Malvinas: el teorema Pareto que irritó al Congreso
Más allá del sobreactuado nacionalismo y la excesiva polémica que mostraron muchos legisladores del oficialismo y de la oposición ante el comunicado firmado entre Gran Bretaña y Argentina para relanzar sus relaciones bilaterales, lo cierto es que el Gobierno cometió un error de cálculo a la hora de impulsar las negociaciones diplomáticas con Londres: minimizó el impacto que iba a tener en la política local cualquier tipo de acercamiento en torno al conflicto por lasislas Malvinas.
Tanto la oposición como la UCR y la CC de Carrió -estos últimos fieles aliados al Gobierno- cuestionaron con dureza el acuerdo vestido en forma de comunicado del vicecanciller británico Alan Duncan y la canciller Susana Malcorra. Ese comunicado emitido por el Palacio San Martín y el Foreign Office es amplio. Más allá del tema Malvinas, abarca un gran abanico de acuerdos futuros entre Gran Bretaña y Argentina que van desde la cooperación conjunta en materia de defensa hasta un ambicioso relanzamiento comercial, el intercambio de ciencia y tecnología e inversiones.
Pero el problema es que Malcorra planteó que se buscó imponer en diplomacia lo que plantea el teorema de Pareto, por el cual el economista italiano decía que hay un 80% de temas que se puede resolver y el resto no. "En el caso del Reino Unido, es claro que nuestro 20% es Malvinas”, dijo. Justamente buena parte de ese 20% que no se puede resolver se incluyó en el comunicado conjunto y es lo que más irritó a los legisladores. Entendible: se buscó avanzar sin previo aviso al Parlamento en negociaciones alrededor de la sensible causa Malvinas con temas tan espinosos como la explotación conjunta de la pesca, el petróleo, el reconocimiento de ADN de los soldados NN y el restablecimiento de los vuelos de las islas al continente.
A menos de 24 horas de firmado el comunicado, un mar de interrogantes llovieron desde las bancadas del oficialismo y la oposición: ¿Hubo negociaciones secretas previas que el Congreso ignora? ¿Malcorra puso en juego el tema Malvinas por su candidatura a la ONU? ¿Se cayó en una virtual secesión de la soberanía argentina sobre las islas? ¿Cuáles son los alcances reales del acuerdo-comunicado que no se pusieron sobre la mesa?
La canciller salió a aclarar varias veces que se trató de un comunicado conjunto y no un acuerdo, que dará todas las explicaciones al Congreso y que jamás especuló con un apoyo de Londres en su postulación para la ONU. Tarde. Malcorra debió comprender que desde 1982 la política local enardece ante cualquier mención de la causa Malvinas en un texto diplomático.
Pero aún fueron las aclaraciones del Pro: ayer el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo , reveló que el Gobierno "está analizando" el impacto de la ley 26.659, que impone severas penas y multas a los directivos de empresas que colaboren, de manera directa o indirecta, con la explotación de hidrocarburos en las islas Malvinas. Es decir, acercar la moneda que exigen los kelpers: vuelos directos y explotación conjunta de petróleo y pesca a cambio del levantamiento de las sanciones que impuso el kirchnerismo a todas aquellas empresas que operan en las islas y tienen filiales en la Argentina.
Hoy al mediodía, el Gobierno podrá ver en directo las reacciones acaloradas del Congreso ante el polémico comunicado sellado con Londres. La Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja, presidida por Elisa Carrió, fue citada a pedido del kirchnerismo para debatir el comunicado que firmó la canciller Malcorra. Habrá todas las campanas de críticas posibles. Desde el nacionalismo exacerbado hasta el cuestionamiento por el desmanejo político del caso.
El diputado Gustavo Fernández Mendía, del Bloque Justicialista, ayer remarcó: “El Gobierno no puede, bajo pretexto de mejorar las relaciones, sostener una actitud condescendiente. Cualquier acción relacionada a la soberanía y recursos en Malvinas debe pasar por el Congreso". El Gobierno jamás pensó en burlar al Congreso para avanzar en un acuerdo con Londres. En tal caso pecó en su error de cálculo o como lo planteó a LA NACION un destacado diputado radical: "La canciller pensó que el Congreso podría avalar cualquier acuerdo secreto por Malvinas sin previo o paralelo consentimiento con opositores y oficialistas". También desde la UCR creen que el error fue haber hecho creer a muchos que se cumplía con el teorema Pareto: es decir, se dejaba a un lado el conflicto de Malvinas en las negociaciones con Londres. Nada parecido a ello.
Macri planteó ayer en la ONU que se buscará una "solución amigable" al tema Malvinas. Quizás sea hora de no repetir recetas anteriores de paraguas de soberanía desgastados y apuntar a una estrategia más riesgosa. El escritor y periodista inglés John Carlin que escribió "Factor Humano", aquella inolvidable novela de la vida de Nelson Mandela, y fue uno de los que más conoció en vida al ex presidente sudafricano dijo una vez a LA NACION en las mismas islas Malvinas: "Si Mandela fuera presidente argentino se tomaría un vuelo de inmediato aquí para conocer, dialogar con esta gente y llegar a un gran acuerdo".
Los nacionalistas pegarán un grito en el cielo ante estas palabras. Pero el problema es el de siempre, como lo plantea el célebre historiador Eric Hobsbawm, "el camino a la supervivencia, y puede que al éxito, no está pavimentado con buenas intenciones sino con los duros guijarros del realismo".