Meritocracia para los docentes
La meritocracia es un sistema basado en el mérito. Las posiciones alcanzadas por cada individuo son conquistadas sobre la base del merecimiento, en virtud del talento, la educación, la competencia y el esfuerzo. Es erróneo afirmar que la meritocracia va contra los fines de la democracia. No existe mejor incentivo para una eficiente y eficaz gestión de los docentes que el reconocimiento a las competencias y los esfuerzos.
La aplicación de criterios meritocráticos debería formar parte de una estrategia para la mejora de la calidad educativa y de los docentes. Si consideramos que el futuro de la Argentina depende de la educación y estamos convencidos de que desarrollando el capital humano por medio de una educación de excelencia para todos conseguiremos una Argentina desarrollada y rica, no podemos dejar que la formación de los argentinos quede en manos erróneas. Tenemos que lograr que los mejores quieran ser docentes, tenemos que introducir la meritocracia en la carrera docente. Si por ser mejores docentes se reciben determinados reconocimientos, más docentes querrán superarse y eso generará una mejor educación para nuestros chicos.
Hoy, el sistema educativo argentino no genera igualdad de oportunidades ni para los alumnos ni para los docentes, que se ven en un sistema en el que el mérito, el esfuerzo y una mejor capacitación no se reflejan en reconocimientos, sino que pasan a ser una anécdota. Este sistema educativo genera altos grados de injusticia social. Hay una educación para quienes la pueden pagar y otra educación (la pública) para quienes no tienen otra opción.
Este sistema, además de ser injusto, genera una gran pérdida para la sociedad argentina, ya que muchos talentos quedan excluidos y nunca sabremos en lo que se podrían haber convertido de haber tenido la oportunidad. Necesitamos una Argentina en la que todos los argentinos compitan y en la que los mejores tengan el reconocimiento que se merecen, tanto alumnos como docentes. Así tendremos una verdadera meritocracia que generará un gran capital humano, con el que podremos transformar a la Argentina en un país desarrollado, rico y socialmente justo.
Por eso, es fundamental introducir un sistema de premios y recompensas en la carrera docente. Hoy el sistema no hace otra cosa que igualar y achatar desincentivando el mérito y el esfuerzo. No hay peor sistema de gestión en recursos humanos que igualar para abajo.
Introducir la meritocracia en la carrera docente debe ser la meta. Debemos modificar los estatutos docentes para incluir la búsqueda de la excelencia. Es inaceptable que el sistema educativo no marque diferencias entre los docentes excelentes y aquellos que no lo son. Si coincidimos en que la educación y el capital humano son la clave para la transformación de la Argentina, debemos hacer que la gente con mayor capacitación quiera ingresar a la carrera docente. También generaría un importante impacto a nivel económico y social, influyendo directamente en la productividad de los futuros trabajadores y en la inserción laboral. Docentes más calificados generarán profesionales más capacitados para crear valor y riqueza para el país.
La meritocracia correctamente aplicada en la carrera docente atraerá a los mejores candidatos. Es el mejor punto de partida para ser justos con los docentes, favoreciendo la educación en general y la transformación de la Argentina en un país desarrollado.
Abogado especialista en educación y autor de El poder de la educación