Los derechos de los animales en tiempos de aftosa
Por Peter Singer Para La Nación
PRINCETON, Nueva Jersey
Hace poco, la televisión británica difundió la imagen de un ganadero lloroso. El rifle sanitario estaba masacrando sus ovejas para impedir la propagación de la aftosa. "Nos duele tanto ver morir a nuestros corderos... Deberían simbolizar la primavera, la vida nueva, pero están muriendo por culpa de esta enfermedad atroz." Pura hipocresía.
Antes de echarnos a llorar, compadecidos del ganadero, preguntémonos simplemente cuál habría sido el destino de los corderos de no haberse producido el brote de aftosa. Su dueño habría apartado de sus madres a esos pequeños símbolos de la primavera, los habría hacinado en camiones y los habría enviado al matadero. El símbolo de la vida nueva se habría convertido en carne muerta. Luego, el ganadero habría depositado alegremente en el banco el cheque recibido en pago de tal acción. (Recibirá igualmente un cheque, ya que el gobiernobritánico indemniza a los propietarios de los animales sacrificados para contener la epidemia.)
Los corderos habrán vivido algunas semanas menos, pero no sufrieron la angustiosa separación de sus madres, el viaje penoso (posiblemente, varios cientos de kilómetros), el hacinamiento y el terror del matadero.
Los cerdos de cría intensiva pierden aún menos. Pasan su vida en porquerizas cubiertas, pisando el cemento desnudo, sin cama de paja (los cerdos adoran la paja, pero cuesta dinero y dificulta la limpieza), sin nada que hacer salvo alimentarse, lo cual les lleva poco tiempo. Cuesta comprender en qué puede beneficiarlos una vida más larga. En mi opinión, tal vez no compartida por otros, entre los cerdos de cría intensiva, los afortunados son los que mueren de un tiro en el criadero y los desdichados son los que tienen que vivir un tiempo más.
He leído en los diarios a columnistas que expresan el horror de esta matanza de cientos de miles de animales. Cuestionan su necesidad, señalando que el hombre no corre riesgo alguno de contagiarse el mal e, incluso entre los animales, el 95 por ciento se recuperará en una o dos semanas o, mejor dicho, se recuperaría si no lo sacrificaran antes. Hasta hay una vacuna.
Los columnistas señalan que el verdadero motivo de la masacre es económico. La aftosa ocasiona una pérdida temporaria de la producción. Una vez establecida su presencia en un país, otros prohibirán la importación de sus carnes y productos lácteos porque no quieren que sus animales se contagien.
La vacunación no resuelve el problema de la exportación, por cuanto provoca falsos resultados positivos en los análisis de sangre de animales sospechosos de haber contraído el mal. Por tanto, los países importadores no saben si han detectado un caso de aftosa o un animal vacunado contra ella. Los análisis adicionales para diferenciar los animales infectados de los vacunados son costosos y su confiabilidad aún no ha sido comprobada. De todos modos, las naciones prohíben, por si acaso, la importación de animales vacunados.
Así pues, habiendo demostrado que la masacre es innecesaria, dicen que debería cesar, que evidencia una actitud equivocada hacia los animales y que debemos mostrarles mayor respeto, en vez de tratarlos como un simple medio para el logro de nuestros fines. Algunos de estos columnistas no son vegetarianos, pero se declaran tan asqueados por lo que muestra la televisión, que están pensando en renunciar a la carne.
Poder de regateo
¡Por favor! ¿Dónde estuvo la gente en todos estos años? ¿Acaso no sabían, por fuerza, que de cualquier modo todos esos animales iban a ser sacrificados?
Estos animales son meros medios para nuestros fines: esa es la única razón de su existencia. Cómo pueden tratarlos con respeto sus criadores, cuando los consumidores quieren carne más barata y los supermercados, valiéndose de su inmenso poder de regateo, obligan a los productores a hacer todo lo posible para reducir los costos.
Sí, deje de comer carne. Es la decisión correcta y más vale tarde que nunca. Pero no la deje por lástima de las vacas, corderos y cerdos sacrificados con el rifle sanitario, porque le desagrada la actitud hacia ellos denotada por el hecho de que toda esta matanza solo obedece al lucro. Déjela porque toda esta matanza le ha hecho ver, por fin, con claridad la verdadera naturaleza de la explotación industrial de los animales.
© Project Syndicate
(Traducción de Zoraida J. Valcárcel)