su vice. En su círculo de confianza lo reafirman “No lo pongan en ninguna fórmula, Gerardo va a ser candidato”.
Falta poco más de dos meses para el cierre de listas y las principales fuerzas traspasan por distintos escenarios. Mientras que en el FdT no encuentran un candidato que pueda evitar una catástrofe electoral, en el espacio que lidera Milei se abrazan a la posibilidad de que alguien que no viene de la política pueda ganar y, sobre todo, gobernar un país complicado. La experiencias en otros países demuestran que los proyectos personalistas están de moda, que es una coyuntura que se presta a estos liderazgos no convencionales que reúnen voluntades pero que luego, en su mayoría, no pudieron mostrar gestiones exitosas. Todo esto lo saben, hoy más que nunca, en Juntos por el Cambio. De algún modo, los que hasta hace poco tenían el camino allanado para volver al poder, ahora sintieron que les cayó la ficha y ya no se puede tirar tanto de la soga con el internismo despiadado, porque si se corta, los que hoy pujan por mostrar su fuerza, pueden terminar cayendo al vacío.