Milei genera curiosidad e interés en el mundo
Mas allá de su controversial discurso, que despertó las más variadas reacciones en el Foro de Davos y en el país (y como ocurrió con los debates televisivos, cuando según los “especialistas” no había estado a la altura de las circunstancias, en este caso hubo más opiniones favorables que las esperadas), la figura del Presidente despierta en el mundo un interés inusitado. Esto no es del todo nuevo: durante la campaña electoral, muchos observadores pusieron la lupa sobre ese peculiar candidato, que llevaba una motosierra en la mano y era dueño de una narrativa ideológicamente poco común (el anarcocapitalismo). Muchos medios de comunicación internacionales cubrieron su ascendente carrera con muy distintas perspectivas y el popular Tucker Carlson le hizo una entrevista para la red social X que fue vista por cientos de millones de personas. Sin embargo, esta curiosidad por una figura que algunos juzgan extravagante o peligrosa, pero que muchos interpretan como un liderazgo genuino, frontal y con versatilidad para empatizar con audiencias diversas y ávidas de escuchar discursos que rompan con cierta monotonía políticamente correcta, aunque alejada de la agenda de los problemas reales, se incrementó de modo exponencial desde el 10 de diciembre, cuando asumió la presidencia.
Su irrupción en la arena pública global se produce en un contexto caracterizado por el predominio de, en promedio, liderazgos predecibles, mediocres y en muchos casos bastante envejecidos. Los dos países más importantes de América Latina, Brasil y México, están gobernados por veteranos políticos de 78 (Lula da Silva) y 70 años (AMLO). Es cierto que se observa la presencia de algunos dirigentes jóvenes (el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, tiene 36 años; el chileno Gabriel Boric, 37; el salvadoreño Nayib Bukele, 42, y el paraguayo Santi Peña, 45, casi la misma edad que Luis Lacalle Pou cuando tomó el mando 4 años atrás). Pero es altamente probable que la disputa por la Casa Blanca, en noviembre, se dé entre dos octogenarios: el presidente Joe Biden y el resiliente Donald Trump, muy fortalecido en estos días por el contundente triunfo obtenido en la primaria de Iowa. En el club de los septuagenarios también se destacan Xi Jinping (70, China), Vladimir Putin (71, Rusia), Narendra Modi (73, India) y Bibi Netanyahu (74, Israel). Erdogan (Turquía) cumple 70 en febrero. Con 53 años, Milei es apenas mayor que Pedro Sánchez (51, España) y Justin Trudeau (52, Canadá).
Más allá de su edad y de su peculiar aspecto personal (es la primera vez que un presidente concurre a la Casa Rosada al mejor estilo Saúl Ubaldini: con su inseparable campera de cuero), vale la pena indagar los motivos por los que el nuevo presidente argentino recibió tantas requisitorias de líderes que quisieron conocerlo personalmente en Davos. Más: en estos días, un equipo de la BBC viene a la Argentina para hacer una cobertura especial sobre las primeras semanas de su gobierno. Y no pocos inversores están observando a nuestro país luego de mucho tiempo: monitorean la viabilidad política del ambicioso programa de reformas que pretende implementar LLA. Si eso ocurriera, los bonos y las acciones argentinas, que todavía se encuentran muy baratos, habrán de subir. Para que las inversiones fluyan, será necesario que baje el riesgo país, que volvió a los niveles previos al cambio de gobierno. Si avanzara exitosamente el ajuste fiscal y la Argentina pudiera regresar a los mercados voluntarios de crédito, recuperando su estatus como país de frontera primero y emergente después, los fondos de pensión podrían nuevamente adquirir activos de nuestro país y, paralelamente, fluirían inversiones en el sector real de la economía. Recordemos que con Alberto Fernández en la presidencia y Martín Guzmán en el Ministerio de Economía, la Argentina literalmente quedó fuera del radar de las agencias de calificación de riesgo. Una mejora efectiva en el frente fiscal multiplicaría las ganancias financieras y eso, en sí mismo, justifica el interés actual de la comunidad de negocios.
¿Qué otros factores vuelven a Milei tan atractivo para la opinión pública internacional? En primer término, su historia personal. Saltó de ser panelista televisivo a diputado y de allí, en apenas dos años, a primer mandatario. Todo eso, sin partido, sin estructura propia y con las redes sociales como principal respaldo. Su postura en términos de política internacional también llama la atención. En un nuevo movimiento pendular, la Argentina se aleja no solo de Venezuela, Cuba y Nicaragua, sino de todo vínculo ter-cermundista. En cambio, abraza nuevamente la causa de Occidente. Más: Milei se sintió autorizado a advertir a los líderes de este hemisferio sobre los riesgos de sus “desvíos” colectivistas. Tal vez se haya extralimitado al englobar tradiciones políticas tan disímiles como el nazismo, el fascismo, el nacionalismo, el socialcristianismo, la socialdemocracia y el comunismo en un mismo grupo. Un diplomático alemán advirtió: “Es muy difícil encontrar comunes denominadores entre Fiedricht Ebert, Adolf Hitler, Konrad Adenauer, Willy Brandt y Angela Merkel”.
Por otra parte, su vocación occidental puede incluso ir en contra de los intereses comerciales, financieros y de inversión en términos de infraestructura, en los que China adquirió un papel medular en la región. Si en efecto entramos en una Segunda Guerra Fría, mucho más si estallara la Tercera Guerra Mundial, los márgenes de maniobra se reducirían muchísimo. Esto se puso de manifiesto con los esfuerzos que tuvo que hacer la canciller Diana Mondino con la diplomacia de Pekín luego de haberse reunido con el representante comercial de Taiwán. También el Gobierno manifestó un apoyo contundente a Israel, incluyendo una próxima visita a ese país y la promesa de mudar la embajada argentina a Jerusalén. ¿Cuenta este extraordinario giro de nuestra política exterior con respaldo parlamentario? Algunos conocedores sugieren que, si se tomara el trabajo de reclutar apoyos, encontraría muchas me-nos resistencias que con la ley ómnibus. ¿Estará dispuesto a avanzar o preferirá descansar este aspecto también estratégico en las facultades del hiperpresidencialismo? El mundo seguirá mirando con desconfianza estos volantazos en la medida en que solo se limiten a un líder, sin que importe cuán popular o innovador pueda ser.
Tal vez, el punto donde Milei está encontrando mayor sostén tiene menos que ver con su figura o con su narrativa que con el hastío que en amplios medios empresariales generan las exageradas posturas de lo que comúnmente se conoce como cultura o principios woke. En particular, las controversias generadas en torno de los abusos en las políticas de DEI (diversidad, equidad e inclusión), que hace poco forzaron las renuncias de las presidentas de dos de las principales universidades norteamericanas (Harvard y Pensilvania), explican que los discursos disruptivos como los del presidente argentino –por ejemplo, en contra del feminismo, el aborto y el cambio climático– se perciban como un saludable soplo de aire fresco.