La remodelación del MALBA, por sus protagonistas
El arquitecto más influyente de España cuenta junto a su equipo los detalles de la refacción del museo que ya inauguró su nuevo hall
Hace pocos días abrió sus puertas un nuevo MALBA. Es que todo el nivel cero del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires fue refaccionado para una mejor experiencia del público visitante, que de ahora en más cuenta con un espacio mucho más funcional para ingresar al museo, comprar sus tickets, obtener informes, pasear por la tienda y hasta para tomar algo en el nuevo restaurant Ninina.
La estrella del flamante hall es sin dudas Neolith, el revestimiento de piedra sinterizada que se aplicó en todos los pisos, baños y en la mesada del restaurant. El material, que luce aquí un tono gris, fue elegido por sus extraordinarias prestaciones de resistencia y durabilidad. Pero Neolith no solo se presenta perfecto para el alto tránsito, sino que, al estar fabricado con materiales naturales, satisface ampliamente las necesidades estéticas de un edificio tan emblemático como lo es el del MALBA.
“Si en algo se diferencian los museos del siglo XXI de los del XX es que ya no son solo espacios que exhiben obras de arte, sino que concentran multiplicidad de programas y convocan a muchos públicos diferentes. MALBA ya venía funcionando como un museo de última generación. Por eso este proyecto consiste justamente en invitar a las personas a vivir una experiencia que conecte de una forma muy directa con lo que van a ver”, marca Juan Herreros para explicar la concepción de la obra. Herreros es hoy uno de los arquitectos más influyentes de España y quien estuvo a cargo del diseño del proyecto. “La idea era que los visitantes se encuentren representados a través de una materialidad, una estética y una noción de confort que les resulte familiar. De ahí se deriva la elección de los materiales, y especialmente de Neolith”, subrayó.
Herreros contó con el apoyo local de Torrado Arquitectos, cuyo director Martín Torrado destaca la química que existió desde el primer momento entre el equipo MALBA y la visión que el español tenía acerca de cómo las áreas públicas de un espacio de arte contemporáneo pueden adecuarse a la demanda de un edificio que, ya con 16 años, necesitaba renovar el vínculo con su público y la sociedad en general. “Fue un proceso largo, muy estudiado, que le va a cambiar el carácter al MALBA. No tanto al edificio en sí, sino a la gente en su relación con las actividades del museo”, destacó Torrado.
Uno de los artífices del encuentro entre el arquitecto español y su colega argentino fue Arturo Grimaldi, Director de Proyecto de Consultatio, quien hoy se muestra más que satisfecho con el equipo. “El resultado fue excelente, empezando por la calidad de los detalles constructivos desarrollados por ambos”, afirma el arquitecto que recuerda la difícil búsqueda conjunta de un material que tuviera la jerarquía suficiente en esta escala. “Y Neolith en eso es extraordinario”, concluye.
De Stéfano es la compañía importadora del revestimiento que, fabricado por la firma española The Size, viene en formatos de gran tamaño y un mínimo espesor, y si bien no es un material masivo, en su formato estándar, tiene un precio que está a la altura de porcelanatos de alta gama con la ventaja de que además puede trabajarse a medida como un mármol. “Neolith es una piedra fabricada por el hombre que constituye lo último en superficies de construcción. Tiene una vida útil altísima, es eficiente, sustentable y está en constante desarrollo. Es difícil encontrar todas esas prestaciones en un solo material, y además sin resignar estética”, señaló Facundo Garófalo, Gerente de Producto de Neolith. Y agregó: “El piso del hall del MALBA tiene una exigencia enorme que este material cubre con creces. Y en un edificio con tanto vidrio otra cosa fundamental era elegir un revestimiento que no se percudiera con el sol, algo que Neolith garantiza porque también es resistente a los rayos UV”.
En suma: hablamos de una reforma que tiene que ver con el posicionamiento que MALBA logró en todos estos años y que se vincula a la vez con el camino que en ese período fueron recorriendo los museos. Hay un nuevo MALBA. Y lo mejor de todo es que ya puede visitarse.
LA NACION