Marije y Ronald Tolman: los invitados más destacados del Filbita
Artistas e ilustradores, los holandeses son padre e hija. Juntos publicaron dos libros para chicos y preparan el tercero. “Mi trabajo marca el ritmo y ella le agrega la melodía”, dice Ronald para explicar la trastienda del proceso creativo
Ella tiene 40 años, vive en La Haya y es ilustradora. El ya cumplió 68, vive en un pueblito alejado de las grandes ciudades de Holanda y es artista. A ella le fascina dibujar animales y él prefiere hacer grabados y esculturas. Marije y Ronald Tolman hicieron juntos dos libros para chicos y están preparando el tercero a cuatro manos. La casa del árbol y La isla, publicados en el país por Pípala, están dedicados a los hijos de Marije y a los nietos de Ronald. Sí: este talentoso dúo creativo está integrado por un padre y una hija.
De visita por primera vez en el país, como invitados del Festival de Literatura Infantil de Buenos Aires, este fin de semana los Tolman darán una charla abierta y un taller de ilustración. El sábado, a las 16, en la Casona de los Olivera (Parque Avellaneda), contarán el proceso de trabajo de La casa del árbol, el primer libro que hicieron juntos. El domingo, a las 17.30, en el Espacio Cultural del Sur (Av. Caseros 1750), invitarán a grandes y chicos a imaginar personajes para el libro y dibujarlos a todo color.
En diálogo con La Nación, padre e hija hablaron sobre la trastienda de su trabajo.
–Sus libros parecen hechos por una sola persona. ¿Cómo es el camino para llegar a ese resultado?
Ronald: –Yo comienzo con el proceso técnico. Hago los primeros bocetos, que son los fondos y escenarios de cada doble página. Los hago con la técnica del grabado sobre placas de cobre y uso tintas de distintos colores. Sobre esos fondos, Marije hace los dibujos. La casa del árbol, por ejemplo, comenzó con una casa vacía. Mi trabajo marca el ritmo y ella le agrega la melodía.
–¿Cómo se pusieron de acuerdo para elegir las historias y los personajes en estos dos libros que no tienen palabras?
Marije: –En realidad, no tenemos la intención de contar una historia. Lo que queremos es hacer libros que lleven a los chicos a crear sus propias historias.
–¿Les resulta fácil trabajar a cuatro manos siendo, además, padre e hija? ¿Discuten, se divierten: cómo es esa trastienda que el lector nunca ve?
R:–Es fácil…
M: –Para vos…
R: –Jamás peleamos.
M: –Es que él vive en un pequeño pueblo, en un extremo del país. Yo vivo en una ciudad grande, La Haya, en la otra punta, con mi marido, mi hija de 7 años y mi hijo de 9. No trabajamos juntos. Cada uno tiene su propio estudio. El me envía sus grabados, yo hago los dibujos y le envío mis trabajos. Y así seguimos, con una presencia virtual, hasta que nos juntamos para editar juntos.
R: –Yo, en mis grabados, hago que haya sol o que llueva y sobre eso Marije dibuja. Cuando hice un fondo con copos de nieve, ella dibujó un oso con una red para atrapar los copos.
–¿Por qué decidieron hacer estos libros juntos y con ese sistema a distancia?
R: –Marije creció en una casa donde había una casa en un árbol. Así que pasó su infancia y juventud viendo ese paisaje, que yo sigo viendo todos los días porque el árbol está frente a la ventana de mi estudio. Ese árbol inspiró el libro. Marije estaba buscando un fondo para unas ilustraciones que había hecho y necesitaba que fuera una técnica específica. Encontró en mi estudio unos grabados que yo había descartado. Fue un accidente que ella los encontrara, pero le parecieron ideales como fondo de sus dibujos. Así nació el primer libro, gracias a esa casualidad. Luego, los dos empezamos a imaginar cosas, hicimos ilustraciones, juntamos el trabajo y editamos el libro. Hicimos muchos más grabados que los que finalmente usamos en la edición.
–¿Qué tienen los osos polares o este oso en particular como para elegirlo para protagonizar los dos títulos?
M: –Yo buscaba un animal que pudiera treparse a una casita sobre un árbol y que, sin perder sus características animales, pudiese ser visto como un ser humano. Quizás también lo elegí por la combinación de colores porque un oso blanco puede tener muchos amigos a su alrededor de tonos variados.
–¿Pueden adelantar algunos de los secretos del making off de los libros que van a contar al público del Filbita?
R: –Sólo uno: el fondo de una escena de La casa del árbol donde aparece un rinoceronte corriendo con la intención de derribar el árbol se ve tembloroso. No era ésa mi intención original: había descartado ese grabado porque pensé que había salido mal, con una doble línea que no me gustaba. Cuando Marije lo vio, le pareció una ilustración perfecta para esa escena. A muchos chicos les parece una ilustración en 3D.
–¿Tienen otro libro en marcha?
R: –Yo soy artista; Marije es ilustradora. Los dos tenemos nuestros respectivos trabajos. En ciertos momentos nuestros caminos se cruzan, pero en general trabajamos por separado. Estamos preparando uno más, el tercero. Ese es el verdadero secreto que, por ahora, no vamos a revelar.