Mate
"Si no acomodan el precio, vamos a autorizar que importen yerba para que la gente tome mate como corresponde."
(De la presidenta Cristina Kirchner.)
El petróleo ya está. Ahora falta asegurar la independencia del mate. Para asegurar el pleno ejercicio de la soberanía en un tema que toca tan de cerca a nuestras raíces, el Gobierno no dudará en adoptar las medidas para destrabar el proceso, desde la venta a precios mínimos en el Mercado Central de calabazas convenientemente ahuecadas y curadas hasta la regulación del siempre hostil mercado de bombillas, regido por intereses espurios que buscan desencadenar emociones destituyentes en los usuarios que las encuentran indefectiblemente bloqueadas y tapadas.
¡Y el agua hirviendo, señores, el agua hirviendo! Los medios monopólicos, que tanto baten el parche con que no se hace nada para instruir al soberano, ¿por qué en el tema de la temperatura del agua para mate no empiezan mejor por casa? Se llenan la boca dando consejos sobre temas que no hacen al fondo de la cuestión, pero ¿alguien ha visto una campaña educativa para evitar que por ignorancia o por desidia se recaliente el agua de la pava y se malogre el mate? Muy bien: ahora el Gobierno sujetará la pava con sus propias manos.
El mate hay que tomarlo como corresponde, ni tibio ni lavado. Pero hay algo esencial: no se puede tomar mate sin yerba. Ya se le ha puesto coto a la codicia de los megaempresarios petroleros que pretendían que nuestros autos anduvieran sin nafta. Ahora le toca al productor de yerba, ¿y no es acaso más criolla la yerba, fruto de nuestros verdes prados, que el oscuro petróleo? Fueron nuestros indios y gauchos los descubridores del mate. En cambio, el primer pozo de petróleo lo explotó en 1859 un hombre del Imperio, el señor Edwin Drake. ¡Oh coincidencia, Drake, mismo apellido que el pirata Francis.
Cierto: sería contradictorio que el petróleo fuera celeste y blanco y la yerba importada. Eso no ocurrirá: fue sólo una bravata en el camino hacia la meta del mate para todos. Además de la Argentina, sólo Paraguay y Brasil producen yerba, y no les alcanza para exportarla. Aquí crece por todas partes. Abunda. Es nuestra. Ahora sólo es cuestión de disciplinarla.
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