Milei habló anoche y de pronto se hizo de día
En un instante, todo se tiñó de negro. Un gigantesco cono de sombra cayó sobre nuestro desdichado país. Peleas, insultos, paros, movilizaciones… ¿Conspiraciones? Una pyme de gobernadores soliviantados amenazó con dejarnos sin petróleo, sin naftas, sin energía; yo ya odio la nafta por lo que cuesta: lo único que falta es que tenga que extrañarla. Por esas horas el Gobierno anunció que quienes viajaron al exterior perdieron el subsidio a la luz y al gas; decisión justa, pero horrible: quién no tiene un viaje a Bolivia, a Paraguay... Después se le ocurrió abrir la boca a Gopinath, la vicejefa del Fondo Monetario, que tan calladita estaba. En una entrevista con LA NACION llenó de pálidas al proyecto de dolarizar la economía: casi que nos tildó de poco serios; se cree que por ser linda tiene derecho a tirar esa mala onda. Gopi, go home.
A la depre reinante agreguemos la penosa reivindicación del Papa al Estado, cuyo rol, sostuvo, es “la redistribución” de la riqueza. La verdad, la va a distribuir mejor un repartidor venezolano en bicicleta. Si una misión nos ha sido encomendada desde el más allá a los libertarios es que terminemos con el Estado; por supuesto, cuando nosotros ya no estemos adentro. No hubo más remedio que contestarle a Francisco, con lo cual, súbito adiós al efecto beatífico del reciente abrazo con Milei. El Estado está separando lo que Dios había unido.
Otra desilusión fue enterarnos de que Alberto Fernández, el querido profesor de Teoría del delito, está involucrado en algo muy feo: mediante un decreto obligó a dependencias públicas a contratar pólizas de seguro que vendían dos brokers íntimos amigos de él. Del esquema formaba parte su secretaria de toda la vida, casada con uno de esos brokers. Alberto, faltaba más, la culpó a ella, como antes la había mandado en cana a su mujer, Fabiola, por la fiesta de Olivos. Probablemente en la causa judicial por el segurogate, donde fue imputado, tendrá que explicar mejor esa carambola de coincidencias. La sabiduría popular es infalible: a Seguro se lo llevaron preso.
Finalmente, lo peor, bajón total: el episodio de la rata, anteayer, durante la conferencia de prensa de Jorge Macri en Retiro. Es el mediodía, está hablando Macri, aparece una rata, los periodistas gritan, alguien la patea y la rata cae cerca de dos perros callejeros, que se la almuerzan. Historia asquerosa, inmunda, pero que algo quiere decirnos. El Congreso, como bien lo describió Javier, es un “nido de ratas”, pero también las hay a los pies de un Macri. La pregunta es pertinente: ¿fue una señal de que peligra el acuerdo con Pro?
Así estábamos, en la oscuridad más patibularia, hasta que anoche habló el Presi ante la Asamblea Legislativa. Un resplandor bajó del cielo. Se hizo de día. Inauguró el período de sesiones ordinarias del Congreso con un discurso de 70 minutos, todo un progreso en la escala biológica: en 2015, Cristina clavó ahí tres horas y 45 minutos. Hablar de noche, como hacen los presidentes gringos, supuso romper con una tradición decimonónica. Ninguna novedad: Javi siempre dijo que venía a romper. El tipo cumple.
Van los principales títulos. 1) Lo aplaudieron u ovacionaron unas 70 veces, es decir, a razón de una vez por minuto; la descosiste, Pelu. 2) Leyendo es algo desprolijo, se le atropellan las palabras, pero qué cosas lindas dice. 3) Por primera vez salió del corset y se animó a mencionar, entre lo peor de lo peor, a Massita, Máximo y Cristina Kirchner; el altar de la patria. 4) Dijo que no está “en el camino de la confrontación”, otra prueba de que también tiene sensibilidad para el humor. 5) La motosierra, mencionada en el mensaje y voceada como un himno desde palcos y bancas, hizo así su ingreso en el esquema institucional de la República; a todos los funcionarios se les controlará el nivel de motosierra en sangre. 6) Otros hits de la tribuna: “Presidente, Presidente, Presidente…”, “la casta tiene miedo” y “Milei, querido, el pueblo está contigo”; Javier les daba likes con una sonrisa, porque a quién no le gusta que lo aclame la popu. 7) Se refirió al escándalo de los seguros, pero sin entrar en detalles; dijo que para entender bien lo que pasó recomendaba “leer mañana De no creer”. 8) Admitió que hay una licuación de los salarios, algo de lo que la gente seguramente se enteró al escucharlo. 9) Le dedicó una frase al Papa: “El Estado hace todo, y todo lo hace mal”; y después otra: “El Estado es una organización criminal”. 10) ¡Perdón, casi me olvido! Convocó a un gran acuerdo nacional sobre diez políticas de Estado: el Pacto de Mayo. Debería ser firmado por todo el espectro político el 25 de mayo en Córdoba. Esas diez políticas las fijó él: no es que está invitando al diálogo, a consensuarlas. O firmás o sos casta. En un breve diálogo con periodistas al salir del Congreso, le preguntaron por qué había pensado en Córdoba. “Porque por algo le dicen La Docta. Y, además, no se olviden de que Conan es cordobés”.
Otra vez: impresionante la labia que tiene.ß