Temores en Juntos por el Cambio y aclaraciones de Massa que oscurecen
Mientras la principal fuerza opositora procura evitar fugas después de las PASO, el precandidato oficialista y ministro de Economía no pudo evitar su incomodidad ante ciertas preguntas del periodismo
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Uno de los principales interrogantes para las primarias abiertas (PASO) del próximo domingo pasará por la definición de la candidatura presidencial de Juntos por el Cambio (JXC) entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Pero los análisis no se terminarán con el resultado de esa contienda interna, sino que, tras el primer veredicto de las urnas, sobrevendrán otras disyuntivas: por ejemplo, ¿cuál será en las elecciones generales del 22 de octubre la actitud de los votantes de quien salga perdidoso de las primarias de la principal coalición opositora?
Entre las preguntas que muchos se formularán tan pronto como se definan los resultados de las PASO, en la noche del domingo, se destacan dos: si el ganador resultase el jefe de gobierno porteño, ¿qué porción de los votantes de su contrincante interna podría mudarse al partido de Javier Milei? Y si, por el contrario, la victoria fuese finalmente para Patricia Bullrich, ¿qué porcentaje de votantes de Rodríguez Larreta podría correrse hacia otras opciones electorales?
La respuesta a esos interrogantes, según reconocidos analistas de opinión pública, dependerá mucho de los gestos que brinden los dos precandidatos presidenciales de JxC para aventar cualquier fantasma divisionista ni bien se confirme el resultado electoral. “Si los dos esperan el resultado de las PASO en el mismo búnker durante la noche del domingo 13, y si el lunes 14 desayunan juntos y transmiten señales de entendimiento y de que ambos tirarán para el mismo lado a lo largo del período hasta los comicios generales de octubre, el riesgo de fuga de votos será menor”, opinó el director de Synopsis, Lucas Romero, en diálogo con LA NACIÓN.
En ese sentido, los precandidatos de la principal fuerza opositora acaban de dar un significativo paso al acordar que los dos esperarán el resultado de la contienda electoral en un mismo lugar: el predio de Parque Norte. Así quedaron atrás los deseos de los seguidores de Rodríguez Larreta de congregarse en Costa Salguero y los de los adherentes de Patricia Bullrich de juntarse en el céntrico Palacio San Miguel.
En paralelo a esa decisión, Mauricio Macri, en la entrevista que anoche le concedió a Joaquín Morales Solá en TN, hizo un notorio esfuerzo por mostrarse equidistante de la lucha interna por la candidatura presidencial de su espacio político, aunque no pudo disimular que coincide mucho más con la idea de Patricia Bullrich de avanzar hacia un cambio rápido y profundo, que con la tesitura de Rodríguez Larreta de que es necesario buscar más consensos políticos.
El consultor Romero estimó que la estimación del nivel de riesgo de fuga de votos de JxC tras las PASO llegó a ser, en el peor de los casos, del 30% del conjunto de ciudadanos que voten por Patricia Bullrich o Rodríguez Larreta, aunque en los últimos días se redujo al orden del 20%. Esto implica, según él, que dos de cada diez ciudadanos que voten a uno de los precandidatos podrían mudar su preferencia electoral hacia algún candidato de otra fuerza política. Pero si se divide ese riesgo entre los dos postulantes presidenciales, el riesgo de fuga bajaría al 10 por ciento del total de votos que obtenga la coalición en las PASO.
De este modo, si Juntos por el Cambio totalizara en las primarias el 35% de los votos, sumando las adhesiones a sus dos precandidatos presidenciales, la probabilidad de fuga hacia otras fuerzas políticas llegaría aproximadamente al 3,5% de los sufragios, por lo que no resultaría muy significativa. Del mismo modo, esa pérdida podría compensarse si JxC termina en las PASO como la fuerza política más votada, por cuanto podría beneficiarse por la sumatoria de apoyos de ciudadanos que voten en las primarias a terceras fuerzas y que, en las elecciones generales, aspiren a subirse al carro de los posibles vencedores.
El segundo gran interrogante que podría abrirse luego de que se confirmen los resultados de las PASO es qué ocurrirá si el oficialismo, representado por Unión por la Patria (UxP), perfora su piso histórico de votos y se ubica por debajo del 30% de adhesiones, lejos de JxC. El hecho de que en las elecciones provinciales efectuadas en lo que va del año el peronismo haya perdido alrededor de un millón de votos respecto de 2019 es un factor preocupante para los dirigentes kirchneristas.
Algunos analistas especulan que los fiscales de la coalición oficialista en los centros de votación estarán abocados a cuidar las boletas de Milei. ¿Por qué? Porque UxP precisa que el candidato presidencial de La Libertad Avanza no caiga para que no suba JxC. Ya no hay un problema de pisos, sino de techos electorales, y existe coincidencia en que el techo de la coalición fundada por Mauricio Macri lo marcará el nivel de crecimiento que exhiba Milei.
La cuestión, frente a un escenario de claro declive del oficialismo, pasará por el grado de fortaleza que conservará el gobierno de Alberto Fernández, y su ministro-candidato Sergio Massa en particular, para seguir conduciendo los destinos del país en la transición hasta el 10 de diciembre.
En ámbitos empresariales se ha escuchado la hipótesis de que si a Massa no le va del todo bien como candidato en las PASO sería probable que como ministro le vaya mejor. La explicación es que los mercados celebrarían un aumento de las perspectivas de triunfo de la principal fuerza opositora.
Sin embargo, no deja de haber temores frente a la posibilidad de que un prematuro debilitamiento político de Massa conduzca a cambios o actitudes irresponsables en el terreno económico impulsadas desde el kirchnerismo.
No puede escapar a ningún observador que, en los últimos días, se advirtió cierto nerviosismo en Massa. Concretamente, cuando dialogó con periodistas en Córdoba, se mostró molesto por una pregunta que le hizo Néstor Ghino sobre la suba del dólar y reprendió al hombre de prensa, a quien tildó incorrectamente de “irrespetuoso” y lo acusó de hacerse “el picante”. Similar rispidez se advirtió en un diálogo que mantuvo ayer con periodistas en el programa de Jorge Lanata en Radio Mitre, cuando se le recordó al ministro su frustrada proyección según la cual, desde abril último, la inflación debería haberse ubicado en torno del 3% mensual.
El domingo último, en el programa televisivo Intratables, cuando el periodista Ceferino Reato le recordó su promesa de “meter presos a los corruptos y barrer a los ñoquis de La Cámpora”, hecha en la campaña electoral de 2015, el ministro de Economía, visiblemente incómodo, admitió que “todos, en algún momento, vamos perdiendo los límites de hasta dónde debemos ir en el combate político”, pero insólitamente terminó culpando a los medios de comunicación por su “necesidad de construir permanentemente títulos”.
Finalmente, en la entrevista que le hizo anteanoche José del Río en LN+, Massa dijo que no indultaría a Cristina Kirchner porque está “seguro” de que no es eso lo que ella quiere. ¿Acaso nos está indicando el ministro-candidato que si él llegara a la Casa Rosada y la expresidenta se lo pidiera, no dudaría en indultarla? A veces algunas declaraciones, antes que aclarar, oscurecen.