Mejor solo que acompañado
Un estudio reciente muestra la preferencia de los adolescentes por la comunicación virtual a la presencial. Síntomas depresivos y de ansiedad; hiperactividad, impulsividad y problemas de conducta son motivo de preocupación
- 4 minutos de lectura'
Era sábado. Rocío hacía exactamente cuatro horas que estaba sin moverse, recostada, mirando un rectángulo que sostenía sobre su cabeza. El tiempo se pasaba volando con el Smartphone. Se tomó un par de fotos, las subió a las redes sociales. Aparecieron en su pantalla cientos de corazones rojos. Sonrió. Sus amigas la invitaron a bailar. Pero las imágenes coloridas la hipnotizaban y los “likes” la reconfortaban. Se quedó en su casa, sintiendo una enorme satisfacción.
Hay un dicho popular que dice: “Mejor solo, que mal acompañado”. Para las generaciones futuras, la frase podría llegar a ser: “mejor solo, que acompañado”. Los hábitos de conducta van en esa dirección. Según un estudio histórico publicado en The Lancet, el deseo de comunicarse de manera virtual entre los adolescentes, viene en aumento, en detrimento de la presencialidad. “El Informe de salud mental infantil de 2019: redes sociales, juegos y salud mental, publicado por el Child Mind Institute, EE. UU., resume evidencia sobre el uso de las redes sociales y la salud en los adolescentes, quienes prefieren comunicarse digitalmente que en persona. En 2012, el 49 % de los adolescentes calificó la presencialidad como su forma favorita de comunicarse con amigos, en comparación con solo el 32 % en 2018. https://www.thelancet.com/journals/lanchi/article/PIIS2352-4642(19)30354-2/fulltext
Luego, el confinamiento los obligó al uso de la comunicación virtual.
Los hábitos de conducta se han modificado a partir de la incorporación de los Smartphones en la vida diaria. Aún no están del todo claras las probables consecuencias a largo plazo –en la distracción, dispersión, atención o memoria-, causadas por la simultaneidad y cantidad de estímulos recibidos, lo que se observa es que el uso de redes sociales se consolida.
Mientras que en Instagram y Tiktok predomina la percepción visual y auditiva y la exhibición, en Twitter se puede ejercitar en mayor medida la lectura, la escritura, el pensamiento y la reflexión. (Aunque los más jóvenes tienen preferencia por TikTok.).
Hay publicaciones que sugieren que “el formato de video corto de TikTok se ha relacionado con una disminución en la capacidad de atención: aquellos que usan la aplicación durante más de 90 minutos pueden reducir la capacidad de atención con el tiempo.” https://www.sciencetimes.com/articles/34138/20211025/tiktok-bad-brain-constant-social-media-streaming-narrows-collective-attention.htm https://www.nature.com/articles/s41467-019-09311-w
Por lo general, cuando se busca repetir una conducta es porque genera placer. El usuario frecuente de la red social obtiene una gratificación extra allí dentro. Cada “me gusta” que se recibe no es más ni menos que una manifestación de agrado, refuerza la idea de aceptación, alimentando la autoestima y actuando como un incentivo para volver a subir más contenido. El tiempo a solas hoy puede brindar la ilusión de estar acompañado y hasta, en ocasiones, cuando predomina la actividad de exhibición y recepción de notificaciones positivas, surgen emociones similares a las que se transitan durante la seducción.
Antes de la llegada de las redes sociales, las manifestaciones de agrado se recibían en persona, o a través de un llamado telefónico, o de un e-mail. Era imposible, excepto para el artista frente al escenario, que cien personas, en unos segundos, manifestaran agrado con un movimiento o clic. La red social lo hizo posible.
Pero todo tiene sus costos. Es preocupante la aparición de problemas de memoria y atención, que intervienen en la capacidad de aprendizaje. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32790667/;https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/28602529/
De hecho, varios estudios han encontrado que un uso más frecuente de los teléfonos móviles entre esta población predice una mayor incidencia de síntomas depresivos y de ansiedad, así como una hiperactividad, impulsividad y problemas de conducta (Lissak, Babic et al., Zinc et al., Girela-Serrano et al.). “Actualmente, se recomienda a los adolescentes no pasar más de 2 horas al día ante la pantalla del móvil. Pero a pesar de estas directrices, la gran mayoría (70-80%) se estima que le dedican unas 4 horas diarias”, indica el Instituto de Salud Global de Barcelona. https://www.isglobal.org/healthisglobal/-/custom-blog-portlet/el-impacto-de-la-exposicion-a-la-pantalla-del-movil-en-la-salud-cognitiva-de-los-adolescentes/8000927/14701
Hubo una época en la cual la búsqueda de compañía se perseguía en forma consciente. Ahora, estar acompañado, comienza a ser reemplazado por esa nueva “compañía virtual”. Quizás aún no sea demasiado tarde para revertir esta tendencia entre los adolescentes.