Maduro profetizaba un “baño de sangre” si perdía y ahora que perdió cumple su palabra, pero también habla de una “nueva revolución” (¿señal de que la anterior cumplió su ciclo?) y cínicamente reclama justicia, en una mise en scène que no hace otra cosa que revelar la connivencia del sistema judicial que le es adicto. Así, los burócratas y el funcionariado entran en escena para instrumentalizar la violencia política aplicada a sus compatriotas. Los “orígenes del totalitarismo” y la “banalidad del mal” de Arendt, remasterizados.