
Martín Sabbatella: "Hay en Kirchner una gran contradicción"
El intendente de Morón, un joven político independiente elogiado por el diario Wall Sreet Journal y que acaba de lanzar su propio partido nacional, admira la voluntad de cambio del Presidente, pero cree que se contradice con la estructura que lo sostiene
No es peronista, ni radical. Tampoco kirchnerista, ni arista. Delimita sus márgenes en el espacio de centroizquierda, y sin embargo no se alinea con Néstor Kirchner, ni con Elisa Carrió. De allí que, a los 34 años, el jefe comunal de Morón, Martín Sabbatella, se haya decidido a lanzar un partido nacional propio, el Encuentro por la Democracia y la Equidad, con el objetivo de "cambiar la cultura política y reconstruir el espacio progresista".
Hasta aquí, no parece haber mayores novedades. La renovación de la política es una bandera compartida por casi todos. Pero un primer dato llama la atención: hace un año, The Wall Street Journal le dedicó un artículo en su portada elogiando el programa anticorrupción de Morón. Y un segundo: en junio pasado, la Universidad Internacional de Florida y el gobierno de ese Estado norteamericano premiaron al municipio bonaerense por sus políticas de transparencia y participación ciudadana. Sabatella viajó a Estados Unidos para exponer sobre su experiencia local. Y lo mismo hizo en Londres, la semana pasada.
Es una de las pocas figuras nuevas, amasada al calor del "que se vayan todos", porque, en 2003, los moronenses volvieron a elegirlo con el 53 por ciento de los votos. Para la mayoría de los argentinos, sin embargo, sigue siendo un desconocido.
Sabbatella pertenece a una generación diferente.Y no sólo con respecto a la mayoría de la dirigencia, sino a los de su propio campo. Para tener una medida, digamos que tiene veinte años menos que Néstor Kirchner.
Al joven intendente, de pasado aliancista (fue frepasista), no le gustan las declaraciones volcánicas. Todo lo contrario: parece pesar previamente cada palabra que sale de su boca. Los modales académicos, los lentes pequeños y un discurso despojado de intensidad latina le dan un aire de socialdemócrata europeo. Aunque el modelo que más admira está más cerca. Es el del Frente Amplio uruguayo.
Con la idea de formar una coalición de centroizquierda que agrupe a todas las fuerzas hoy dispersas, propone una alquimia que una los principios de este espacio con la gestión.
-En los últimos años conocimos a varias figuras nuevas que prometían renovar la política, que al tiempo se cayeron. ¿Por qué cree que con usted no pasará lo mismo?
-Que la duda exista es lógico porque nos engañaron mucho. En Morón pasaba eso cuando yo asumí por primera vez. Además, es difícil resolver esto con palabras porque la confianza se construye cuando los discursos se llevan a la práctica, y cuando uno es coherente entre lo que dice y hace. En mi experiencia, fue la gestión lo que reconstruyó la confianza en el Estado. El año pasado, por ejemplo, discutíamos si la gente sabría o no cortar boleta; pero en realidad, la discusión era si tenían un motivo fuerte para hacerlo. Si ese motivo existe, entonces es posible derrotar a los aparatos. Porque es mentira que son invencibles. Conclusión: un 34 por ciento cortó boleta y un 19 colocó sólo la nuestra porque fuimos con nuestro partido local.
-El presidente Kirchner es apoyado por fuera del peronismo por dirigentes de centroizquierda, pero usted no se sumó a esa convocatoria. ¿Por qué?
-Creo que el gobierno nacional ha cambiado la agenda de los años noventa y ha recuperado el valor de la política. Hay muchos temas positivos que yo acompaño. Ahora, hay en Kirchner una profunda contradicción entre la voluntad de cambiar y la estructura que lo sostiene. Yo no me imagino la posibilidad de construir lo nuevo en la Argentina a través de la estructura del PJ o del radicalismo. Y no sólo porque no van a ayudar a construirlo, sino porque lo van a resistir mientras el poder de los partidos tradicionales se base, mayoritariamente, en la degradación: el toma y daca, el clientelismo y la prebenda. Es que lo nuevo pone en riesgo su subsistencia.
-¿El aparato del PJ lo terminará fagocitando a Kirchner?
-Mi opinión es que esas estructuras, que tienen una lógica perversa, terminan comiendo a todo aquel que se meta en ellas.
-Existe, sin embargo, una fuerte creencia en que, sin los aparatos tradicionales, es imposible gobernar.
-Yo no creo que se pueda construir con una lógica distinta dentro de lo mismo que se pretende cambiar. Con las reglas de ellos, ganan ellos. Por eso creo que la fuerza progresista tiene que ser absolutamente autónoma y con una agenda propia. Pero, a la vez, el hecho de estar afuera no nos puede impedir valorar las cosas positivas de este Gobierno.
-Hay un grupo de intendentes y dirigentes no peronistas como Aníbal Ibarra, Luis Juez y Hermes Binner, que también quieren formar un espacio de centroizquierda, pero usted tampoco termina de acordar con ellos.
-Bueno, pero es que yo creo que tenemos que formar parte del mismo espacio, también junto con Lilita Carrió. A lo que no estoy dispuesto, en todo caso, es a formar parte de un dispositivo que tenga como una de sus patas al aparato del PJ. Y la idea de la transversalidad, con la que nunca estuve de acuerdo, implica ser un satélite de esa estructura. Ahora, también creo que la relación que cada uno de nosotros tenga con el Gobierno no nos puede desunir y que tendríamos que darnos la oportunidad de construir juntos una alternativa progresista.
-Por la forma en que define la fuerza que quiere construir, parece que su diferencia con Carrió reside en que usted no se opone indiscriminadamente, ¿es así?
-No, yo no tengo ganas? (pone mucho cuidado en esta respuesta) No quiero, mejor dicho, debatir nuestras diferencias en términos públicos. Estoy apostando a que podamos trabajar juntos para poder procesar nuestras discrepancias en unidad.
-Usted se declara admirador del Frente Amplio uruguayo. Supongo que la centroizquierda habrá hecho una autocrítica y sabrá por qué los uruguayos confluyen y los argentinos se dividen. ¿Me lo puede contar?
-Primero, hay una cuestión cultural del progresismo de sentirse más cómodo en los márgenes que en la cultura de gobierno. Y después, una incapacidad de procesar las diferencias. Hay una lógica de no poder convivir con lo diverso. Por otra parte, el Frente Amplio no se planteó atajos para llegar más rápido, como pasó aquí con el Frepaso.
-¿Y cuánto de personalismo hay en esas discusiones, teniendo en cuenta que casi no tienen diferencias?
-Bueno, quizás haya sectarismo, quizá mezquindades.
-Kirchner dice que a su izquierda está solamente la pared, y usted justo aparece por ese costado. Además, tiene veinte años menos. Y para colmo, no se suma a la transversalidad. Se me ocurre que su lanzamiento no le debió de haber caído muy simpático al Presidente.
-Ah, no sé? No, no creo... Es que éste no es un tema personal, sino de proyecto.
-Muchos podrán pensar que usted habla así porque gobierna Morón, pero si quiere llegar más lejos le será imposible hacerlo sólo con convicciones y votos.
-No, no es así. Nosotros en Morón nos enfrentamos con una organización cuasi mafiosa que había tomado al Estado como botín. Había bandas violentas de todo tipo, fuerzas de choque del aparato del PJ bonaerense, clientelismo. Desmontar todo eso generó muchísimos conflictos. Pero si hay voluntad de cambio, la gente acompaña y las cosas se logran.
-A ver, hablemos un poco de Morón. ¿Cuál es la clave de su gestión?
-Le cuento un ejemplo. Cuando asumí, Morón era el paradigma de la corrupción menemista. Un municipio fuertemente sospechado de estar asociado con el delito, con los negociados y la impunidad. Entonces, lo primero era recuperar el Estado en términos de transparencia y destruir las redes delictivas. Nosotros queríamos marcar un antes y un después, y a poco de asumir nos tocó licitar la recolección de la basura, un trámite tradicionalmente asociado con el financiamiento ilegal de la política. La contratación de basura es, además, uno de los gastos más importantes del presupuesto municipal. Por estas dos cosas, convocamos a una audiencia pública en la que participaron los vecinos, con veedores nacionales e internacionales, y fueron ellos quienes elaboraron el pliego de bases y condiciones. Esto fue lo que rompió con esa idea de que podía existir un pliego armado, en algún lugar oscuro, a la medida de alguien.
Al comprar el pliego, las empresas firmaron un pacto de integridad con el Estado y, en caso de que no garantizaran la transparencia que buscábamos, aceptaban la pérdida de sus derechos a participar en la licitación y una inhibición posterior. El resultado fue un mejoramiento de la calidad del servicio y un ahorro del 35 por ciento, que en ese momento significó 17 millones de pesos. El mismo monto que anualmente se destinaba a Salud.
-¿Algún otro intendente aplicó esta experiencia en Argentina?
-No, que yo sepa.
-¿Y cómo está el tema de la seguridad en su municipio?
-Yo no uso los índices del delito, ni hablo sobre ellos, porque eso no tendría una significación particular para la persona a la que le están robando en Morón. Sufrimos la misma situación que el resto, y me parece que la seguridad es un tema que hay que abordar en conjunto y fuera de toda especulación.
-Una clave de la transparencia es el financiamiento de los partidos políticos. ¿Cómo piensa financiar el suyo?
-Durante la campaña, nosotros tuvimos un aporte voluntario de los militantes y bonos contribución, todo certificado ante escribano público, en el marco de un convenio con Poder Ciudadano. En cuanto al financiamiento de la estructura nacional, la idea es que, además, haya un aporte del diez por ciento de los salarios de los integrantes que ocupen cargos públicos.
-¿Cómo se lleva con Felipe Solá?
-Tengo una buena relación, pero muchas de las cosas que plantea chocan con el PJ bonaerense, que lo condiciona fuertemente.
-¿Y con el ministro León Arslanian?
-Comparto muchas cosas con Arslanian. Incluso, su sospecha de que los bolsones de corrupción de la Policía puedan estar asociados con los bolsones de corrupción de la política.
-El hecho de ser jefe comunal en el conurbano, ¿no le acercó pruebas más contundentes sobre esta conexión?
-Sinceramente, no.
-Cuando nadie lo ve, ¿se autocritica?
-Sí, porque soy bastante obsesivo. Suelo terminar el día con una sensación agridulce.
El perfil
Desde Morón
Martín Sabbatella nació en la provincia de Buenos Aires, en 1970. Con pasado en el Frente Grande, y luego en el Frepaso, en 1997 presidió una de las comisiones investigadoras que terminó con la destitución del entonces intendente Juan Carlos Rousselot. En 1999 fue electo, por primera vez, jefe comunal de Morón.
Proyecto nacional
Con la ruptura de la Alianza, renunció al Frepaso y armó el partido vecinal Nuevo Morón, con el que fue reelecto en 2003. El mes último lanzó su partido nacional. Es casado y tiene una hija de once años.