Matrix en Martín Coronado, lo que no sucedió
Se puede hacer una lectura que implique la responsabilidad de cada sujeto
Un adolescente de 15 años que concurría al Instituto Martín Coronado, con un asistente terapéutico, llevó el pasado viernes una carta de despedida a su familia, una pistola 9 mm y 60 municiones. En diálogo con sus compañeros, les advirtió : "Ninguno de ustedes es Matrix. Ninguno de ustedes puede esquivar las balas". Esa frase alertó a los chicos, permitió reducir al menor y evitar una tragedia.
Matrix es una trilogía de películas de ciencia ficción escritas y dirigidas por los hermanos Wachowski donde la realidad es un mundo virtual; la trama argumentativa es la salvación mesiánica de lo humano dominado por la tecnología, Neo es el elegido y Morfeo es quien formula la famosa frase que ha tomado el pensador contemporáneo Slavoj Zizek: "Bienvenido al desierto de lo real".
El episodio de Martín Coronado muestra algo de esto, deja entrever el desierto de lo real, lo que no sucedió pero podría haber pasado. Afortunadamente, no se puso a prueba si sus compañeros pueden esquivar las balas como Matrix, y ellos mismos pudieron advertir el problema y dar el alerta para evitar la masacre. Este hecho demuestra que las prevenciones, códigos de convivencias, protocolos, leyes, cámaras de vigilancia y asistentes terapéuticos pueden ayudar a prevenir episodios así.
Deja entrever el desierto de lo real, lo que no sucedió pero podría haber pasado
Sin embargo, ni en Carmen de Patagones, ni en Columbine, ni en Virginia Tech, todos estos dispositivos fueron eficaces. Estaban las señales, sin embargo nadie vio nada. Sus compañeros pudieron dilucidar el peligro que los adultos cercanos al menor no vieron, es muy interesante.
Cuesta anticipar cómo se va a remontar esta situación, cómo reinsertar al joven, cómo se va a inscribir este episodio en la historia de la escuela, que no sucedió, pero deja una marca por lo que podría haber sucedido.
La violencia en las escuelas se instalado en el trasfondo del sistema educativo. Semana a semana nos encontramos con hechos de este orden. A este nuevo síntoma social se lo intenta recortar bajo el termino bullying, introducido por el psicólogo noruego Dan Olweus en el año 1982 a partir de tres suicidios de adolescentes. Reducir la violencia escolar al bullying es tomar este fenómeno desde la perspectiva de víctima y victimario, que no permite responsabilizar ni implicar a los actores de estos episodios. Más aun, en el video de Cho Seung- Hui, autor de la masacre de Virginia Tech en 2007, y en el video de Wellington Menezes de Oliveira, autor de la matanza en Rio de Janeiro en 2010, ambos se declaran víctimas del bullying.
Desde la perspectiva de tomar la violencia escolar como síntoma, se puede hacer una lectura que implique la responsabilidad de cada sujeto, pues tomar a un individuo como victimario es patologizarlo y tomarlo como víctima lo releva de su responsabilidad.
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