Los ricos quieren pagar más
Corría 2011. La crisis económica mundial estallaba. El terror se propagaba y el futuro era incierto. En ese contexto, el llamamiento del multimillonario Warren Buffet a aumentar los impuestos para los más ricos caló profundamente en Francia, y un grupo de 16 grandes fortunas tomó el ejemplo estadounidense y fue por más.
En agosto de 2011, los empresarios más ricos de Francia ofrecieron "una contribución especial" para paliar el déficit y la deuda que amenazaban la estabilidad del país y la calidad de vida de las mayorías.
En una carta abierta publicada en Le Nouvel Observateur, algunas de las mayores fortunas de Francia, entre ellos, la mujer más rica del país y propietaria de L'Oréal, Liliane Bettencourt, propusieron la creación de una "contribución excepcional" como ayuda para enfrentar la tremenda crisis.
Dado que "el gobierno pide a todos los franceses un esfuerzo de solidaridad en estos tiempos de crisis económica, nos parece necesario contribuir, en una proporción asociada a la riqueza que hemos conseguido gracias a este país y sus condiciones de trabajo", explicaba la carta sin medias tintas.
El llamamiento fue firmado por los presidentes de L'Oréal, Jean-Paul Agon; de Total, Christophe de Margerie; Frédéric Oudéa, del banco Société Générale; Stéphane Richard, de France Telecom; Philippe Varin, de PSA Peugeot-Citroën; el presidente de BNP Paribas, Michel Pébereau, y el de Virgin Mobile, Geoffroy Roux de Bézieux y Henri de Castries de AXA, entre muchos otros. "Somos conscientes de habernos beneficiado plenamente del modelo francés y del entorno europeo al que estamos vinculados y que deseamos seguir preservando", expresaron.
Corre 2018. La Argentina está en una crisis económica profunda. Los empresarios que manejan la economía del país, por su nivel de concentración de recursos y diversificación de sectores productivos, permanecen más callados que nunca.
Un grupo de solo 100 empresas que representan un tercio del PBI nacional concentran industrias tan diversas como: el diario de mayor tirada, la telefonía móvil y datos, la soja, los aeropuertos, las transacciones bancarias, la producción de aluminio, las exportaciones de commodities, el cemento, la explotación de petróleo, los celulares armados en el sur, la minería, la energía, los shoppings, la recolección de basura, los trenes, loterías y casinos.
Los ingresos de este grupo de solo 100 corporaciones, que en su amplia mayoría se han favorecido a través de contratos con el Estado, la explotación de los recursos naturales, subsidios y desgravaciones, ascienden a US$195.000 millones al año. Cuatro veces el reciente préstamo del Fondo Monetario Internacional .
Quienes facturan US$195.000 millones cada año tienen nombre y apellido. Según la revista Forbes, ellos son: los Bulgheroni, la familia más rica del país. Las familias Rey y Poli, de Pluspetrol. Los Escasany, Braun y Ayerza, del Grupo Financiero Galicia. El tándem Brito-Carballo, del Banco Macro. Los Eskenazi, Chirino, Nacusi, Stuart Milne, González Moreno y Supervielle. Belocopitt, Fraomeni, Macchiavello, de Swiss Medical, Galeno y Droguería del Sud. Eduardo Eurnekian, de los aeropuertos del país. Perez Companc y Blaquier Arrieta. Mindlin, en energía, y Elsztain, con shoppings. El supermercadista Coto, Frávega y los constructores Roggio. Vicentín, Losón, Valli, Franchino, Urquía, Pagani y Navilli, en el interior del país, y Cherñajovsky y los Garfunkel desde el sur. También los Rocca, con el acero, y los Madanes, con el aluminio. También Magnetto, Noble Herrera, Aranda y Pagliaro y tantos otros.
Si estos individuos y sus familias, que son propietarias de las 100 empresas más ricas de nuestro país, realizaran un aporte filantrópico personal equivalente al 2% de los ingresos de sus empresas a un fondo de inversión social, se podrían recaudar más de 3900 millones de dólares por año para iniciativas de alto impacto social y ambiental.
De los franceses no solo tenemos que admirar su excelencia educativa, su sistema de salud pública, sus aportes a la innovación tecnológica, sus perfumes, sus vinos, sus quesos y su música. Sino también, y sobre todo, el compromiso de los ricos con el país que los hizo ricos.
Si queremos reinsertarnos en el mundo, debemos empezar por adoptar también sus mejores prácticas. Adrián Werthein, en su discurso en la CCIyP el 12 de septiembre pasado, hizo una invitación a todos los empresarios: "Los que pagamos, tenemos que pagar más, es nuestro deber y nuestro momento". Es hora de hacerlo.
Directora de Proyecto Ellas-Mujeres y Filantropía
Florencia Roitstein