Massa espera una proeza en el conurbano
Sergio Massa precisa que los intendentes del conurbano repitan un resultado similar al de las elecciones de 2019 en las que Alberto Fernández obtuvo una ventaja definitiva sobre Mauricio Macri con los dos millones de votos aportados por esa región. Allí y en el NOA es donde aspira a recolectar los necesarios para imponerse a Javier Milei en segunda vuelta. Es decir, acercarse a los 12 millones que obtuvo Fernández para ser electo presidente. A Massa le faltaron cerca de 500 mil para llegar a los diez millones en primera vuelta.
Lo que les está pidiendo a los intendentes tiene connotaciones de proeza. Comparado con 2019, el 22 de octubre pasado la mayoría disminuyó el caudal de votos entre diez y quince puntos. Quienes lograron una victoria con cierta holgura, tuvieron que apelar, como en las PASO, al corte de boleta. Es decir, sin promover el voto a Massa. Un escenario al que debe sumarse que si bien el nivel de participación mejoró casi nueve puntos entre las PASO (69%) y la primera vuelta (77,6%), sigue siendo inferior en casi dos millones de electores a la de cuatro años atrás (81,3%).
Massa obtuvo casi 1,3 millones de votos entre quienes concurrieron a las elecciones generales pero no se expidieron en las PASO. Casi el 40 por ciento de esos electores optaron por él. El dato es relevante porque la forma más fácil que tienen los intendentes de cumplir con esa exigencia es alentar el ausentismo. A menos que tengan un incentivo que los motive a reiterar el esfuerzo de la primera vuelta en la que ya se garantizaron retener el gobierno en los municipios.
Según la consultora Politikón Chaco, los fondos enviados por el Ministerio de Economía a las provincias por fuera de la coparticipación desde las PASO tuvo un alza real del 45, 5 % por ciento interanual. La más beneficiada fue la de Buenos Aires (47,4 %). Massa se había comprometido con el FMI a reducir esos giros. Probablemente la apatía que trasluce a maquinaria electoral del peronismo en el conurbano aguarde a saber si habrá insumos suficientes de ese tipo que justifiquen echarla a andar. Sobre todo, por el comportamiento en las elecciones de los presuntos aliados incondicionales de Massa, especialmente en la Primera Sección Electoral, su terruño. En San Fernando, Juan Andreotti fue reelegido con el 57,24 por ciento de los votos. Massa (43,68 %) obtuvo diez mil votos menos. En 2019, Andreotti logró 63 puntos. Para repetirlos y auxiliar a Massa, precisa mejorar cinco respecto a la primera vuelta. Pero también lograr que el candidato a presidente supere una brecha de 20 puntos. Unos veinte mil votos.
Ariel Sujarchuk (52.22 %) quedó en Escobar muy por encima de Massa (42,65 %) pero lejos del 2019 (64,66%). Para remediarlo, debería acercarle 30 mil votos. Tal vez tendría interés en intentarlo si fuese él y no Malena Galmarini quien designe al rector de la Universidad Nacional del Delta. A esa conjetura se atribuye el corte de boleta con el que sancionó a Massa. Más llamativo fue el caso de Mercedes. Juan Ustarroz (52,78%) debería sumarle 20 puntos a Massa (34,91 %) para compensar la diferencia entre ambos y el resultado del 2019 (57,23%). Ustarroz es medio hermano de Wado de Pedro. El ministro del Interior sigue siendo el jefe de campaña de Massa. Merlo invierte la carga de esa prueba. Gustavo Menéndez (43,21 %) tuvo peor desempeño que Massa (52.37 %), quizás por el exintendente Raúl Othacehé (9,88 %) que compitió con su sucesor en el plano local. Othacehé es un viejo amigo de Massa. Menéndez es un aliado reciente de Martín Insaurralde. En Lomas de Zamora no hubo corte de boleta. Pero para alcanzar el resultado de 2019, Federico Otermín precisaría 43 mil votos nuevos. Parece difícil con el clima aparentemente enrarecido en el municipio por el reparto del poder entre el intendente electo y el actual jefe de Gabinete, Martín Choren.
La caída libre de Martín Insaurralde habría precipitado el conflicto donde el temor a la derrota de Massa juega un rol esencial. Podría derivar en que Axel Kicillof aproveche para reorganizar su gabinete y deje fuera de él a los intendentes. O en que La Cámpora analice anexar a Lomas de Zamora como el municipio número 13 bajo su égida. Daniela Vilar es la dirigente más importante de esa organización en la Tercera Sección. La esposa de Otermín y ministra de Medio Ambiente bonaerense fue la responsable de la campaña en Lomas de Zamora luego del traspié de Insaurralde. Esa especulación supondría la ruptura de la sociedad que Máximo Kirchner tiene con el exjefe de Gabinete para controlar el PJ bonaerense. Si se concretara, Insaurralde no tendría cómo sostener el liderazgo de una docena de intendentes de la que sobresalen Menéndez y Mariano Cascallares. Sindicado en algunas versiones como el sucesor de Insaurralde, al de Almirante Brown se lo suele aludir con sorna como el próximo encargado de echar claridad sobre esas sombras de la política pero sin la intervención monopólica de Servilum. La sociedad anónima que mantiene el alumbrado público en Lomas de Zamora, Almirante Brown y San Vicente y cuya propiedad se atribuye a Insaurralde.
Fabián “Conu” Rodríguez es, por ahora, la preocupación que concentra el foco del oficialismo. Sumamente allegado a Cristina, el subdirector de la AFIP y expresidente de Télam es sindicado por el fiscal federal Gerardo Pollicita como uno de los responsables de la red dedicada a espiar a la Corte, jueces, dirigentes y periodistas con el financiamiento del gobierno bonaerense. Hasta el año pasado, Axel Kicillof confió a Rodríguez administrar los fondos correspondientes a la publicidad oficial.
Quizás por eso se haya abstenido de recurrir al argumento que utilizó con Insaurralde: asegurar que no sabía nada. Las consecuencias de esta investigación serían imprevisibles en la provincia de Buenos Aires si, como asegura un rumor judicial, durante el gobierno de Kicillof se ajustó y sofisticó un aparato de inteligencia paralelo montado en la administración de Daniel Scioli. Una hipótesis que podría inquietar a Ricardo Casal, su exministro de Seguridad. Pero también a su exasesor general de Gobierno, Gustavo Ferrari, sobre todo por la supuesta continuidad en el tiempo de esa actividad ilegal en el gobierno de María Eugenia Vidal, donde Ferrari fue ministro de Justicia. Ferrari se encarga de desmentir enfáticamente cada vez que puede cualquier tipo de vínculo con el espionaje. Igual que su intervención en el sobreseimiento a Scioli en la causa donde estaba acusado de negociaciones incompatibles con la función pública. Una medida confirmada por la Cámara de Garantías de La Plata con la firma, entre otros, de Juan Benavídez.
Benavídez y Alejandro Villordo son los jueces de la sala III que pusieron en libertad a Julio “Chocolate” Rigau y anularon la investigación por las 48 tarjetas de débito de la Cámara de Diputados bonaerense en su poder. Ambos se excusaron de intervenir en el nuevo pedido de nulidad presentado por la defensa de Rigau. La Libertad Avanza no atina a capitalizar el estado deliberativo del kirchnerismo. Sobre todo porque está inmerso en el suyo.
José Torello y Guillermo Ferraro no se pusieron de acuerdo para combinar esfuerzos en la fiscalización en la reunión que mantuvieron anteayer en oficinas de Núñez. Un proceso vital para garantizar el triunfo. El círculo originario de la Libertad Avanza descree que el senador nacional y el eventual ministro de Infraestructura de Javier Milei acrediten antecedentes para asumir esa responsabilidad. La participación de Eduardo Bastitta no sirvió hasta ahora para armonizar esas posiciones. Bastitta es experto en logística y socio minoritario de Marcos Galperín en Mercado Libre.
A Ferraro le endilgan el déficit en la fiscalización del 22 de octubre. Torello ausculta a ciegas en quién podría delegar esa tarea en el conurbano. La mayor concentración de votos del país y donde Milei le disputa el voto en la periferia al peronismo. Nadie desea repetir el error cometido con Luis Barrionuevo. La fiscalización del gastronómico en el NOA combinó la boleta de Milei con los candidatos de los caudillos peronistas. Un gesto que revelaría hasta dónde es De Pedro quien apadrina a Barrionuevo y no al revés. El ministro del Interior mantiene una relación fluida con los gobernadores de esa región.
Esa aprehensión a ser penetrados por el oficialismo fue parte de la dura crítica a Pablo Ansaloni. El diputado nacional a punto de fugarse estuvo en la reunión del Hotel Libertador, donde se le atribuyó el documento de cinco legisladores provinciales que se pronunciaron contra la adhesión a Milei de Mauricio Macri. La ausencia de Sebastián Pareja y Carlos Kikuchi resultaron sugestivas. Son dos de los cinco que firmaron. A otros de ellos, Gustavo Cuervo, Joaquín de la Torre le reprochó haberlo suscripto. El senador de Juntos le facilitó a Milei el Partido Renovador Federal para que constituya La Libertad Avanza. Cuervo es el apoderado del Partido Renovador Federal y fue electo diputado provincial por la Cuarta Sección. A Ansaloni le preocupa que Macri interfiera con su pretensión de incidir en el PAMI y la Anses, algo que Massa les garantizaría a los libertarios rebeldes si gana. La crisis alrededor de los dos competidores podría derivar en lo que imagina un veterano dirigente peronista: que la voluntad popular termine por prevalecer en el balotaje. Una verdadera proeza.