Los votantes buscaron garantizar la gobernabilidad
Los resultados de las PASO muestran que Cambiemos comienza a consolidar su marca
Las opciones de poder que eligió la ciudadanía el domingo último evidencian una preocupación por la gobernabilidad que se antepuso a cualquier otra. A nivel nacional, el 80% del electorado se repartió en tres alternativas: las más importantes, Cambiemos y dos vertientes del peronismo (el cristinismo y el justicialismo clásico), y bastante más atrás, el massismo.
Un párrafo aparte merecen los inconvenientes del escrutinio en Buenos Aires y Santa Fe al levantar sospechas que desmerecen los comicios. Es imprescindible que se termine con el voto en boletas separadas y se avance en una reforma política que implemente el voto electrónico, o la boleta única, y cree un instituto federal autónomo, que controle el proceso electoral y el conteo de los sufragios, hoy en manos del Ejecutivo nacional.
Cambiemos comienza a consolidar su marca. Logró la mitad de los votos capitalinos, superando en 30 puntos al PJ y relegando a su adversario "interno" Martín Lousteau a un cómodo tercer lugar. Volvió a triunfar donde gobierna (Mendoza, Jujuy, Corrientes, CABA) y consiguió el primer lugar en otros distritos (La Pampa, San Luis, Entre Ríos, Córdoba, Santa Cruz y Neuquén). Empató en Buenos Aires y por poco perdió Santa Fe. Y obtuvo resonantes victorias en San Luis y en Neuquén, gobernadas desde 1983 por el peronismo y por el Movimiento Popular Neuquino, respectivamente.
El resultado electoral evidencia que la sociedad se encuentra muy lejos del voto bronca de 2001, lo cual echa por tierra la ilusión de los opositores más acérrimos de ver el helicóptero sobrevolando la Casa Rosada. Para pensar hacia adelante, el resultado de las PASO abre una serie de interrogantes y mueve a reflexiones que colocan a Buenos Aires en un lugar privilegiado.
Después del gobierno nacional, la provincia es la principal herramienta de poder de la Argentina y una pieza clave de la gobernabilidad del país. El domingo último, el oficialismo enfrentaba cuatro problemas de difícil solución: las dificultades económicas que padecen los sectores más humildes de la sociedad concentrados en el conurbano, el bajo nivel de conocimiento y la escasa experiencia política de sus candidatos a senadores, la instalación de encuestas que predecían una victoria de CFK por más de cuatro puntos y, por último, la fuerte implantación de la figura de CFK en el conurbano, potenciada por el apoyo del aparato de los intendentes de las ciudades más populosas, los ya míticos barones del conurbano. Ante este panorama desfavorable, los días previos a la elección legislativa, la gobernadora María Eugenia Vidal se puso al frente de la campaña, y su acción fue decisiva para torcer el rumbo y lograr un resultado electoral favorable en diputados y un virtual empate con CFK en senadores.
Tal como se preveía, la victoria de Cambiemos fue contundente en el interior y en la capital provincial, La Plata, con triunfos en la segunda, cuarta, quinta, sexta, séptima y octava secciones electorales. Entretanto, Unidad Ciudadana (UC) se hizo fuerte en la tercera sección electoral y, en la categoría senadores, venció por un margen mínimo en la primera sección. La elección provincial prueba con elocuencia el crecimiento de Cambiemos en las grandes ciudades del interior bonaerense y la consolidación en el norte del conurbano, mientras UC tiene su fortaleza en La Matanza y el sur del conurbano. Estos resultados y la sobrerrepresentación del interior en la Legislatura hacen presumir que Cambiemos mejore su cantidad de asientos en allí, en las cámaras de diputados y senadores bonaerenses.
El escenario configurado luego de las PASO revela paridad entre Cambiemos y UC, mientras que 1 País y el Frente Justicialista se ubicaron por debajo de sus expectativas, en tanto la polarización relegó a las terceras fuerzas a un plano secundario. De ahí que el ensayo general en que se han convertido las elecciones primarias abra camino hacia la verdadera puesta en escena de octubre, donde todo indica que la polarización se acentuará aún más. Tanto Cambiemos como UC intentarán captar votos de los dos rezagados: el kirchnerismo, del Frente Justicialista y los electores de algunas fuerzas de izquierda que carecerán de representación en octubre, y Cambiemos, con un llamado al voto útil para impedir el triunfo de CFK, interpelará sobre todo al electorado de 1 País. Por lo cual 1 País y el Frente Justicialista apuntarán a retener a sus electores, tentados de votar por alguna de las opciones de poder. El FIT consolidará el voto duro de la izquierda manteniendo su caudal e incluso aumentándolo con electores de otras fuerzas afines que quedaron sin representación parlamentaria en las PASO.
De ahora en más, se abren dos grandes incógnitas. La primera refiere a cuál será el desenlace en la elección general en Buenos Aires, pues Cambiemos y UC se encuentran frente a un empate técnico. La segunda incógnita es si 1 País y el Frente Justicialista conseguirán mantener sus porcentajes electorales o serán, en buena medida, absorbidos por la aspiradora de la polarización.
Los gobiernos provincial y nacional han salido fortalecidos por la performance electoral en Buenos Aires y, de repetirse los resultados de las PASO en la elección general, sumarían dos senadores y entre 14 y 15 diputados nacionales al Parlamento.
En octubre sabremos si el voto peronista se reagrupa, en su totalidad, detrás de la candidatura de CFK, mejorando las chances de Unidad Ciudadana para alzarse con el triunfo; si, en cambio, el electorado adversario del kirchnerismo votara masivamente a Cambiemos, la probabilidad de una victoria electoral se hallaría en manos del oficialismo. Los resultados de Buenos Aires serán determinantes en la lucha por el liderazgo en los dos conglomerados políticos más importantes: Cambiemos y el peronismo. Si CFK gana, siguen vigentes sus posibilidades de liderar al conjunto del justicialismo, en disputa con los gobernadores peronistas victoriosos. Por el contrario, si la victoria quedara en manos de Cambiemos, las figuras de Macri y María Eugenia Vidal se consolidarían como las más importantes del Gobierno.
Mirando hacia octubre, con la economía mejorando sus indicadores, con un aumento de la obra pública y con el salario real tendiendo a la suba, el Gobierno se hallará en condiciones electorales más propicias. En ese marco, la presencia de CFK es funcional a los intereses políticos del oficialismo. Al convertirse en una adversaria con alcance nacional, le permite al Gobierno afirmarse como portador del cambio, dejando a CFK como representante del pasado. A su vez, la fragmentación del peronismo también beneficia a Cambiemos.
Las PASO acaban de confirmar la vigencia de un fenómeno que en las últimas décadas es muy fuerte en todo el mundo: la debilidad de los partidos y, como contraparte, la fortaleza de los liderazgos. Algo que confirma, por ejemplo, el triunfo de Trump en los Estados Unidos y que en la Argentina tiene una larga tradición que vuelve a ratificarse. Sobre todo con el desempeño de Cambiemos en Buenos Aires, que no hubiera sido el mismo sin el rol protagónico de la gobernadora durante la campaña.
Las próximas elecciones legislativas resultan, entonces, una precuela de las presidenciales de 2019, pues sientan las bases de los liderazgos futuros; de ahí la relevancia, para el Gobierno, de salir fortalecido.
Decana de la Escuela de Política y Gobierno de la Unsam