Milei nos lleva al futuro y no nos damos cuenta
Tengo que admitir, ya desde el principio, mi incapacidad. “¿Cuál de las tantas?”, se preguntarán ustedes, y razón no les falta. En este caso hablo de mis dificultades para entender al Gobierno, y también al Presidente, a cuya generosidad sin límites le debo que me regale su amistad; yo le regalo mis consejos, que tampoco son moco de pavo.
Convengamos: es un gobierno contracultural, rarito en sus formas, y además lo evaluamos con criterios de otros tiempos; criterios analógicos en plena era digital. Por ejemplo: ¿qué está haciendo Javi en Estados Unidos? Diríamos: dándose una vuelta a ver qué tal todo por ahí, pasándola bien, visitando amigos. Amigos muy top, es verdad: desde que asumió ya fue cuatro veces y lo reciben chabones como Elon Musk, Mark Zuckerberg, Tim Cook, Sam Altman. Tesla, Meta, Apple, OpenAI; chupate esa mandarina. Nunca un Biden, Dios no lo permita, pero todos grosos, todos la mejor onda con él. Cuando un hijo mío vio la foto del abrazo con Musk, flasheó; no le pasó lo mismo cuando Alberto le hacía reverencias a Putin. Sin sacarlo de su fascinación, le dije que, por ahora, cero reciprocidad. A esos monstruos sagrados que están cambiando el mundo los quiero ver acá; que sean ellos los que llegan a Buenos Aires a conocer in situ la disrupción libertaria, la política-espectáculo, el canil de Olivos, los últimos estertores de la casta. Y, sobre todo, quiero que traigan dólares, que le pongan unas fichas a su amigo. Temo que para eso todavía falta un poco. Diez viajes más.
Y que puedan mostrarles una ley aprobada.
Estas misiones del Presi se deciden medio de raje y no siempre cuando el ARG-01 despega tiene claro qué va a hacer o quién lo va a recibir. La cosa se va armando sobre la marcha y sobre el terreno; “si hay luz, subimos”. ¿Vértigo frente a una agenda abierta y con horas en blanco? Todo lo contrario. Javi es un animal de trabajo: se sienta a tuitear.
Esta vez no tuvo suerte. Se fue con el país en llamas: estallido del gabinete, pueblada en Misiones, industrias y surtidores sin gas, senadores motosierra en mano desguazando la Ley Bases, trenes arrastrándose por las vías a 30 km por hora, nuevos rajes en el Ministerio de Capital Humano, que sigue descapitalizándose. La buena noticia fue que ya llegan a nuestras casas facturas de gas con aumentos de hasta 400%. Al pie del avión le dijeron que podía irse tranquilo: están aflojando los mosquitos.
La salida de Nicolás Posse de la Jefatura de Gabinete estaba pensada para dentro de unos días, pero él mismo, un ejecutivo, fue el que la apuró. Cuando el fin de semana dejaron de llegarle las apasionantes grabaciones de políticos y periodistas que pedía a los espías se dio cuenta de que no tenía sentido quedarse un minuto más. Javi está muy enojado. En cualquier momento filtra los audios que tiene de él. A Nico lo reemplaza Guillermo Francos, un político surgido de la política. Decir que donde estaba un CEO ahora hay casta es no conocer a Guille, libertario 24x7, salvo cuando tiene que negociar en el Congreso. No se sabe a ciencia cierta cuál será el destino de esa jefatura, ni de Interior, ni cómo se llamará el ministerio de Sturzenegger –quizás, así: Ministerio Sturzenegger–, ni qué funciones tendrá. Mi intuición es que el Presi reflexiona profundamente sobre esas cosas mientras sale de la sede de Apple y entra en la de Meta, o en el vuelo a El Salvador para asistir a la reasunción de Bukele. OK, OK, otra de mis limitaciones: nunca fui un intuitivo.
De vuelta: para juzgar a este gobierno hay que contraculturizarse. Si aplicás los patrones que usábamos para medir la eficacia de una gestión, te extraviás. ¿Seis meses sin leyes? El León aplicará la ley de la selva. ¿Fracasó el Pacto de Mayo? Nadie dijo que era mayo de este año. ¿Cruje el gabinete? A eso vino la administración anarco: a poner el Estado patas para arriba. ¿El Presi detesta ir a las provincias y ama perderse por las calles de Silicon Valley? Entérense: seremos inteligencia artificial o no seremos.
De un triángulo de poder como el actual pueden esperarse castañuelas. El vértice es un predicador picante, ajeno al día a día, y en la base están una “bruja” –así se llama a sí misma Kari, según el extraordinario perfil de ella que hizo esta semana Hugo Alconada Mon– y un zorro del marketing, Santi Caputo. Sinceramente lo digo: no hay forma de que nos vaya mal. Venimos del triunvirato de Alberto, Cris y Massita, y siempre está el riesgo de volver a pisar el palito. Sí: con solo pensar en eso, todos los bondis nos dejan bien.
Llamo a los argentinos a la calma. El Presidente ya está volviendo. Yo, para no extrañarlo tanto, apenas parte me pego a sus redes y consumo hasta el último posteo.
Gracias, Javi, por llevarnos de la mano al futuro. ß