Los mercados vuelven a mirar a la Argentina
El giro pragmático del FDT con la incorporación de Massa, el acuerdo con el FMI y la designación de Manzur como jefe de Gabinete fueron disipando los temores de una radicalización chavista; eran fantasmas infundados
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Luego de haber sido considerada desde el turbulento final del gobierno de Macri una paria para los mercados financieros, la Argentina vuelve a generar algo de curiosidad entre los inversores globales. El giro pragmático que experimentó el FDT con la incorporación de Sergio Massa al Ministerio de Economía, sumado al previo acuerdo con el FMI y a la designación de Juan Manzur como jefe de Gabinete (un dirigente que mantiene sólidos vínculos con Washington en particular y con Occidente en general) fueron disipando los temores respecto de una radicalización chavista en el país. Se trataba de fantasmas infundados, dado el papel profesional y de total respeto a la Constitución que caracterizan a nuestras Fuerzas Armadas.
Un segmento de la sociedad temía algo similar: las relaciones carnales con Venezuela, los vínculos efectivos con Irán y Cuba, la incomprensible apuesta por la vacuna rusa y la defensa en la OEA de un régimen totalitario como el de Nicaragua y de personajes como Evo Morales, que cometieron fraude electoral en su país y que es lobista de la cadena de valor que más ganancias le genera al narcotráfico en las Américas, ponían de manifiesto los valores y las simpatías de un sector clave de la coalición de gobierno, liderado por Cristina Fernández de Kirchner. Los patéticos errores del Gobierno en materia económica eliminaron cualquier margen de maniobra para avanzar con los desvaríos autoritarios-populistas y lo obligaron a focalizar el esfuerzo en evitar una implosión hiperinflacionaria. A eso se dedicó con ahínco y destreza Massa y es por eso que, a partir del último trimestre de 2022, los activos argentinos (tanto la deuda soberana como las acciones) experimentaron una franca recuperación, luego de haber partido de valores de remate.
Otro elemento que impulsó ese cambio de tendencia es que, en un contexto en que los oficialismos de la región y del mundo tienden a perder elecciones, la incierta dinámica electoral local apunta en la misma dirección. JxC aparece en diversos sondeos con posibilidades de ganar la elección presidencial incluso en primera vuelta. Más: los estudios que focalizan en las preferencias subyacentes de los votantes sugieren un relevante viraje de timón hacia posiciones de centro y centroderecha, al que se suma la aparición de un segmento hasta hace poco inexistente de autodenominados libertarios, que se identifican con el liderazgo de Javier Milei. Descartada cualquier hipótesis de deslizamiento autoritario, con un oficialismo volcado al pragmatismo y una oposición con grandes chances de dominar el proceso electoral, una minoría de los operadores del mercado comprendió que el país estaba siendo injustamente castigado y se arriesgó a comprar algunos activos.
¿Implica esto que estamos cerca de vivir un rally alcista similar al del período 2014-2015 que tanto ayudó al tándem CFK-Kicillof a finalizar su gobierno sin demasiados sobresaltos? Ni por asomo: se trata de contextos diferentes. Hoy, a pesar de esta brisa de cambio, predomina entre los principales protagonistas del mundo financiero una enorme cuota de escepticismo e incredulidad: para ellos, la Argentina fue una trampa en distintos momentos del pasado. Han visto y escuchado (y lo siguen haciendo) afirmaciones desopilantes de importantes integrantes del elenco dirigencial nacional, comenzando por el propio Presidente. Es cierto que el mundo vive una crisis de liderazgo sin precedentes. También, que el nuestro está muy por debajo del promedio.
Lo cierto es que comienzan a llegar visitantes que, en grupo o de forma individual, quieren entender mejor las perspectivas económicas y políticas de corto, mediano y largo plazo. En lo inmediato, el principal interés está puesto en cuál va a ser el legado de este gobierno o, dicho de otra manera, cuál será la política económica en los meses que faltan hasta las próximas elecciones. ¿Podrá Massa continuar con su “plan llegar”, esa tónica del paso a paso para tratar de llevar la situación de manera cotidiana haciendo lo posible por evitar un descalabro? ¿O las presiones para incrementar el gasto de cara a los comicios se volverán verdaderamente insostenibles? Una cosa parece segura: en el horizonte no parece probable ningún programa antiinflacionario integral. Generan enorme rechazo los embates del Poder Ejecutivo contra el Judicial: restará ver si se trata de los estertores finales que produce la frustración en los sectores más duros del kirchnerismo –segmentos relevantes en la agenda pero sin poder electoral– y si esto produce algún costo en el electorado no militante. ¿Hay riesgos de una devaluación no ordenada antes del cambio de gobierno? Los más avezados no la descartan, pero admiten que la creatividad y el atrevimiento de Massa representan un reservorio de sentido común. “Trabajó mucho para reconstruir sus credenciales, no querrá salir mal herido de un gobierno agonizante”, afirmó el titular de un fondo de inversión que lo conoce desde hace dos décadas.
En el mediano plazo, las cavilaciones se concentran en el proceso electoral. El oficialismo continúa sin encontrar un candidato mínimamente competitivo. Del triunvirato que llevó a la victoria al FDT en 2019, solo Massa parece en condiciones de competir, aunque él continúa autoexcluyéndose. Por lo demás, como ocurre en el país, nadie toma en serio la posibilidad de que Alberto Fernández pueda ir por la reelección excepto que el peronismo quiera protagonizar un desastre electoral sin precedentes. Por el mismo motivo, la gran mayoría considera ciertas las declaraciones de CFK de que no se va a presentar para las presidenciales: no le dan los números para evitar un papelón. Tampoco a Axel Kicillof, que replica el volumen electoral de su mentora. En este contexto, podrían ganar terreno las alternativas moderadas como Manzur o Daniel Scioli y hasta se especula con un peronismo que converja en las primarias incluyendo al espacio de Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey, Florencio Randazzo y el lavagnismo. Esto es visto como positivo: acotaría aún más el margen de acción del kirchnerismo en una reformulación de un peronismo con el pragmatismo otra vez como enseña.
Por el lado de JxC, las preguntas apuntan a los candidatos. ¿Realmente Macri está dispuesto a sacrificarse solo para revertir la pálida imagen que dejó su primer mandato? Respecto al resto de los candidatos, ¿los diferencian cuestiones de fondo, de forma o ambas? Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta ya han viajado y conocido a la mayoría de estos market makers. Uno de ellos preguntó: “¿Estarían dispuestos a compartir los respectivos equipos para contribuir a conformar un plantel preparado, versátil y dispuesto a implementar las duras medidas que la realidad demandará?”.
Para el inversor promedio, que carece de una visión sofisticada y exhaustiva sobre los pormenores de la política local, todo se reduce a meras pujas por el poder. Entre aquellos más informados, capaces de captar las sutilezas, emerge otro tipo de lectura: ¿tendrá JxC lo necesario para sacar al país de la decadencia? ¿Hay algún Cavallo dispuesto a asumir el liderazgo en materia económica? ¿Avanza el nuevo plan de la Fundación Mediterránea? “López Murphy sería una garantía para el mercado y una clara señal de compromiso y seriedad”, coincidieron varios veteranos de mercados emergentes. “El margen de maniobra será escaso: en 2025 habrá elecciones, necesitan un equipo experimentado, con credibilidad y capacidad de convicción”.