Los libros de Bioy Casares y Silvina Ocampo ya son de la Biblioteca Nacional
Se concretó la donación, anunciada en febrero último, de los 17.000 volúmenes de la colección personal de los escritores, que incluyen libros de Borges y fueron adquiridos por mecenas privados
Una mezcla de sano orgullo nacional y profesional se vivió este mediodía en la Biblioteca Nacional cuando se concretó la donación de los 17.000 volúmenes que pertenecieron en su gran mayoría a Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo y, algunos, a Jorge Luis Borges. La medida se había anunciado en febrero pasado . Las razones de tan buen clima lo justifican.
Se trata de una de las últimas grandes bibliotecas “de autor” que quedaban en el país y fue comprada a los herederos de Bioy Casares y Ocampo por un grupo de empresas, fundaciones y particulares que, luego de abonar en total unos 470.000 dólares, será donada a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM).
Entre los “tesoros” que luego de ser catalogados y puestos en valor estarán disponibles a la consulta de investigadores y público en general, figura un ejemplar de Finnegans Wake, de James Joyce, en una de cuyas páginas puede leerse un juego de palabras de puño y letra de Borges y Bioy Casares. También hay una prueba de imprenta con correcciones de Borges de El jardín de senderos que se bifurcan y un volumen del primer libro de Silvina Ocampo, Viaje olvidado, con tantas correcciones manuscritas que prácticamente configura una reescritura.
“De no haber mediado la intervención de los donantes probablemente esta biblioteca se hubiera perdido para el patrimonio cultural argentino”, dijo el ministro de Cultura Pablo Avelluto , durante una conferencia de prensa en la que el director de la BNMM, Alberto Manguel , anunció que “lo antes posible se hará una exposición con algo de ese material para que el público pueda ver algunos de esos volúmenes” y que el destino de la nueva colección será la sede de la BNMM de calle México donde funciona el Centro Internacional Jorge Luis Borges.
Los directores de ese centro y trabajadores de la BNMM, Laura Rosato y Germán Alvarez, fueron quienes comenzaron a bregar por la adquisición de la biblioteca Bioy Casares-Ocampo desde 2012. “Por diferentes razones no se había podido lograr y finalmente se logró ahora por medio de esta colaboración entre el sector privado, particulares y el Estado –dijo Rosato–. Una generosa donación que no se daba desde principios del siglo XX y con la que estamos rompiendo la tradición maldita por la que las grandes colecciones terminan en las bibliotecas de universidades extranjeras y perdemos nuestro patrimonio”.
Los 17.000 volúmenes, que en vida del matrimonio Bioy Casares-Ocampo revestían las paredes del departamento donde vivían, se encuentran en 354 cajas cuyo contenido se conoce sólo en un 20%.
Ernesto Montequín, albacea de Silvina Ocampo, explicó que esta biblioteca tuvo “varias peripecias” en quince años de sucesión, como que en un momento se tuviera la idea “que por suerte no llegó a buen puerto”, de distribuir los libros entre los herederos. Para ello el librero Alberto Casares dividió los libros en diez lotes equivalentes, de 34 o 35 cajas cada uno, y puso en las cajas numeradas con el 26 lo que le parecía más rápidamente identificable como valioso como los libros dedicados por Borges a Silvina, los que contienen correcciones o anotaciones de los autores o las primeras ediciones. De ahí que sólo se conoce hasta ahora el contenido de esas cajas. “Pero esto no significa que el resto no tenga valor. Hasta que no se vea ejemplar por ejemplar no sabremos qué maravillas deparan”, dijo Montequín.
Álvarez describió la colección donada como “una biblioteca río” porque en ella confluyen las bibliotecas de Alfredo Bioy Casares, de su padre, de Silvina y parte de la de Borges que se complementa con los volúmenes que pertenecieron al autor de El Aleph y ya integraban el patrimonio de la BNMM.
Manguel contó que días pasados “finalmente” pudo abrir algunas de esas cajas y que fue muy emocionante para él “ver esos libros a punto de resucitar” porque los había visto cuando Borges lo llevaba a cenar a casa de Bioy y de Silvina Ocampo. Para él la nueva biblioteca “es la inteligencia unida de estos dos lectores por excelencia que supieron coleccionar libros que a su vez incorporan fantasmas de otros lectores”. Se refirió así al “fantasma” de Borges, amigo de los escritores en cuya vivienda dejó muchos de sus propios libros; al “fantasma” del padre de Bioy Casares “tan vinculado con el campo argentino” y a los de la infancia de “las geniales hermanas Ocampo. Son documentos importantísimos para investigaciones futuras”.
El grupo de donantes –en cuya articulación también colaboró el diario La Nación– está compuesto por Ricardo Torres, Sandra Sakai, Anna y Marina Gancia, Eduardo y Mariana Elsztain, Marcela Zinn, Fundación Páremai Fractal, Alejandro Stengel, María Cecilia Bullrich, José María Malbrán, Banco Galicia, Banco Hipotecario y Fundación Bunge y Born.