Frente al coronavirus, medidas políticas, no científicas
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Es sorprendente que en pleno siglo XXI las creencias compartidas y consensuadas por figuras mediáticas o políticas de algunos países prevalezcan por sobre la evidencia y conocimientos científicos, generando medidas anticientíficas. La Argentina ha servido de ejemplo mundial para demostrar que el aumento o descenso de casos no respondía a la presencia o ausencia de los confinamientos, sin embargo, aislar a personas sanas es un recurso que algunos países han seguido utilizando.
Un reciente informe del BID señala que los confinamientos prolongados tuvieron más efectos secundarios adversos que beneficios y concluye que las cuarentenas prolongadas deben ser desechadas como instrumentos de prevención de contagios.
Con los lockdowns, los pacientes que padecen las enfermedades más prevalentes que producen la mayor morbimortalidad han reducido la frecuencia de sus consultas médicas. Según el registro de Stent Save a Life! Argentina, desde los inicios de la pandemia hasta septiembre se había duplicado la mortalidad por infartos y la tasa continuaba alta. Por otro lado, se han incrementado las consultas por trastornos del estado de ánimo.
Un estudio publicado por The Lancet, que recopila datos de los 50 países con mayor cantidad de casos, sostiene que el aumento de la mortalidad por millón se asoció significativamente con una mayor prevalencia de obesidad y el producto interno bruto (PBI) per cápita. El artículo enfatiza que “hasta donde sabemos, ningún artículo publicado ha utilizado un análisis a nivel de país, agrupando datos en varios países, para informar el impacto de las intervenciones de salud de la población, los factores socioeconómicos específicos del país y la capacidad de atención médica en los casos generales de COVID-19 (recuperados o críticos) y mortalidad asociada.”
Un estudio publicado por The Lancet, que recopila datos de los 50 países con mayor cantidad de casos, sostiene que el aumento de la mortalidad por millón se asoció significativamente con una mayor prevalencia de obesidad y el producto interno bruto
No solo los pacientes con enfermedades crónicas se han visto afectados por las drásticas medidas, sino también los niños y adolescentes. La eliminación de la escolaridad presencial -cuando se carecía de bases científicas para suprimirla- ha sido una medida que solo expresaba una especulación infectológica, que perdía consenso cuando se realizaba un análisis multidisciplinario.
Según un informe de la Academia Nacional de Medicina del 4 de febrero “es imprescindible el inmediato retorno a la presencialidad en las aulas, considerando que los riesgos de dañar a niños y adolescentes con la sola educación a distancia, o lo que es peor la ausencia de educación, superan los riesgos de enfermar por Covid-19 para ellos y para el personal docente, y que a su vez este riesgo puede ser mitigado con un estricto cumplimiento de protocolos conocidos en su instrumentación y resultados.” La Academia Nacional de Medicina es para la gran mayoría de los médicos la institución rectora de la profesión, madre de las sociedades académicas y científicas de la medicina. Cuando aparecen sus definiciones son referencia ineludible. La lectura más profunda de este documento, confirma, en base a observaciones y análisis de expertos, que la eliminación de la escolaridad presencial ha producido mayor daño que la especulación sobre la posibilidad del aumento de contagios con las escuelas abiertas, -coincidente con los análisis provenientes de espacios multidisciplinarios que se difundieron durante todo el año. Estudios de la escolarización luego de la catástrofe de Katrina, el informe de Unicef, un trabajo de investigación realizado en Wisconsin presentados en el documento de la Academia Nacional de Medicina, coinciden en señalar los efectos negativos del cierre de las escuelas.
Una medida debería ser adoptada cuando muestra su utilidad para el problema que intenta mitigar. Si bien es clave la infectología para el diagnóstico, prevención y tratamiento de un paciente, para estudiar lo que ocurre en una población, no es suficiente esta especialidad. La toma de decisiones sanitarias y el estudio de fenómenos poblacionales requiere de un equipo multidisciplinario, que trabaje con la mayor evidencia científica posible, valorando los conocimientos científicos adquiridos antes del inicio de la Pandemia y evitando la improvisación. La necesidad de crear un área de conocimiento multidisciplinario para el análisis y seguimiento de epidemias es crucial para seleccionar estrategias efectivas.
La provincia de Formosa es un claro ejemplo, en el cual un grupo asume el control creyendo que se hace cargo de proteger la salud de la población mientras arrasa con Derechos Humanos e Individuales, improvisando medidas sin el suficiente conocimiento, a través de decisiones que carecen de respaldo científico, (similares al tratamiento que se le daba a las epidemias del medioevo).
Toda situación que las sociedades democráticas no prevén, debaten ni organizan son vacíos que pueden derivar en liderazgos autocráticos. Debe haber límites en nombre de cuidar la salud y esos límites se basan en el conocimiento científico y el respeto por los derechos humanos.
En nombre de preservar la salud, se ha deteriorado la economía, la educación, la atención médica de las enfermedades más prevalentes, vulnerando los derechos humanos. Encerrar a sanos, cerrar escuelas, tratar a todos como enfermos o contagiosos se basa en una creencia fruto de una enseñanza global consensuada a nivel político y mediático, pero carente de consenso científico.
Soledad Ini es Licenciada en Psicología, productora y analista de investigación
Néstor Pérez Baliño fue secretario de Salud de la Nación
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