Los escándalos de un puntano influyente
Víctor Hugo Hissa, ex hombre de confianza de Rodríguez Saá, está acusado de defraudación y extorsión por una firma de EE.UU.
SAN LUIS.- Víctor Hugo Hissa ya no quiere sorpresas. El ex hombre de confianza de Adolfo Rodríguez Saá prefiere el perfil bajo desde que habría intentado defraudar a Procter & Gamble, la megaempresa alimentaria de los Estados Unidos, en 1995, provocando un incidente internacional. Cada día más cerca de una probable condena por esa presunta estafa, tiene sus razones para ser cuidadoso. Su historia sirve para ilustrar el entramado de protección entre el poder empresarial, político, judicial y periodístico en la provincia que durante 20 años dominó, y aún hoy hegemoniza, la familia Rodríguez Saá. Pero desde que estalló el escándalo, Hissa guardó silencio. Hasta ahora.
"No podemos hablar en persona si no te conozco", gritó el otro día, apenas audible en medio de una tormenta de viento, desde el balcón de piedra de la elegante casona que alberga su estudio en una esquina céntrica de esta ciudad. "Por teléfono", convino con gesto y voz. Entonces sonó una chicharra y se abrió el portón de entrada. Veinte pasos más adelante, en la recepción, una secretaria entregó un teléfono inalámbrico, y de ahí salió la voz, ahora nítida, de Hissa, el hombre del balcón: "Aquí me ve, con mucho trabajo". ¿Aceptaría contestar algunas preguntas?, preguntó LA NACION. "Sí, pero no voy a hablar de política, porque de eso no sé. A los Rodríguez Saá no los veo desde hace siete u ocho años", previno.
Los vínculos pasados entre Hissa y los Rodríguez Saá son públicos y notorios. Hissa, abogado, de 53 años, heredero de campos y propiedades, se había acercado a los Rodríguez Saá durante la campaña de 1983 que llevó a Adolfo a la Gobernación y a su hermano Alberto a una senaduría nacional. Pronto se convirtió en asesor del segundo en el Senado.
"A los pocos meses se había transformado en un poderoso abrepuertas de todos los despachos oficiales de San Luis", dijo el ex legislador Juan José Laborde Ibarra, que denunció a los Rodríguez Saá por enriquecimiento ilícito. "En esa época la promoción industrial hacía su arribo masivo en la provincia y quienes tenían mayores contactos aprovecharon para abrir consultoras y, por lejos, la consultora más importante era la de Hissa", explicó.
Como contrapartida, Hissa contribuyó activamente en varios proyectos de los Rodríguez Saá. En 1984, aceptó la presidencia del directorio de Editorial Nahuel SA controlante del Diario de la República, propiedad de los Rodríguez Saá, posición que ocupó hasta el estallido del escándalo Procter & Gamble. También tuvo un papel clave en los años de gloria de GEPU, el club de basquet que los Rodríguez Saá utilizaron como elemento de exaltación de las masas, tal como contó el periodista Miguel Wiñazki en su libro El último feudo . También lo unía otro vínculo con Rodríguez Saá: era primo hermano de Esther Sesín, su ex amante. Como activo miembro de la lista hiperadolfista , la Celeste Unidad, Hissa ocupó diversos puestos partidarios y puso una unidad básica en su estudio en épocas de campaña.
Los años dorados
Eran los buenos tiempos de la promoción industrial, un negocio fabuloso que atrajo inversiones multimillonarias a la provincia. Un informe de la consultora Dagnino Pastore, Costa y Asociados, publicado en 1999 por el Consejo Empresario Mendocino Nacional da una idea de las cifras en juego: "El valor actual neto del costo fiscal para la Argentina de la promoción industrial de las cuatro provincias mencionadas (San Luis, San Juan, La Rioja y Catamarca) es de treinta y un mil cuatrocientos cincuenta millones de pesos ($31.450 millones)..." Según el estudio, el 72 por ciento de los beneficios fiscales fue derivado a San Luis. Y en esa provincia, Hissa era el consultor número uno. En diciembre de 1992, haciendo uso de un poder otorgado por el Exxel Group, Hissa constituyó la empresa Companía Eléctrica San Luis SA, que dos meses más tarde se adjudicaría la licitación para la privatización del servicio eléctrico en la provincia. También era el apoderado de Topsy, la subsidiaria de Procter & Gamble.
"Con Procter & Gamble no hay ningún problema, son excelentes personas. Hubo un problema de comunicación, unas malas interpretaciones, un poco de ruido, pero fue hace mucho tiempo y ya se arregló", dijo Hissa a través del teléfono inalámbrico. Pero no opina del mismo modo el representante legal de Procter & Gamble. "Creo que este personaje (Hissa) quiere estirar el tema judicial con la esperanza de que Rodríguez Saá llegue a la Presidencia y le arregle el problema", dijo a LA NACION Jorge Pérez Alati, de la firma Pérez Alati, Grondona, Benites, Arnsten y Martínez de Hoz (h.).
Allegados a Rodríguez Saá dijeron a LA NACION: "Nadie te va a hablar de Hissa". Un vocero del ahora candidato presidencial dijo, tras varias consultas en las últimas dos semanas: "Desconozco el tema." Los problemas de Procter & Gamble empezaron en junio de 1995, cuando los empresarios solicitaron un libre deuda en la DGI para su fábrica en Villa Mercedes. Así fue como se enteraron de que estaban siendo ejecutados por la Justicia Federal de San Luis por estar varias veces en mora en el pago de impuestos y aportes provisionales.
Cuando los contadores de la empresa presentaron los certificados de pagos, que habían realizado a través de Hissa, fueron informados de que esos recibos eran falsos. Una auditoría de la firma reveló que Hissa endosaba los cheques para pagar los impuestos y los depositaba en su cuenta personal del Banco Galicia. Así se habría birlado una suma de aproximadamente 4,5 millones de dólares.
La empresa norteamericana se acogió a una moratoria, pagó la deuda y comenzó las gestiones para recuperar la plata. Distintos funcionarios de la administración de Rodríguez Saá, incluyendo el propio gobernador, dijeron que se trataba de un asunto privado y que el gobierno provincial no tenía nada que ver, señaló una fuente cercana a la empresa.
Envalentonado, Hissa pasó a la ofensiva. En el juzgado civil de esta ciudad, a cargo de la jueza Martha Freites de Fiesta, le inició una demanda a la empresa por honorarios impagos por un total de siete millones de dólares. La jueza, de inmediato, trabó embargo sobre su fábrica, sus materias primas y sus cuentas bancarias en el país. Fue entonces cuando Procter & Gamble decidió elevar su queja al máximo nivel con una carta dirigida al entonces presidente Carlos Menem, en la que se quejó de "inseguridad jurídica" en la provincia.
La carta, escrita por el presidente de la empresa, fue entregada en mano por el ex canciller Henry Kissinger en el Waldorf Astoria Hotel de Nueva York, durante una gira presidencial de Menem. A partir de entonces, Rodríguez Saá apartó a Hissa de su círculo de relaciones y éste se llamó a silencio. Mal no le fue.
En 1996, representantes del Frepaso y el radicalismo pidieron un jury de enjuiciamiento para la jueza Freites de Fiesta, por la manera en que manejó el caso Hissa. Pero el jurado la absolvió con el voto en favor de ocho concidos "adolfistas" y el único voto en contra del representante del Colegio de Abogados. Poco tiempo después, Rodríguez Saá disolvió los colegios de abogados de la provincia como parte de una reforma judicial que fue denunciada como arbitraria por organismos nacionales e internacionales como la Federación Argentina de Colegios de Abogados y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Para allanar el camino, el entonces gobernador obtuvo la renuncia de cuatro de los cinco miembros del máximo tribunal provincial tras una fuerte campaña mediática -los Rodríguez Saá son dueños de los tres diarios y el único canal de televisión abierta en la provincia- que incluyó un foto montaje en el Diario de la República en el que mostraban a los cinco jueces en calzoncillos y con gorras de vigilante.
Solucionado ese problema, quedaba otro asunto. Hissa tenía una deuda varias veces millonaria con el Banco de San Luis, a punto de ser privatizado. Según el ex legislador Laborda Ibarra, cuando se produjo el traspaso, en 1997, la provincia se quedó con la deuda de Hissa y la dejó prescribir, por falta de acción.
En 1997 surgió otro inconveniente: Hissa fue filmado por una cámara oculta mientras supuestamente pedía coimas al periodista Héctor Ruiz Núñez, que, contratado por el entonces gobernador de Mendoza, Arturo Lafalla, se hacía pasar por un empresario interesado en obtener créditos para la promoción industrial. Otra vez, Hissa guardó silencio.
Quedaba el asunto Procter & Gamble. Hissa trató de negociar: si la empresa desistía de su reclamo por impuestos robados, él haría lo mismo con su demanda de supuestos honorarios impagos. No hubo arreglo. Procter & Gamble denunció a Hissa en el juzgado penal de Instrucción 10 de la Capital Federal, cuyo juez calificó a la oferta de Hissa como una simple "extorsión" y decretó su quiebra, según documentos que revisó LA NACION. El caso en contra de Hissa está ahora radicado en el Tribunal Oral número 16, en Lavalle 1171.
El abogado de Hissa acordó aceptar para su cliente una condena de tres años por defraudación para evitar ir a juicio oral, dijo el abogado de Procter & Gamble. La pena convenida es excarcelable, pero Perez Alati, el abogado de la firma norteamericana, está más que conforme. "Para nosotros es una condena muy buena, de tres años, cuando la pena mínima es de seis meses", explicó. Pero falta la firma de Hissa.
Hace pocas semanas, Hissa presentó en Buenos Aires un escrito en el cual declaraba una dolencia cardíaca que le impedía viajar para el acuerdo judicial.
"Nosotros le pedimos al juez que mande a un médico a revisarlo porque, según me cuentan, Hissa ha sido visto en San Luis caminando sin ningún problema. Yo lo fui a ver el año último con un empresario de Procter & Gamble porque quería conocerlo en persona, porque siempre evitaba reunirse con nosotros. Para que nos recibiera nos hicimos pasar por empresarios buscando inversiones. Nos recibió sin ningún problema. Pero en cuanto se enteró quiénes éramos, dijo que se sentía mal y suspendió la reunión", dijo el representante de la firma norteamericana.
A través del teléfono, Hissa le aclaró a LA NACION que él ha cambiado de rubro. "La promoción industrial se terminó, ahora me dedico a trabajar de abogado...; sí, por suerte tengo bastante trabajo, y ahora tengo que seguir", dijo, dando por terminada la conversación.