Los cuentos del tío Alberto
El Presidente multiplica sus esfuerzos para reivindicar su gestión, mientras Cristina Kirchner y su séquito esperan un renunciamiento histórico del jefe del Estado a una posible reelección
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Más que en lo que pueda anunciar Alberto Fernández mañana en el Congreso durante la inauguración de un nuevo período de sesiones ordinarias, los mayores interrogantes están centrados en la forma en que el presidente de la Nación será recibido por quien oficiará de anfitriona en la Asamblea Legislativa, que no será otra que la vicepresidenta Cristina Kirchner. Por cierto, ambos se verán las caras después de seis meses, cuando el primer mandatario la visitó tras el frustrado atentado contra la expresidenta.
Desde el grado de calidez o frialdad en el saludo con que Cristina Kirchner reciba al jefe del Estado hasta cualquier gesto o mueca de la vicepresidenta frente a cualquier apreciación que este haga en su mensaje serán la comidilla de los observadores políticos.
A los principales referentes del cristinismo les encantaría que, en su discurso, Alberto Fernández brindara aunque sea una mínima señal de renunciamiento a la posibilidad de una reelección. Pero no es, al menos en estas horas, la idea del primer mandatario sucumbir ante ese deseo de la vicepresidenta y su séquito. Especialmente, después de haber sido sometido en carne propia a la presión de La Cámpora y de otros dirigentes kirchneristas la semana pasada, en oportunidad de la primera reunión de la mesa política del oficialismo, que tuvo lugar en la sede del Partido Justicialista de la calle Matheu.
Los allegados al Presidente sostienen que, aun cuando la eventual postulación a una reelección pueda resultar para muchos casi una utopía, hay mucho tiempo todavía como para hablar de renunciamientos. Otra especulación que se deja trascender es que, si Alberto Fernández renunciara hoy a ser candidato, dejaría desguarnecidos a los dirigentes de su sector que aspiran a luchar por lugares en las listas de candidatos a cargos legislativos. Precisamente, aseguran allí, La Cámpora quiere apartar cuanto antes al primer mandatario de la lucha interna para quedarse con todo.
La idea del cristinismo de vaciar la Plaza del Congreso, absteniéndose de llevar allí militantes, a diferencia de lo que suele ocurrir cualquier 1° de marzo, es otro signo de las asperezas entre la vicepresidenta y el Presidente. De concretarse, sería toda una demostración del recrudecimiento de la ofensiva cristinista tendiente a esmerilar cualquier tentativa presidencial por imponer condiciones en la coalición gobernante de cara al proceso electoral.
No hace falta demasiado, en rigor, para debilitar a un Presidente cuya gestión atraviesa, en estas semanas, uno de los peores momentos, a juzgar por los más recientes datos macroeconómicos.
En tal sentido, basta con repasar solo algunos números:
- La inflación anualizada se ubicaría en tres dígitos cuando se conozca el índice de precios al consumidor de febrero, luego de experimentar un crecimiento del 6% en enero y de hacer trizas las alegres proyecciones del equipo económico encabezado por Sergio Massa.
- Los subsidios del Estado fueron un 119% más altos que un año atrás, de modo que crecieron por encima incluso de la inflación.
- El déficit comercial creció en enero a 484 millones de dólares, en tanto que las exportaciones cayeron un 11,7% respecto del mismo mes del año último, según los datos del Indec. Se trata de un panorama que amenaza con agravarse como consecuencia de la sequía que afecta fuertemente a la producción rural. A tal punto que las exportaciones primarias disminuyeron en enero el 42,5%.
- La economía viene cayendo en forma interanual en los últimos meses. El último dato disponible, correspondiente a diciembre, da cuenta de una caída del 1,2%. Se trata de un dato que presagia, de acuerdo con algunos economistas, un escenario de estancamiento con inflación (o estanflación) para 2023.
- Pese a los aumentos que castigan a los usuarios, las tarifas de servicios públicos cubren en promedio apenas el 40% de su costo.
- El mercado de trabajo tampoco ofrece buenas perspectivas, si se tiene en cuenta que 3.108.000 personas buscan, según el Indec, un segundo trabajo porque el que tienen actualmente no les alcanza para satisfacer sus mínimas necesidades.
- El poder adquisitivo de los salarios ha caído frente a la brutal inflación. A tal extremo que ha aumentado el porcentaje de trabajadores en blanco cuyo ingreso se ubica por debajo del necesario para superar la línea de pobreza. Algo que viene reconociendo el propio Máximo Kirchner.
- Las jubilaciones exhiben un proceso de deterioro semejante. Pese a los cuestionamientos que desde el oficialismo se le hicieron a la fórmula de incremento de los haberes jubilatorios que regía al concluir la presidencia de Mauricio Macri, con la nueva fórmula para el cálculo de los reajustes jubilatorios, el poder adquisitivo de todos los haberes resulta hoy más bajo que aquellos que regían con el sistema derogado por el gobierno de Alberto Fernández, tal como publicó LA NACION el domingo último.
- Del mismo modo, la disparidad en los aumentos otorgados a jubilados, beneficiando a quienes perciben el haber mínimo por sobre el resto, solo han logrado seguir achatando la pirámide e igualar hacia abajo.
Frente a estos datos de la realidad, el jefe del Estado ha preferido refugiarse en su propio relato, más propio de Albertolandia que de la Argentina. Y así como días atrás señaló que nuestro país era el segundo con más crecimiento después de China o que la gente se queja por tener que hacer dos horas de fila en los restaurantes, ayer minimizó la caída del poder adquisitivo de los trabajadores, al insinuar que hoy los maestros están preocupados por no tributar el impuesto a las Ganancias (se paga en sueldos a partir de los 404.000 pesos), lo cual sería, según él, un indicador de que su ingreso ha crecido en términos reales. Otro comentario que no se ajusta a la realidad.