Migrar a los pueblos, una solución de desarrollo sostenible
Es un nuevo Día Internacional del Migrante y quizá, siendo optimistas, se haya abierto un nuevo entendimiento sobre la migración, a partir de un factor externo: la pandemia. Hoy, las grandes ciudades de todo el mundo, que antes atraían habitantes, comienzan a expulsarlos. Y a su vez, los pueblos, que venían despoblándose, comienzan a ser atractivos.
Mundialmente, el 70% de la migración es por causas económicas, y mayormente fue registrada desde el campo a la ciudad en las últimas décadas. En ese tiempo nos hicieron creer que debíamos fomentar el crecimiento sin fin de las ciudades porque eran el futuro de la humanidad. Sin embargo, a pesar de todas las inversiones para hacerlas “habitables”, los espacios públicos de las grandes ciudades siguen siendo caóticos y peligrosos. Tienen alta concentración de pobreza, consumen el 80% de la energía mundial, generan el 70% de los residuos y emiten el 60% de los gases de efecto invernadero.
En Argentina, que lidera la desproporción poblacional en Latinoamérica, ha implicado un enorme crecimiento descontrolado del AMBA, y de otras ciudades en donde se registran los mismos síntomas limitantes del desarrollo integral de los migrantes.
Resulta paradójico, que los pueblos rurales en Argentina hayan vivido un éxodo constante en las últimas décadas. Especialmente en un país que es mayormente agroindustrial y con una vasta riqueza en recursos naturales a lo largo y ancho de su territorio.
Hoy la llegada de la pandemia nos invita a repensar el desarrollo territorial del país desde otra perspectiva: los pueblos vuelven a ser atractivos y su desarrollo va mucho más allá de las posibilidades del agro. Hoy, la tecnología permite trabajar desde cualquier lugar del mundo, siempre y cuando se cuente con una conexión a Internet estable, que a esta altura resulta un servicio público vital para cualquier comunidad. Gracias a las posibilidades que da la tecnología, hoy se puede evitar el traslado a las grandes ciudades para hacer trámites, pagar servicios o acceder a productos no provistos en pequeñas localidades.
Los pueblos vuelven a ser atractivos y su desarrollo va mucho más allá de las posibilidades del agro
La migración inversa, de las ciudades a los pueblos, representa hoy una posibilidad de desarrollo territorial, sostenible y armónico que debe estar acompañada de políticas públicas y también de un consenso que incluya al sector privado.
Hay interesantes ejemplos de empresas que han tomado la iniciativa de apalancar el desarrollo de pequeñas localidades y de sus empleados, como es el caso de Zoho, una compañía internacional de tecnología. Hace ya unos años, comenzó su proyecto Aldeas de trabajo, en el estado de Tamil Nadu, en India, con el que busca demostrar que el talento mundial puede trabajar fuera de las grandes ciudades, gracias al uso de la tecnología. A partir de esta propuesta, la organización tiene 200 ingenieros distribuidos en 10 pueblos rurales de la India, mejorando la calidad de vida de sus empleados y contribuyendo al desarrollo económico y social de esas pequeñas localidades. Fue su fundador y CEO, el multimillonario Sridhar Vembu, el que tomó la iniciativa. Después de años de añorar la vida rural, decidió migrar de Sillicon Valley a un pequeño pueblo en la India, y desde allí dirigir su compañía con más de 9000 empleados en todo el mundo.
En resumen, la creencia de que un futuro mejor está en las ciudades fomenta una tendencia migratoria insostenible. Perpetuar este mito ha degradado la vida de muchas familias migrantes, muchas de las cuales han arriesgado sus vidas y han perdido a miembros de su familia en busca de un futuro mejor, uno que pocos encuentran en ecosistemas urbanos desbordados. La pandemia se está llevando estos mitos, es importante ahora que las políticas públicas nacionales e internacionales le den forma a una nueva tendencia, a un nuevo paradigma que de la mano de la tecnología aproveche el potencial de los pueblos, fomente el equilibrio de la humanidad y su vuelta a la naturaleza, e impulse migraciones sostenibles.
Fundadora y directora de la Fundación ES VICIS y del programa de arraigo y repoblación sostenible Bienvenidos a mi Pueblo