Massa o Milei: gane quien gane, “que no se la crea”
El mensaje para Massa y Milei, gane quien gane, es que son muchos los argentinos que no les dan crédito y mucho menos un cheque en blanco, y esto quiere decir que aquel que resulte triunfador deberá rendir cuentas frente a un porcentaje de electores muy alto que no confió la presidencia a ninguno de ellos.
¿Cómo llegamos a esta conclusión? Muy sencillo: el domingo la Argentina tendrá un nuevo presidente, exista mucho o poco voto en blanco o abstención electoral. Mucho se ha hablado estas semanas sobre el efecto del voto en blanco o la ausencia de ir a votar, y es cierto que en una segunda vuelta el voto en blanco no se contabiliza y el voto ausente tampoco, y también que el efecto indirecto de votar en blanco o no acudir a las urnas significa darle ventaja al candidato que ya parte con un mayor apoyo, en este caso el candidato oficialista (esto es, si nada cambia respecto al 22 de octubre, ganaría Massa).
En medio de la incertidumbre y las especulaciones de adónde irán los votos que antes no fueron ni a Massa ni a Milei, algo sí es claro y concreto: muchos ciudadanos no eligieron ni a uno ni a otro, y no quieren que ninguno de ellos sea el próximo presidente. Esos ciudadanos serán gobernados por Massa o Milei, pero se sentirán representados por una u otras fuerzas opositoras.
Otro punto a destacar es que el apoyo de un excandidato a un actual candidato no quiere decir que el electorado del excandidato se alinee mecánicamente con el actual candidato. Vale decir, que Patricia Bullrich haya manifestado su apoyo a Milei no quiere decir que todos los votantes de Bullrich apoyen al libertario (aunque el votante de Bullrich, que representó el 16,98% en las PASO, es el que más nítidamente siempre simpatizó con Milei, al margen de haber votado por su candidata). El mismo razonamiento se aplica para cualquier ex candidato o exprecandidato, su apoyo explícito o tácito para un actual candidato no garantiza el apoyo de su electorado en un mismo sentido.
Veamos ahora los números: en las PASO del 16 de agosto, Horacio Rodríguez Larreta de Juntos por el Cambio obtuvo 11,30% de los votos, y en las elecciones generales del 22 de octubre (ya Rodríguez Larreta no competía porque perdió la interna contra Bullrich) Juan Schiaretti de Hacemos por Nuestro País obtuvo 6,78% y Miriam Bregman obtuvo 2,70%. Al mismo tiempo, el voto en blanco más la abstención electoral alcanzó en las elecciones generales al 23% de la población. Si sumamos el voto que fue a Rodríguez Larreta (que formalmente no eligió ni a Massa y ni a Milei), el voto de Schiaretti (que formalmente no eligió ni a Massa ni Milei), el de Bregman (que formalmente no eligió a ni Massa ni a Milei) y el voto en blanco y ausente en la elección general, la cuenta total nos da 43,78%.
El voto puro de Bullrich, de 16,98%, aspira a captarlo Milei y tiene muchas chances de atraerlo porque formalmente Bullrich apoya a Milei. Por todo esto podemos inferir que el 43,78% de los electores argentinos no quieren ni a Massa ni a Milei presidente. Más allá de que Milei y Massa ansían captar todo lo posible ese electorado, esa cifra es una clara advertencia para ambos: el 43,78% no se siente representado ni por uno ni por el otro.
Es claro que si gana Massa tendrá como opositores a los votantes puros de Milei, o que si gana Milei tendrá como opositores a los votantes puros de Massa, pero tal vez no queda tan claro que, gane quien gane, tendrá de base un 43,78% de electorado que pretende rendición de cuentas, porque son opositores a ambos proyectos o modos de hacer política.
Por tal motivo, gane quien gane el domingo, sería importante “que no se la crea”. Una gran cantidad de argentinos está atravesando una difícil situación y soportando hasta lo inimaginable, y hay poco resto para que un nuevo presidente haga lo que le plazca y no gobierne para el bienestar general de ciudadanos abatidos, disgustados y hartos de padecer.
Profesora y Politóloga de la UBA