Los siglos y la niebla
No, no es Londres. Es Hradec Králové, una ciudad que queda a unos cien kilómetros al este de Praga, la capital de la República Checa. Antiquísima, los primeros registros de este casco urbano, cuyo nombre significa Castillo de la Reina, son de principios del siglo XII. Han ocurrido aquí, pues, casi todas las cosas humanas que pueden ocurrir, y, como buena parte de esta región del mundo, ha observado el cambio como lo único que nunca cambia, para citar al presocrático. Con todo y las vicisitudes, algo, que comparte con la bellísima Praga, se ha mantenido constante durante los siglos: la niebla. Entre octubre y marzo, un fenómeno atmosférico conocido como inversión térmica (la temperatura del aire sube con la altura, cuando debería ser al revés) causa en la región bancos de niebla matinales que vuelven espectrales los crepúsculos y, dicen los viajeros, se disipan al mediodía.