Lucha antidroga: hagamos lo que sabemos que hay que hacer
La pandemia ha configurado una situación social inédita con consecuencias muy graves en todos los ámbitos, particularmente en los espacios en que viven miles de personas en situación de extrema vulnerabilidad.
Hoy vemos con gran preocupación que la economía y las cuestiones institucionales concentran la atención de la población en general, de los medios de comunicación y de aquellos que deben enfrentar y dar soluciones a estos graves acontecimientos, pero que no se verifican acciones concretas y específicas para este momento relacionado con el consumo de drogas. Son tan graves los problemas para enfrentar la subsistencia diaria que parecería que el tema de la droga, en comparación, fuera un problema de otro nivel y para preocuparse en otro tiempo.
Es cierto que se alerta sobre algunas adicciones que se han incrementado como consecuencia de largos períodos de encierro, como los juegos en la Play, teléfono, computadoras, etc., pero aquí hay un tema del que ni siquiera hablamos y que es de extrema gravedad, como lo es la drogadependencia.
El último informe de la Unodc, la Oficina de las Naciones Unidas sobre drogas, publicado en junio pasado, alerta especialmente sobre el impacto del Covid-19 y expresa concretamente que el creciente desempleo y la reducción de oportunidades laborales causadas por la pandemia afectarán sensiblemente, en particular a los más pobres, haciéndolos más vulnerables al consumo de drogas y sus consecuencias.
En nuestro país estamos viviendo tiempos de una enorme complejidad social, aumento del desempleo, porcentajes de pobreza superiores al 50%, chicos con una escolaridad precaria en algunos casos nula, creciente inseguridad y violencia, factores estos que generan un contexto social particularmente propenso al incremento del consumo de drogas con los consecuentes delitos asociados. El mismo informe Unodc expresa que las condiciones socioeconómicas que facilitan el consumo de drogas son los problemas y carencias vinculados a pobreza, educación, empleo, inequidad, conflictos.
Si miramos a nuestro país objetivamente, en este momento estos factores aplican severamente y constituyen un escenario propicio, dramático y de alto riesgo en todo lo que a drogas se refiere: consumo, tráfico, delito, inseguridad, realidad educativa, situación social. Estamos desafiados a encontrar caminos para ayudar a nuestra gente y en particular a los más vulnerables para alejarlos de las drogas y sus inevitables consecuencias personales, familiares y sociales. Sabemos que es difícil, que no es fácil llegar a aquellos que queremos ayudar, pero debemos trabajar incansablemente para encontrar caminos que nos permitan hacerlo.
Es cierto que el viejo paradigma de la "guerra contra las drogas" ha fracasado. Pero preocupa que se propongan acciones para cuando el problema ya está instalado: la lucha contra las drogas se gana con educación y prevención, es decir, evitando la caída.
Los graves problemas que vivimos en el contexto actual no pueden ser causa para que no nos dediquemos activamente a diseñar e implementar verdaderas iniciativas que eviten el consumo de drogas y otras adicciones. Basta de teorías, ¡hagámoslo!ß
Miembro Oprenar