Milei, detrás de una hegemonía que excluye a Macri
Las agendas del Presidente y Cristina Fernández tienen coincidencias tácticas; “festejan los corruptos”, dijo Silvia Lospennato cuando fracasó “ficha limpia”
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Los proyectos discutidos esta semana en la Cámara de Diputados acaban de exponer una convicción que no todos los libertarios parecían dispuestos a admitir con tanta anticipación: pese a las coincidencias ideológicas o a algún gesto de acercamiento que pueda tener con Macri, Milei apunta a obtener en 2025 una hegemonía legislativa alejada de los condicionamientos de su aliado del balotaje. El líder de Pro lo tiene asimilado. “No es confiable”, lo oyeron en estos días objetarle al Presidente, de quien ahora le molestan hasta los mensajes de buena voluntad que le manda por WhatsApp.
En la medida en que la emergencia económica se vaya superando, aparecerán seguramente más diferencias de fondo. Milei tiene una agenda disruptiva e incompatible casi con toda la oposición. Podría decirse que ya no le queda, si la tuvo alguna vez, una sola coincidencia con la Coalición Cívica. Ni siquiera dentro de ese universo en que tampoco él tiene condicionamientos, como el de las apuestas deportivas, y donde se impuso el miércoles un proyecto redactado por Mónica Frade y Maximiliano Ferraro para restringir la publicidad. Ni en eso. “Es una responsabilidad de las familias más que del Estado, que no debe meterse en decisiones personales del individuo”, argumentó Lilia Lemoine, que comparó esa lógica con la que el Gobierno utiliza para la ideología de género en los colegios.
Será un tema electoral fuerte para 2025, cuando se trate en el Senado. Bingueros y empresas también estarán entonces en campaña, y es probable que el proyecto se tope con la resistencia de varios gobernadores. Hasta ahora, sin embargo, durante el debate de esta semana en Diputados, las sorpresas y transversalidades del caso no vinieron del Gobierno. Al contrario: hasta el martes por la noche, Carla Carrizo, de Democracia para Siempre, el espacio de Lousteau y Yacobitti, había intentado que Ferraro le incorporara al texto modificaciones. No lo consiguió y entonces no dio quorum al día siguiente. Ni ella ni sus compañeras Danya Tavela y Mariela Coletta. Y eso que las tres habían firmado el pedido para que la iniciativa se tratara en el recinto, y en el caso de Carrizo, incluso colaborado en la redacción desde la Comisión de Acción Social, de la que es vicepresidenta. ¿Alguien quiso frenarlo a último momento? Es probable. Muchos diputados miraron a los dueños de los bingos. A Daniel Angelici, por ejemplo, a quien los radicales conocen bien. “De la época de El Toboso, cuando le pagábamos la comida”, recuerdan. Ese bodegón de los 90 estaba ubicado en Corrientes entre Callao y Ayacucho, en diagonal con las oficinas de Enrique Nosiglia. Desde entonces casi todos progresaron menos El Toboso, que cerró años después.
Según publicó en este diario Delfina Celichini, Angelici se contactó con legisladores de distintas bancadas para restarle apoyo a la propuesta. “Muchos son amigos y yo soy parte del Comité Nacional de la UCR”, admitió el empresario ante la consulta de la periodista.
El Gobierno pretende volver a plantear la campaña del año próximo en relación con el pasado. Las Fuerzas del Cielo versus el Instituto Patria. Una polarización que Pro y la Coalición Cívica intentaron evitar con el proyecto que fracasó anteayer, “ficha limpia”, y que profundizó desde entonces la fractura del Gobierno con Macri. “Festejan los corruptos”, dijo Silvia Lospennato, autora del proyecto. Las sospechas de la diputada habían empezado a insinuarse en realidad la noche anterior, cuando varios de sus compañeros vieron a Karina Milei en el palco principal. ¿Había ido a impulsar un acuerdo con el peronismo para frenar la iniciativa? Lospennato le había mandado un WhatsApp al oficialista Nicolás Mayoraz preguntándole si contaba con 39 diputados para el quorum o, por la ausencia de Marcela Pagano, embarazada, apenas 38. “Treinta y ocho”, le contestó el libertario. Al día siguiente bajaron al recinto sólo 30.
Fue la fractura más fuerte entre ambas fuerzas desde el balotaje. Milei le contestó después a Lospennato que impulsaría un proyecto de ficha limpia propio, pero la confianza ya no es la misma. Parece más que evidente que, antagónicas de fondo, las agendas de Milei y Cristina Kirchner tienen por momentos coincidencias tácticas. Un triunfo frente a ella en la provincia de Buenos Aires tendría un inequívoco valor simbólico para un gobierno que, por ahora, dice estar más desvelado porque los números generales le permitan lograr una mayoría nacional e impulsar reformas. Si es posible, en soledad.
Pero tampoco está confirmada la candidatura de la expresidenta. Lo evidente es que está lejos del retiro. Esta semana, por ejemplo, se sacó una foto con Pablo Yedlin que el diputado publicó en Twitter. “Estamos trabajando en propuestas sobre cómo bajar el precio de los medicamentos en la Argentina. Hoy junto a Cristina Kirchner”, escribió el tucumano, de inmejorable relación con los laboratorios nacionales. ¿Una idea póstuma de gobierno? En el peronismo recomiendan olvidarse de la propuesta y el sector, y prestarle atención solo a lo que la imagen significa. “Lo importante no es el Black Friday de Hugo Sigman, sino que ella esté pensando en Tucumán: quiere mostrarse en la vereda de enfrente del oficialista Jaldo”, dijo un legislador.
Milei y Cristina Kirchner coinciden también en la pretensión de prescindir de las primarias. Ella estuvo hace unos días con Massa y hablaron del tema. Están de acuerdo. El líder del Frente Renovador tiene además un proyecto para eliminarlas en la provincia de Buenos Aires. La posibilidad de ir a elecciones sin ese paso intermedio perjudica sin dudas a Pro porque le quita la posibilidad de mostrarle algo de fortaleza al Gobierno antes de la contienda general, para después negociar eventualmente lugares en las listas. Sin primarias, para el electorado todo se juega el día de la elección y es probable que el voto macrista vaya a lo seguro. Milei y Santiago Caputo están dispuestos a jugar fuerte para entonces. Lo necesitan no solo como proyecto político, sino para lo que llaman reformas de segunda generación: iniciativas sin las cuales la Argentina difícilmente pueda ser competitiva.
Es lo que se discutió esta semana en la Unión Industrial Argentina (UIA). Por eso el resultado electoral condiciona también el programa económico. Ni Milei ni el ministro de Economía fueron a la conferencia de la UIA, pero coinciden con los empresarios en la necesidad de una reforma tributaria. El Gobierno quiere que sea su leitmotiv de campaña 2025 y es probable que la anuncie en la apertura de sesiones ordinarias.
Será el meollo del debate económico: cómo ganar productividad. Aparecerán seguramente más empresarios que se atrevan a plantear en público sus dificultades por una cuestión de necesidad: sin inflación, un punto porcentual más o menos de impuestos o aranceles es mucho más gravitante que cuando, por ejemplo, los márgenes se podían recuperar subiendo precios que nadie registraba. Vendrán reclamos más frecuentes, probablemente también a gobernadores, intendentes y a los propios sindicatos.
Una economía no inflacionaria debería obligar solo a ser mejor que el competidor. Es lo que Milei les decía en la campaña a los empresarios. Pero la Argentina está apenas saliendo de una etapa en la que elegir un buen o mal interlocutor oficial equivalía a prosperar o cerrar. Y hay actos reflejo que llevará años desterrar. “Hola, soy Francisco Caputo, hermano de Santiago”, escuchó el dueño de un grupo nacional hace tres semanas. Lo invitaban a la inauguración de la Fundación El Faro: 25.000 dólares la mesa. “No me quise pelear”, afirmó. Varios se zambulleron sin dudar. José Luis Manzano, por ejemplo, que además estuvo hace dos semanas en la Casa Rosada. La democracia corporativa es una tentación irresistible hasta para los liberales.