Los intendentes de Juntos, un riesgo para Santilli
Horacio Rodríguez Larreta es acosado por el fenómeno con el que Cristina Fernández de Kirchner lidia desde hace más de una década. La influencia de los intendentes para definir candidaturas en la provincia de Buenos Aires. Particularmente los del conurbano. La ley que los limita a ser reelegidos sólo una vez pondría a la vicepresidenta en condiciones de lograrlo. Una contribución de María Eugenia Vidal a esa causa que La Cámpora debería reconocerle.
La mayoría de los intendentes no meditaría postularse a legislador o a un cargo ejecutivo antes que venza su último mandato sin la vigencia de esa ley. Después de las elecciones, la importancia de la posición que ocupan ahora será relativizada por la expectativa que despierten quienes pujen por sucederlos en dos años. Lo que deja a La Cámpora en una posición de privilegio. Podría compartir la administración en municipios que aspiran a gobernar.
El efecto que irradia la exgobernadora hacia Juntos por el Cambio es menos positivo. Sobre todo por la sombra que proyecta en la relación del jefe del gobierno porteño con los intendentes del Pro. A la larga indefinición que mantuvo Vidal sobre su futuro se le achaca la responsabilidad por las PASO que tendrá lugar con la UCR. Algo que desearían evitar los jefes comunales de ambos partidos. Es lo más parecido a una crisis institucional que se interpondría en la cómoda convivencia que vienen manteniendo.
En apariencias, una barrera infranqueable a las ansias renovadoras de Facundo Manes y la voluntad que expresa Rodríguez Larreta a través de Diego Santilli. Consolidar una base propia en la provincia de Buenos Aires para cimentar su candidatura presidencial. Un repaso del reglamento acordado para esta competencia permite tener una dimensión de cómo los intendentes imaginan una solución incruenta a este conflicto.
El reparto de candidaturas cuando las listas superen el 20 por ciento de los votos parece concebido para respetar lo que reflejan por ahora los sondeos. El Pro prevalecería en el conurbano y el radicalismo en el interior. La redacción del documento se le atribuye a Julio Garro. Igual que los del PJ, el intendente de La Plata es partidario de abolir la cláusula que limita su reelección. Como a Jorge Macri (Vicente López) y Néstor Grindetti (Lanús), a Garro le interesa suceder a Axel Kicillof.
El lugar que Rodríguez Larreta imagina para Santilli. La designación de Grindetti como su jefe de campaña vuelve más plausible la relación de fuerzas. Pero también permite comprender el enojo con Vidal. Su postulación a diputada por la provincia hubiese congelado esa disputa. Y alejaba el riesgo de quebrar la armonía que los intendentes del Pro y la UCR mantienen con su contraparte donde gobiernan. Especialmente en Mar del Plata, el principal modelo de ese experimento.
La ciudad cabecera del Municipio de General Pueyrredón podría jugar un papel relevante en las primarias. Concentra el 48 por ciento de los votos (574.000) de la Quinta Sección, compuesta por 19 municipios que suman un total de 1,2 millones de votos, convirtiéndola en la más importante detrás de la Primera y la Tercera Sección, con 4,5 millones cada una. El intendente Guillermo Montenegro (Pro), fue el que más insistió con alcanzar una lista de unidad que lo exima de una competencia incómoda.
Llegó al cargo en 2019 luego de una elección muy reñida con la candidata del Frente de Todos, Fernanda Raverta. Montenegro se impuso a la titular de la Anses (38%) con el 40,23 por ciento de los votos. Para eso resultó vital el acuerdo que alcanzó con Maxi Abad para vencer a Vilma Baragiola. Montenegro obtuvo el 59,22 % de los votos y la concejal radical el 40 por ciento. Abad controla casi la mitad del gabinete de Montenegro con las secretarías de Obras Públicas, Economía, Educación y Desarrollo Social.
Montenegro tiene una imagen positiva de 70 puntos y postula a Alejandro Rabinovich como primer candidato a senador provincial. La Quinta Sección renueva cinco. En 2017, tres fueron elegidos por Juntos por el Cambio y dos por Unidad Ciudadana. El primer candidato del Frente de Todos es Pablo Obeid, esposo de Raverta. Al menos hasta 2020 Rabinovich ocupó la secretaría administrativa del Consejo de la Magistratura porteño por el radicalismo.
En Mar del Plata, es el asesor principal de Montenegro. Abad es el titular del radicalismo bonaerense. Se comprometió con Baragiola a defender su candidatura a senadora provincial. No tiene reelección como edil. Incluso entre sus aliados, las críticas contra Abad ceden ante la fascinación de haber sumado a Manes. Pero también a Emilio Monzó y Joaquín De La Torre. Dos peronistas que saben que la fiscalización es el acto más relevante de cualquier comicio.
A Rodríguez Larreta le preocupa quién cumplirá esa tarea para Santilli. Sobre todo si el candidato de Jorge Macri a renovar su banca, Franco Bagnato, no queda en una posición expectante. Cristian Ritondo visitó esta semana Mar del Plata escoltado por Agustín Forcheri. Santilli deposita su confianza en el vicepresidente de la Legislatura porteña. Probablemente viajaron para constatar si, en efecto, la rigidez de los intendentes a ceder cargos está debilitando la intención de Rodríguez Larreta de ensanchar la base electoral de su alianza.
Pero también para detectar si es cierto que Emiliano Giri negoció con José Luis Espert, la inclusión de candidatos propios entre los que llevará en esa región el Partido Libertario. Seguramente habladurías. Espert le atribuye a la UCR haber impedido la inclusión de su fuerza en la coalición denominada ahora Juntos. La supresión de la preposición “por” y la palabra “cambio” cobra cada vez más sentido. Giri responde a Jorge Macri y debió renunciar en 2016 al Ente Municipal de Turismo envuelto en un escándalo.
La preocupación del gobierno porteño es que esta situación no se replique en el conurbano. Lo que tal vez depare alguna sorpresa en las listas para satisfacer a los intendentes. No siempre es fácil. Santilli desistió de hacerlo con Gustavo Posse, al que abandonaron por Martín Lousteau sus representantes en la Tercera Sección tras ser derrotado en la interna por Abad. El economista y el joven dirigente radical encontraron en la disputa con el Pro el motivo de fraternidad que aquella competencia les negó. Lousteau respaldó al intendente de San Isidro.
La pelea por momentos en la coalición opositora no basta para disimular el desconcierto oficialista. Cristina sabe que una victoria ajustada en los comicios de este año puede ser la antesala de una derrota inevitable en las presidenciales. Tal vez por eso La Cámpora decidió concentrar sus esfuerzos en la provincia de Buenos Aires donde no reina, precisamente, el orden. Nicolás Kreplak auspició las candidaturas de Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán.
Nadie en el gobierno nacional y el bonaerense supo hasta ayer hasta dónde esta versión podía ser confirmada por otro hecho que no sea la aparente voluntad del viceministro de Salud bonaerense de no estar en la nómina de candidatos. Una alternativa que manejaría Kicillof. El enfrentamiento de Kreplak con Gollán, su superior, es añejo. Tolosa Paz podría ajustarse al principio de Cristina para encabezar la nómina: alguien que refleje fielmente al presidente, Alberto Fernández. Con su esposo, Enrique Albistur, son los legales fiadores del departamento que ocupa en Puerto Madero.