Mal momento para visitas
No es que sean inoportunas. Cristina Kirchner tenía todo planeado para presentar al mundo un país cumplidor y ordenado. Pero la Argentina aparece en estos días con una alicaída imagen internacional
Las visitas no llegan en un buen momento a la Argentina. No es que sean inoportunas. Cristina Kirchner tenía todo planeado para presentar al mundo un país cumplidor y ordenado. Pero los astros le jugaron en contra y la Argentina aparece en estos días con una alicaída imagen internacional que no le ayudará a la hora de recibir visitantes extranjeros.
Los presidentes de Armenia, Rusia y China habrán pasado en el término de 10 días por Buenos Aires. Estas visitas fueron diagramadas por la Cancillería desde fines del año pasado cuando Cristina Kirchner tenía varias cartas fuertes por mostrar al mundo: deudas selladas en el CIADI, el acuerdo de YPF con Repsol y la negociación con el Club de París.
En los últimos meses el escenario cambió sustancialmente y la Casa Rosada ahora no podrá mostrarse a sus anchas ante las visitas presidenciales. La salud también le jugó una mala pasada a Cristina Kirchner en estos días: ni siquiera pudo recibir anteayer al presidente de Armenia, Serzh Sargsyan por el cuadro de faringitis aguda que presenta.
En los últimos meses el escenario cambió sustancialmente y la Casa Rosada ahora no podrá mostrarse a sus anchas ante las visitas presidenciales
La jefa del Estado tuvo que mandar al procesado Amado Boudou a la recepción que le hicieron al presidente de Armenia en el Palacio San Martín. El vicepresidente disfruta de su rol de anfitrión principal, pero evita temas espinosos y propios de la diplomacia. Sólo el canciller Héctor Timerman se animó a abordar con Sargsyan los coletazos del genocidio armenio en manos de Turquía, los conflictos que afectan a la vecina Azerbaijan o el avance de Rusia en la región.
El de Boudou no es el único caso de corrupción que afecta al Gobierno. En tal caso, tener a un jefe anfitrión procesado por la Justicia tampoco es el único problema que acarrea la Presidenta en estos días de visitas extranjeras. Hay varios temas de mayor peso en la agenda política que afectan la imagen de la Argentina y su relación con el mundo:
- Los fondos buitre. Los presidentes de Rusia y de China, Vladimir Putin y Xi Jinping, respectivamente arribarán entre el próximo sábado y el viernes 18 a la Argentina, justo cuando el ministro Axel Kicillof se encuentra en Estados Unidos tratando de arribar a un complejo acuerdo con los fondos buitre que reclaman 1500 millones de dólares y una justicia norteamericana que exige un pago total del 100% de la deuda a los bonistas que entraron en los canjes de años anteriores. "No es el mejor momento ni la mejor carta que podemos mostrar ante eventuales inversores", admitió ayer a LA NACION un destacado ministro que dialoga permanentemente con la Presidenta. La sola idea de que la Argentina ingrese en un default eriza la piel de aquellos funcionarios que previeron con antelación las visitas de Rusia y China.
- Represalias de la OMC. La Organización Mundial de Comercio (OMC) envió la semana pasada un informe reservado a los 43 países que presentaron en 2012 quejas a la Argentina por los diversos mecanismos de trabas a la importación de productos. Como adelantó LA NACION el lunes pasado, este documento de la OMC habilita a los países denunciantes a emitir medidas de retaliación o espejo similares a las que aplicó la permanente escuela de Guillermo Moreno para frenar las importaciones. En la práctica algunos analistas hablan de que el Banco Central podría dejar de percibir entre 5000 y 10.000 millones de dólares por exportaciones rechazadas. "Hay que evaluar cuáles serán las medidas espejo que se tomen y si la aplicación de estas medidas las percibirá este gobierno o el que venga", trató de minimizar un funcionario del Ministerio de Economía. De cualquier manera no son buenas señales para un país que tardíamente quiere regresar al mundo.
- Recesión en aumento. Los elevados niveles de inflación , el desempleo y el cierre de fábricas hablan de un país que ya ingresó en recesión. Aun antes de que lleguen las visitas ilustres. "La Argentina entró en un estadio de recesión con inflación, previo a los fallos de la Corte de Nueva York, porque había diversos factores que hacían que no pudiera crecer. Por eso se devalúa en enero", advirtió ayer el economista Luis Secco. Se estima que sólo en las plantas de empresas automotrices ya hay más de 15.000 trabajadores afectados por la parálisis económica.
Según una reciente encuesta de Graciela Römer & Asociados, realizada a 87 líderes de opinión, la inflación, la desocupación, la situación económica general y, en menor medida, la pobreza son los temas que más preocupan en la Argentina. La opinión de los líderes de opinión sobre la gestión presidencial es más crítica: las evaluaciones negativas ascienden del 39% al 51% entre los líderes, mientras que las positivas caen del 26% al 18%. No sólo esto: el estudio de Leaders Track que hizo Römer dice que entre los líderes de opinión, los pronósticos acerca de la evolución de la economía en el próximo año es más pesimista que en la opinión pública general: 7 de cada 10 prevé un empeoramiento de la situación, contra un 47% del público general. Solamente un 10% estima que mejorará (menos de la mitad de la previsión del público general en este sentido).
Quizás el fervor mundialista lo tape todo por unos días. Sino habrá que prestarle atención a las recomendaciones del piquetero oficialista Luis D’ Elía que ayer escribió en su cuenta de Twitter: "QUE EL MUNDIAL NO TE DEJE CIEGO Esto sucede ahora en la Franja de Gaza", dijo mostrando fotos de los ataques israelíes en Medio Oriente y abstraído de la realidad argentina.
En la diplomacia extranjera tratan de eludir estos y otros comentarios para mirar de otra forma el futuro. "Estamos acostumbrados a arriesgar en países donde la economía no suele mostrar buenos resultados", dijo en tono monocorde un diplomático vinculado en forma directa a las visitas que se avecinan. Quizás haga falta un baño de optimismo foráneo en la Argentina ante tantos nubarrones que se perciben en el horizonte inmediato.