Los mariscales no militan la victoria
El kirchnerismo no logra salir de la parálisis que le provocó enterarse por YouTube, horas después de la condena en la causa Vialidad, de que deberá arreglarse para conseguir otro postulante
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Como sabía adónde iría la pregunta, Cristina Kirchner no quiso ni escucharla. “Ya sé a qué venís”, se atajó, y adelantó que no iba a contestar. Quien estaba a punto de hacérsela, una senadora del Frente de Todos, insistió: “Bueno, pero necesitamos respuestas políticas: nosotros somos cuadros”. No hubo caso. “No, no me vengas a plantear nada”, dicen que dijo “la jefa”, y cerró la discusión. Fue la semana pasada, y es obvio de qué hablaban: de la posibilidad de que la vicepresidenta revea su decisión y compita en las elecciones de octubre.
El kirchnerismo no logra salir de la parálisis que le provocó enterarse por YouTube, horas después de conocida la condena en la causa Vialidad, de que deberá ingeniárselas para conseguir otro postulante. El problema no es solo que no aparece una buena candidatura, sino el estado de ánimo en que han quedado para construirla. Hace unos días, dirigentes que volvían de una reunión con Máximo Kirchner y Eduardo de Pedro coincidieron en una conclusión: las victorias se militan, y el Frente de Todos no está militando para ganar. Los mariscales del bastón que reclamó la vicepresidenta no aparecen.
Al contrario: hasta les cuesta salir a la calle. Fue el reproche de Luis D’Elía frente a las vallas de Comodoro Py aquella tarde del 6 de diciembre cuando, después del fallo, y rodeado de un grupo de militantes de Miles, se preguntaba dónde estaba el resto. Había ido hasta ahí desde la parroquia de San Cayetano, imaginando un 17 de octubre. Se fue una hora y media después. “La Cámpora se pasó dos años cantando ‘Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar’ –explotó al día siguiente en Radio Rivadavia–. Y ayer la tocaron y se quedaron todos en sus casas”.
Es un contraste grande con lo ocurría el 2 de diciembre de 2019 en ese mismo lugar, una semana antes del regreso del peronismo al poder. Adentro, Cristina Kirchner declaraba en el juicio oral. “¿Preguntas? ¡Preguntas tienen que contestar ustedes, no yo!”, les dijo a los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso, hasta entonces poco habituados al contexto en que se desarrollaba la escena: una imputada desafiante y, detrás de un vidrio, un grupo de dirigentes del Frente de Todos –Zannini, Moreau, Parrilli, Mariano Recalde– que reprobaba con gestos. El más visible: la mano de canto sobre el cuello, en señal de guillotina. Durante varios años, dentro del tribunal reprobaron en silencio que el fiscal Luciani, por entonces un desconocido, le hubiera dado a la acusada la oportunidad de explayarse contra ellos. “Señor presidente, voy a preguntar si van a contestar preguntas”, había dicho el fiscal, y eso convenció a la expresidenta de volver sobre sus pasos.
“A mí me absolvió la historia”, agregó después. Los jueces que difundieron esta semana los fundamentos son los mismos de entonces, pero otras son la situación y la tribuna. Cuatro años sin éxito económico desgastan. Por eso entre los incondicionales del kirchnerismo valoran la actitud de Andrés Larroque, que estrenará hoy su agrupación La Patria es el Otro, en Avellaneda, para pedir que sea ella la candidata. “Del tridente Máximo-Wado-Larroque, el Cuervo es el más interesante”, dijo a la nacion uno de los organizadores del encuentro, para el que ya fueron convocados los empleados municipales del distrito anfitrión.
El acto del “Luche y vuelve” no pretende conseguir nada en lo inmediato, sino ir instalando una atmósfera que la convenza al menos de integrar una lista de senadores. Una posición estratégica que debería darse en simultáneo, dicen en el oficialismo, con un aspirante a la Casa Rosada medianamente decoroso. Por eso Máximo Kirchner y unos cuantos siguen pensando en Kicillof pese a la voluntad del gobernador. Será, razonan, el único modo de traccionar votos para quien compita por la gobernación, algo que tampoco está definido, pero que podría recaer tal vez en Martín Insaurralde. ¿O en De Pedro? No lo descartan, y aun lo prefieren en el Instituto Patria, pero hay quienes dudan de que el ministro del Interior convenza a los intendentes del conurbano. “A ver si le hacen la que le hicieron a Néstor en 2009 y cortan boleta”, advirtió a este diario un referente del espacio.
De Pedro viene además recibiendo recriminaciones por haber ido a Expoagro. Del Instituto Patria dejaron salir una versión no confirmada: Cristina Kirchner le habría recriminado personalmente la visita. En el Frente Renovador se quejan más abiertamente. Sienten que el ministro camporista hizo lo mismo que a ellos les cuestionan, relacionarse con el establishment, pero peor: presentándose como productor agropecuario de Mercedes. “A Wado le falta hacerse socio del Jockey”, bromearon cerca de Massa.
La interna recrudece también por el estado de indefinición electoral. Por eso tanto apuro en que el Presidente anuncie que no irá por la reelección. “Alberto nos va como llevando a paso de burro”, se exasperó un senador kirchnerista. Pasado mañana, al Gobierno le quedarán apenas 13 semanas para definir candidato. Es también el plazo que tiene Massa para empezar a mostrar algún resultado. No parece fácil. Ya necesitó pedirle a la vicepresidenta respaldo para el canje de deuda con los bancos. Pasado mañana, con el número de inflación de febrero, enfrentará otro test. ¿Habrá que negociar una nueva tanda de cortes de carne barata, como hizo el Palacio de Hacienda la última vez, 48 antes de la difusión del IPC de enero? Con los costos corriendo a un ritmo muy superior al 3,2% de aumento pactado para Precios Justos, cualquier congelamiento se acerca a la ficción. Las empresas han empezado a reclamar. Adecoagro se encontró esta semana con Matías Tombolini, secretario de Comercio, para pedirle que le permitiera trasladarle al arroz Molinos Ala un alza del 9%: la sequía restringió la oferta y muchos productores lo venden ya 40% más caro. Con la harina pasa algo parecido. Se entiende entonces que distribuidoras y mayoristas vuelvan a preferir venderlos en el canal que va por fuera de Precios Justos. Si la rentabilidad está en los almacenes y comercios de proximidad, y las pérdidas, en los supermercados, no habrá que esforzarse mucho para advertir cómo termina el cuento: desabastecimiento en las góndolas. Ya hoy, en los 1000 productos que no deberían subir por el acuerdo, el faltante orilla en promedio el 50%.
Para la Secretaría de Comercio es una encrucijada. ¿Cómo garantizar el cumplimiento del programa y, al mismo tiempo, el volumen? La manta es tan corta que Tombolini ha emprendido la vía del pensamiento lateral. Su última sugerencia a las cadenas: no hay por qué mostrar las etiquetas de Precios Justos en góndolas vacías. Pero ¿no era esa, la famosa “señalética”, una condición que fabricantes y vendedores tienen firmada para Precios Justos? ¿No es la gran obsesión de inspectores que, al no verlas, aplican multas y hasta clausuran locales? “Esto queda acá”, contestan los funcionarios. Como con en “la de los piratas” de Serrat, no hay historia de controles que tenga un final feliz.
Sin resultados difícilmente haya candidatura. Es el dilema del Massa ministro y precandidato. Hasta ahora él optó por lo que sabe hacer, la política. Viene de proponerle a Cristina Kirchner que, si compite, él vaya en la fórmula con alguien capaz de dividir a la oposición. ¿Un radical? No hay definiciones. Pero no sería una idea nueva: en el Instituto Patria cuentan que alguien ya sondeó para lo mismo, sin éxito, a Ricardo Alfonsín.
La carrera hasta el 30 de junio se juega además en medio de la peor cosecha de soja en 15 años. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos recortó esta semana en 20% la proyección. El ministro administrará entonces una economía con menos dólares que el año pasado. Otro desafío para los empresarios que hacen fila en los sistemas de autorizaciones. La restricción es tan evidente que a veces no se llega con los tiempos. “Me acaban de liberar las mochilas para la Vuelta al Cole: ¿de qué me sirven ahora?”, se quejó un importador que, dice, también llegó a recibir en enero productos de Navidad. La vida y las decisiones del Gobierno corren últimamente a velocidades distintas.