Los desafíos de ir a las urnas en tiempos de pandemia
La Argentina comenzará un nuevo ciclo electoral; el contexto de emergencia sanitaria exige previsión para asegurar la participación, el acceso equitativo al voto y el control ciudadano en los comicios del año próximo
Dentro de pocos meses, la Argentina comenzará un nuevo ciclo electoral. Como en todas las anteriores, el objetivo es que estas elecciones sean libres, limpias y competitivas, y que garanticen el derecho democrático de elegir y ser elegido. Lo que cambia es el contexto. La pandemia demanda cambios urgentes, como la adaptación de la logística electoral, para que los comicios transcurran en un ambiente seguro. Pero también invita a discutir y pensar en reformas postergadas, como las reglas que definen en qué fechas se vota en las provincias, qué instrumento se usa para votar, y cuáles son las condiciones de competencia electoral que rigen en internet. Las elecciones 2021 podrían resolverse con un protocolo o ser las primeras de un proceso de mejora de la calidad de la democracia en el que se combinan elementos de logística con decisiones de política.
El contexto en el que se celebrarán las elecciones del año que viene es inédito para nuestro país, pero el desafío no lo es. La experiencia internacional ya brinda abundante información sobre el efecto disruptivo de la pandemia sobre la organización de las elecciones. En este sentido, la Cámara Nacional Electoral ya se pronunció a través de una acordada sobre la necesidad de prever cambios en la organización de las elecciones de 2021 en la Argentina.
Según IDEA Internacional, organización dedicada al fortalecimiento de la democracia en el mundo, en este año ya se realizaron 64 elecciones. Estas experiencias, con sus aciertos y errores, nos ofrecen importantes lecciones en materia de participación, acceso equitativo al voto y control ciudadano de los comicios en un contexto de pandemia.
La Argentina ha registrado valores altos de participación desde 1983 (de 70% en promedio para elecciones de medio término, como las que vienen). Sin embargo, la experiencia internacional demuestra que la pandemia podría tener un efecto negativo sobre la asistencia a las urnas. Ocurrió en Francia, donde la participación cayó 17,5 puntos porcentuales respecto de 2014. También sucedió en Taiwán, República Dominicana, República Checa y Austria, donde en promedio la participación cayó 7 puntos. En cambio, en Uruguay y Corea del Sur la participación no se vio afectada, lo que puso de manifiesto la importancia del timing y las adaptaciones en todas las etapas del proceso electoral.
Además de afectar la participación, el contexto de pandemia también puede generar mayor reticencia a participar como autoridad de mesa. En la Argentina, cada elección nacional requiere alrededor de 180.000 autoridades de mesa y la asistencia suele ser alta: en 2015, el 96% de las mesas del conurbano estuvieron presididas por una persona designada por la justicia electoral. Sin embargo, la experiencia internacional nos advierte sobre la relevancia de anticiparse y establecer mecanismos para asegurar el desarrollo de las elecciones. En el condado de Milwaukee y en Georgia durante las primarias presidenciales de los Estados Unidos de este año, la escasez de autoridades de mesa derivó en largas filas en los centros de votación, especialmente en comunidades con mayor proporción de afroamericanos, y eso generó nuevas fuentes de inequidad en el acceso al sufragio.
Pero además, cabe esperar que, tal como ha sucedido en el mercado laboral y con la brecha digital, la pandemia exacerbe sesgos preexistentes derivados de las reglas electorales. El instrumento de votación, la imprevisibilidad del calendario electoral provincial y la escasez de normas para regular las actividades y campañas electorales en internet generan diferencias entre partidos y entre electores. Las elecciones de 2021 podrían acentuarlas o podrían, en cambio, propiciar una nueva oportunidad para avanzar sobre reformas que redunden en una mayor ecuanimidad y transparencia de los procesos electorales.
A continuación, proponemos seis claves para cumplir con la seguridad de los comicios y el voto, y con la equidad en el proceso, en un contexto sin precedente.
Seguridad
Como se discute en un documento de Cippec elaborado junto a IDEA Internacional y el Foro Federal de Organismos Electorales Provinciales ("¿Cómo organizar los comicios subnacionales en escenarios de pandemia o pospandemia?"), el desafío más inmediato es repensar la logística. Para eso, proponemos tres claves: coordinación, consenso y comunicación.
Coordinar para minimizar el movimiento, la aglomeración y el contacto innecesario entre personas en cada etapa del proceso, asegurando la participación, la equidad en el acceso al sufragio y el control. Por ejemplo, crear mesas especiales o priorizar en todas las mesas de votación a la población que compone los grupos de riesgo. También, aumentar los incentivos para las autoridades de mesa, sumar capacitaciones, proveer de equipamiento sanitario y excluir de esta tarea a quienes integran los grupos de riesgo. Todo esto debería hacerse incrementando el total de centros de votación y con una disposición de las mesas que sea compatible con medidas de distanciamiento social y seguridad sanitaria.
Consensuar y promover acuerdos para establecer reglas que todos acepten y cumplan. La imposibilidad de realizar encuentros en espacios cerrados y reuniones masivas plantea obvios interrogantes sobre procesos y actividades en diferentes etapas del proceso, incluyendo la presentación de documentos, trámites, capacitaciones y actividades de campaña. La colaboración interinstitucional entre organismo electoral, sociedad civil, referentes sanitarios y agrupaciones partidarias fomenta la toma de decisiones informada y su cumplimiento.
Comunicar los cambios en la logística electoral es clave para transmitir confianza y legitimar las decisiones, y evita poner en duda la integridad del proceso, deprimir la participación o generar inequidades. Luego de más de 200 días de aislamiento es de esperar que los electores evalúen los riesgos de asistir a los centros de votación.
Equidad
Además, es posible pensar en una serie de medidas que mejoren las condiciones de equidad de la elección, donde lo urgente y lo importante pueden confluir. Aquí las claves son planificar, nivelar y transparentar.
Planificar con suficiente anticipación el cronograma del ciclo electoral de todos los niveles. Si bien las elecciones nacionales ocurren en las fechas que establece el Código Electoral, las fechas de las elecciones provinciales son fijadas de manera discrecional por los gobernadores. Esto otorga ventajas a los oficialismos, y genera incertidumbre sobre las reglas electorales y la autoridad responsable de su administración. Establecer un calendario de elecciones provinciales con fecha fija equipara las condiciones de competencia y otorga previsibilidad al proceso electoral, y eso posibilita el planteo de escenarios acordes a contextos cambiantes, un factor particularmente relevante en pandemia.
Nivelar las condiciones de competencia adoptando un instrumento de votación que garantice los derechos políticos de elegir y ser elegido. En las elecciones nacionales y muchas provinciales, los responsables de diseñar, imprimir, distribuir y custodiar las boletas el día de la elección son los partidos. Esto hace de los fiscales una pieza fundamental para la integridad de los comicios, pero también constituye una fuente de inequidad entre agrupaciones y entre electores. En cambio, la boleta única papel, como las de Santa Fe o Córdoba, y la más difundida a nivel mundial, garantiza una oferta electoral completa y además disminuye los riesgos asociados a la circulación de las boletas partidarias en pandemia.
Transparentar el uso de internet y redes sociales para actividades y campañas electorales. Es de esperar que las próximas elecciones concentren un mayor volumen de actividades online. Pero las reglas vigentes son insuficientes para transparentar y controlar el gasto de campañas en redes, garantizar una cobertura ecuánime en internet, proteger la privacidad de las personas o evitar el uso no consentido de información personal de los votantes con fines proselitistas. También es necesario regular el financiamiento de las actividades digitales y la publicidad electoral en internet, pues es indispensable asegurar un acceso amplio y equitativo.
Si bien los plazos no son holgados, las elecciones en 2021 en la Argentina tienen una ventaja comparativa sobre lo que ocurrió en otros países este año: contamos con información y con más tiempo para cumplir con las metas de la integridad, el ejercicio pleno de los derechos políticos y en un ambiente seguro.
Directora del Programa de Instituciones Políticas de Cippec; director regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe; coordinadora del Programa de Instituciones Políticas de Cippec