Reseña: Los que duermen en el polvo, de Horacio Convertini
Una Buenos Aires futurista y caníbal
Una extraña peste invade la Buenos Aires de ciencia ficción imaginada por Horacio Convertini (Buenos Aires, 1961) en su novela Los que duermen en el polvo. La enfermedad desata un brote de canibalismo entre las personas: “Gente que atacaba gente a mordiscones hasta dejarla malherida o muerta”.
El barrio de Pompeya se convierte en el centro de la reconquista de la ciudad y se construye un muro en el triángulo conformado por tres avenidas. Allí, la vida es “una supervivencia neurótica bajo el disfraz de gesta heroica”. Al frente de los defensores se encuentran el Lele Figueroa, interventor federal de Buenos Aires, y el coronel Kadijevich, jefe militar de la guarnición. También los acompaña Jorge, el narrador de la novela, un periodista de cincuenta años que es la mano derecha de Figueroa.
A Convertini no le interesa demasiado detallar o explicar aspectos precisos relativos a la epidemia, su origen o evolución. Las referencias son más bien fragmentarias y vagas. En un momento se menciona que “mercenarios chechenos, desde trincheras improvisadas, vomitaban plomo las veinticuatro horas del día” para proteger a los obreros que construían el muro. Más adelante, Figueroa prevé que la peste quedará “circunscripta a la Argentina y a la parte de Paraguay que se había contagiado” y que las criaturas, “en su estúpida bestialidad”, morirán de hambre.
En realidad, la plaga aporta un elemento que combina terror y catástrofe a una trama sencilla, y sirve como telón de fondo para desarrollar las psicologías de los personajes. Una buena parte de la novela está dedicada a contar la conflictiva relación entre Jorge y su esposa Érica. Él rememora, entre otras cosas, una pelea por una nota suya acerca de una adolescente violada a la cual Érica, autora de un libro sobre la violencia de género, le había criticado el enfoque machista. Se narra, además, un viaje que hicieron juntos a Santiago de Chile por motivo de una conferencia y se habla de su residencia durante más de un año en Río Gallegos “cuando el cinturón sanitario ya estaba funcionando a pleno y la expansión de la peste se había detenido”. Una tarde la pareja va a Palermo Aike y Érica desaparece.
Hay algunos pasajes eróticos, y predomina un humor cínico que le da a la novela cierto tono de comedia negra. El misterio de la desaparición de Érica mantiene el suspenso con mayor eficacia que la historia de las criaturas caníbales, a pesar de que en Pompeya aparece despedazada una mujer que era la amante de Jorge. Convertini elige un final abierto que busca el impacto emocional por encima de los rigores de la lógica y refuerza el efecto mediante un aceleramiento de la acción que termina de definir a los personajes.
LOS QUE DUERMEN EN EL POLVO
Por Horacio Convertini
Alfaguara. 171 págs., $ 229