Malasia, entre Estados Unidos y China
Como varios países del sudeste asiático, Malasia resiste las constantes y fuertes presiones a alinearse con una de las dos superpotencias: EE.UU. o China. Esta excolonia británica y miembro fundador de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), considera que ambas potencias deben jugar un rol constructivo en la región, y no cree que su confrontación deba ser un juego de suma cero en su zona. Es importante para la Argentina comprender la posición de Malasia, que ya es un importante destino para nuestras exportaciones, y cuyas empresas –como Petronas– ya invierten en proyectos importantes en nuestro suelo.
EE.UU. se define como una presencia benigna en la región, ofreciendo seguridad militar y habiendo asegurado el libre tráfico marítimo por décadas. Esta presencia es apreciada por Malasia, que no gustaría tener a China como el hegemón en el Asia Pacífico. Washington se presenta también como el defensor de los valores del orden liberal internacional –que tanto ha beneficiado a Malasia– y de sus normas y reglas. A su vez, EE.UU. es el principal inversor en Malasia y su tercer socio comercial. En lo político, Washington es sensible a las realidades políticas del sudeste asiático y se cuida de criticar a los diversos regímenes políticos de la región, que incluyen democracias, monarquías y gobiernos autoritarios.
China presenta su ascenso como benigno, generando oportunidades económicas y de desarrollo para la región y para Malasia en particular, contenidas en la visión presentada por Xi Jingpin de una comunidad malayo-china para un futuro en común. China es el principal socio comercial y el cuarto inversor en Malasia. Beijing presenta también la idea de un hogar en común, sin presencia de potencias extranjeras como EE.UU.. Temiendo que este escenario lleve a convertir a Malasia en parte de una esfera de influencia china, Kuala Lumpur valora la presencia regional norteamericana. Pero Malasia no acepta críticas a su relación con Beijing. El primer ministro Anwar Ibrahim declaró recientemente en Melbourne, durante una reunión entre Asean y Australia: “Mientras seguimos siendo un amigo importante de EE.UU., de Europa y de Australia, no deberían impedirnos tener relaciones amistosas con un vecino importante, como China”. Y también: “No tenemos un problema con China”.
Respecto del llamado orden liberal internacional, Malasia está de acuerdo en mantenerlo, ya que lo beneficia. Pero considera que el enfoque “liberal” debe tener más en cuenta cómo actúan los países en este orden internacional –en su interacción externa con otros y con las organizaciones internacionales–, y menos en el sistema político que adoptan internamente. Aunque Kuala Lumpur defiende los DD.HH. y la democracia representativa, le incomoda la diferenciación que hace EE.UU. entre democracias y autocracias, que puede ser potencialmente excluyente. Mientras Malasia reconoce el liderazgo de EE.UU. en construir el “orden liberal internacional”, no está plenamente comprometido con la primacía de Washington en ese orden. Para Kuala Lumpur, este orden debe funcionar independientemente de que el sistema político internacional sea unipolar, bipolar o multipolar.
Resumiendo la posición de Malasia, Ibrahim, en su vista a China en abril de 2023, manifestó en el comunicado conjunto: “Malasia rechaza el enfrentamiento entre bloques, y se opone a ser forzado a tener que elegir uno de estos bloques”.