Los EE.UU. amplían sus sanciones económicas contra Irán
La administración norteamericana acaba de profundizar las sanciones económicas del 2015 impuestas contra la República Islámica de Irán, prohibiendo al mundo entero utilizar, de cualquier manera, el sistema financiero iraní, compuesto por 18 entidades financieras principales, salvo para transacciones de contenido esencial humanitario. Separándolo así, de hecho, del resto del mundo. Aislándolo.
La idea fundamental que inspira esa dura decisión es la de presionar duramente al país de los mullahs shiitas para que suspenda su producción de misiles de largo alcance, reduzca su activo programa militar nuclear y deje de exportar terrorismo, como lo está haciendo constantemente desde hace ya algunos años.
Para el presidente Donald Trump, todo ello supone apuntar a "un cambio de actitud" del belicoso país de los persas, particularmente en su andar externo.
La oportunidad sugiere que la medida norteamericana dispuesta tiene, de alguna manera, un propósito electoral: ha sido dictada cuando se aproximan ya las elecciones presidenciales de noviembre, en las que Donald Trump procura obtener su reelección por cuatro años más y pareciera –a juzgar por las encuestas- vivir en dificultades.
Respecto de Irán, hasta ahora al menos, la presión de la política desplegada por el presidente norteamericano no ha obtenido los resultados esperados.
Las sanciones económicas norteamericanas incluyen ahora, para quienes de pronto sean objeto de ellas, la posibilidad concreta de no poder operar, de ninguna manera, con el sistema financiero norteamericano. Para muchos, esto es asignarles una cuota de "extraterritorialidad" que, en algunos lugares del mundo, podría ser difícil de justificar legalmente.
Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.