Los octógonos negros de la política
“He firmado el decreto que ordena el congelamiento de las dietas de los senadores hasta el 31 de marzo de 2025″ (De Victoria Villarruel)
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A los senadores nacionales les acaban de congelar las dietas. No la de los nutricionistas, sino la de los haberes. Es decir, podrán seguir accediendo a igual monto, aunque van a tener el mismo problema que el resto de los mortales cuando vayan al supermercado. No por el dinero, ya que ganan bien, sino porque el Gobierno decidió cambiar los rotulados conocidos como “octógonos negros” en los alimentos. Está bueno que a uno le avisen si un producto se excede en sodio, azúcar o grasas, o en todo junto. ¿Se imagina, querido lector, un sistema parecido para identificar a políticos y sus acciones?
Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires echaron al ministro de Transporte Jorge D´Onofrio, sospechado de canjear la baja de las fotomultas por el cobro de un porcentaje de la infracción, por haber trampeado la VTV y enriquecerse ilícitamente. “Exceso de truchadas” podría decir su octógono identificatorio.
Se conoció que Sergio Massa (“El sepulturero alegre”, como le decían en Córdoba porque nos enterraba a todos pero se mataba de risa), estuvo en Pinamar celebrando el nuevo año con su suegra, Moria Casán, (Alta karateca) y pergeñando la recomposición del PJ (Exceso de confianza) mientras en Diputados siguió la diáspora del kirchnerismo (Superabundancia de oportunistas podría ser el octógono, pero es un poquito largo).
Pensando en sellos identificatorios, lo que los K del Senado hicieron con Kueider -el mochilero de los 200.000 dólares- suena a “Alta cama”, mientras que con el pliego de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema, el Gobierno se está comiendo “Alto sapo”.
En cuanto a Kicillof (Exceso de comunismo podría ser su sello si dependiera de Milei), la Justicia le plantó bandera con el megaimpuesto inmobiliario (Alta frenada). Y otro al que surtieron fue a Rodríguez Larreta, a quien Patricia Bullrich le dijo tibio, mediocre, servil y cadáver político (Alto sopapo).
El que creó su propio octógono hace rato, Daniel Scioli (Exceso de fe), le tuvo que bajar el pulgar a su segunda en Turismo, Yanina Martínez, por haberse ido a Europa de vacaciones contra el pedido del Presidente de mostrarse austeros. El problema es que, además, parece que esta chica adelantó la fecha de licencia y lo justificó diciendo que estuvo trabajando en forma remota (Altamente incomprobable).
Hablando del Gobierno, se supo esta semana que sigue sin poder cubrir vacantes en más del 30% de los tribunales (Alto boquete) y que el presi buscó la forma de cortarle a Fabiola Yáñez la custodia que le pagábamos todos en Madrid -36.000 dólares mensuales- (Alto derroche) después de haberla visto celebrando el Año Nuevo en un restaurante carísimo (Exceso de osadía). Cuando el profe Alberto -sospechado de haberla golpeado- se enteró de la salida festiva de su ex, a solas con un señor y sin el hijo de ambos, reclamó a la Justicia que Francisquito volviera a la Argentina y protestó por la supuesta vida de lujos de Fabiola (póngale usted, querido lector, el octógono que quiera). Finalmente, Fabiola vio el lío que armó y dio de baja a la cohorte policial (Efecto tardío).
En tanto, desde Río Gallegos llegó un mensaje de Cris. Pidió reafirmar la empatía -que ella misma ayudó a perder- (Exceso de grieta) profundizando “el amor por el otro” (Alto jingle). El ataque de buenismo sonó raro, ya que tres días antes le había tirado con munición gruesa al cortesano saliente Juan Carlos Maqueda, a la propia Corte Suprema por supuestamente “salvar a Macri” de sus cuitas con la Justicia, a Clarín, a este diario, a las empresas agropecuarias en default, a la baja del dólar y la mar en coche (Alto cinismo).
Veremos en qué queda el cambio de los textos en los octógonos de los alimentos: si Exceso, si Alto, si Bajo, si Mucho, si Poco... Mientras tanto, le dejamos abierta la puerta, amigo lector, para que piense en más sellos que ayuden a la comprensión de la realidad política. Y, desde ya, le deseamos un Alto año, con Exceso de salud, Desmesura de alegrías y, sobre todo, Excedente de paciencia.