Mahmoud Abbas, el líder que quiere llevar la "primavera árabe" a Palestina
Hombre moderado y de escaso carisma, Abbas estaba siendo cuestionado por los suyos por su aparente docilidad frente a las presiones de EE.UU. e Israel. Pero cuando días atrás reclamó ante la ONU el reconocimiento del Estado Palestino, su figura creció a la estatura de héroe nacional. Quién es el hombre detrás del paciente negociador y qué riesgos entraña su ofensiva diplomática
RAMALLAH
Si Ramallah (sede de la Autoridad Nacional Palestina, ANP) hubiera sido Roma, a Mahmoud Abbas, presidente de la ANP, lo habrían recibido a su retorno de Nueva York, el pasado domingo 25, con un arco del triunfo, como a los césares y grandes generales cuando regresaban victoriosos tras largas campañas.
Abbas no tenía glorias que mostrar. No había derrotado a nadie ni conseguido algo que pudiera ser concreto, tangible o, al menos, seguro de obtener en un futuro cercano. La multitud que se agolpaba en el complejo gubernamental de La Mukata, sin embargo, se encontraba extasiada por lo que su líder dijo en la ONU, por enunciar sus más sentidas demandas y por un "¡basta, basta, basta!" que representó el sentir de este pueblo harto de un proceso de paz que, a 20 años de iniciado, parece ahora más extraviado que nunca.
Y también porque, hasta hace sólo unas semanas, los palestinos no se sentían representados, sujetos a una administración corrompida y represiva que, además, es ilegal, liderada por un hombre a quien consideraban sumiso ante israelíes y estadounidenses. Y ese hombre era el mismo Abbas.
Abbas les dijo que iniciaba una "primavera palestina". En tiempos en que sus primos de los países vecinos enfrentan y derriban dictadores y sistemas opresivos en lo que se ha llamado "primavera árabe", los palestinos sentían que se quedaban estancados en un conflicto interminable, que empezó antes de que naciera la inmensa mayoría de ellos.
El presidente, deslegitimado y carente de credibilidad hasta hace unos cuantos días, ahora fortalecido y en el clímax de su popularidad, es uno de los que vivieron antes de la "nakba", palabra que en árabe significa "catástrofe" y que se refiere al período en que 700.000 árabes fueron expulsados de sus hogares y tierras en 1948-49 para dar lugar a la creación del Estado de Israel.
Abbas nació en el seno de una familia musulmana acomodada el 26 de marzo de 1935, en el pueblo de Safat (el nombre hebreo actual es Safed), en Galilea, una región que entonces era parte del Mandato Británico de Palestina y ahora es el norte de Israel. Vivían sobre un negocio en el borde del mercado mayorista, donde vendían semillas de girasol, conservas en lata y vegetales por libra. La fuente principal de ingresos de su padre, sin embargo, era la leche de las ovejas que tenían en la aldea de Zingariya (hoy Moshav Elifelet), del que se producía el famoso queso de Safed.
Era una época de tensiones étnicas y los jóvenes de la mayoría árabe lanzaban piedras contra los judíos. Abbas era demasiado joven y no fue agresivo, según el testimonio que uno de sus contemporáneos judíos, Aryeh Bandareli, cuyo padre vendía el queso que hacían los Abbas, dio al diario Haaretz.
En la noche del 7 al 8 de mayo de 1948, cuando Abbas acababa de cumplir 13 años, un ataque judío contra Safat provocó pánico en la población árabe. Bandareli vio las columnas de civiles escapar por una cañada desértica, como "una flecha de hormigas".
No se conoce que Abbas haya escrito algo sobre las emociones que imprimió en él este evento, pero Bandareli recuerda que, 12 años más tarde, un comerciante árabe de Haifa, amigo de la familia, llamó para transmitir los atentos saludos "del señor Mahmoud Abbas". Tras otros 25 años, invitaría al propio Aryeh a visitarlo "a mi cargo" en Túnez o en Londres, pero Bandareli no encontró la oportunidad.
Los Abbas escaparon a Siria, donde el padre reconstruyó la fortuna familiar y Mahmoud pudo hacer los estudios secundarios y recibirse de abogado, en la Universidad de Damasco. Continuó con un posgrado en Egipto y culminó con un doctorado en la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú.
En los 50 se mudó al pequeño emirato de Qatar, en el Golfo Pérsico, donde trabajó como director de personal del servicio civil y se casó con otra refugiada de Safat, Amina, con quien tuvo tres hijos, Mazén, Yasir y Tarqo. Fue ahí que Yasser Arafat lo invitó en 1961 a sumarse a su partido Fatah, creado dos años antes. En 1965 formaron juntos la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), federación de grupos nacionalistas e izquierdistas.
A partir de entonces y hasta la muerte de Arafat, Abbas fue su lugarteniente. Actuando en la clandestinidad bajo el seudónimo de Abu Mazén (que significa padre de Mazén, el mayor de sus hijos, muerto en 2002, a los 42 años, de un ataque cardíaco), y manteniendo un perfil discreto, creó una red de contactos con líderes políticos y jefes de inteligencia de varios países, lo que le permitió fungir eficazmente de diplomático en jefe de la OLP y recaudador financiero.
Esta cercanía con Arafat ha dado pie a que algunos israelíes denuncien su pasado "terrorista". La tesis doctoral que escribió en Moscú en 1983 contribuye a generar animosidad en su contra: en El otro lado: Las relaciones secretas entre el nazismo y los líderes del movimiento sionista, escribió que "el número de víctimas judías en la guerra pudo haber sido seis millones, pero también pudo haber sido menor, tal vez ni siquiera un millón. El debate sobre el número de víctimas, sin embargo, no disminuye la atrocidad del crimen que fue perpetrado contra el pueblo judío". Más importante es que Mohammed Daoud Oudeh, cerebro de la operación en que un comando palestino asesinó a once atletas israelíes en las Olimpiadas de Munich, en 1972, dijo que Abbas había provisto el financiamiento, aunque afirmó que no tenía conocimiento del ataque contra los deportistas.
Un moderado entre halcones
Sus actividades a lo largo de varias décadas le crearon un perfil de moderación. Al parecer, sus relaciones con Arafat eran pragmáticas, no fraternas. En los 60 y 70, se distanció de las actividades terroristas de la OLP y permaneció en Siria cuando Arafat trasladó la sede de la organización al Líbano. Fue uno de los primeros dirigentes palestinos en promover el reconocimiento del Estado de Israel.
Su red de contactos incluía a izquierdistas y pacifistas israelíes, con quienes se empezó a reunir en 1983 y a tramar el proceso de paz que daría inicio en Madrid, en 1991 y se plasmaría en los acuerdos de Oslo, en 1993. Eso permitió la creación de la ANP como administradora de Gaza y de un 19% de Cisjordania, embrión del Estado palestino que debería surgir al completarse las negociaciones de paz.
Pragmático y conciliador, Abbas se ganó el reconocimiento de estadounidenses e israelíes, que forzaron su ascenso a primer ministro de la ANP, el 19 de marzo de 2003, como contrapeso para el entonces presidente Arafat, con quien se negaban a tratar. Los dos dirigentes iniciaron entonces una tensa pugna por el poder, que empujó a Abbas a renunciar medio año más tarde.
No le quedaba mucho tiempo de vida a Arafat, sin embargo. Cayó en coma en octubre de 2004 y falleció el 11 de noviembre, en circunstancias confusas. Dos semanas después, Fatah declaró a Abbas candidato para la elección presidencial, el 9 de enero de 2005. En diciembre, durante su campaña (que tuvo el 94% de la cobertura en TV, contra un 6% para los demás aspirantes) el líder pidió el fin de la Intifada porque, dijo, "el uso de las armas ha causado mucho daño y debería terminar". Ganó con el 62% de los votos.
Solo para perder casi de inmediato: en enero de 2006, los comicios legislativos le dieron la victoria a Hamas, una organización islamista vinculada a Siria e Irán, y que pide la destrucción del Estado de Israel. Abbas le exigió el reconocimiento de Israel y tuvo relaciones muy conflictivas con ese partido hasta que destituyó al primer ministro Ismail Haniyeh, elegido por Hamas, y lo reemplazo con Salam Fayyad, un economista de la Universidad de Texas en Austin. Los islamistas respondieron con ataques, expulsaron a Fatah de Gaza y crearon allí una administración paralela y autoritaria, bajo el mando de Haniyeh.
Abbas llegó a 2011 con una reputación erosionada. Su primer ministro Fayyad dedicó su tiempo con éxito a "construir instituciones", pero lo que los palestinos veían era a un presidente incapaz de imponerse a Hamas, que utilizaba a la policía palestina para reprimir a opositores propios y de Israel, y que inclinaba la cabeza ante Washington y Tel Aviv sin obtener nada a cambio.
Pidió confiar en Obama, pero los esfuerzos del mandatario estadounidense por conseguir que Israel deje de construir asentamientos ilegales fueron respondidos con arrogancia. Pero lo peor es que Abbas es en realidad un presidente ilegal. El hecho de que anuncie una "primavera palestina" puede ser un boomerang, porque los árabes se han alzado contra gobernantes sin legitimidad, y él no la tiene: su mandato terminó en enero de 2009 y ha insistido en seguir al frente sin nuevas elecciones, con respaldo de EE.UU. e Israel, por el peligro de que Hamas las gane y termine mandando también en Cisjordania.
Su jugada en la ONU, al reclamar el reconocimiento de un Estado palestino, parece haber cambiado su suerte. "Nunca había recibido tanta presión como ahora", dijo en referencia a los esfuerzos y amenazas de estadounidenses, israelíes y europeos. Mientras más exigencias le hacían, y él más las resistía, su imagen más crecía frente a su pueblo.
QUIEN ES
Nombre y apellido: Mahmoud Abbas
Edad: 76 años
La cuna y los estudios: Nació en 1935, en Safat, Galilea. De familia acomodada y padre comerciante, se lo recuerda como un joven pacífico y conciliador. Se recibió de abogado en Damasco, donde emigró su familia, y cursó luego un doctorado en Moscú.
Liderazgo complicado: En Qatar se casó y tuvo tres hijos. Creó, junto con Arafat, la OLP. Considerado un líder "moderado", fue uno de los primeros en promover, sin armas, el reconocimiento del Estado de Israel. En 2005 obtuvo la presidencia.
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