Los argentinos, preocupados por lo accesorio
Las candidaturas y la lucha por el poder ante las elecciones presidenciales, el índice de inflación, la cotización del dólar y el riego país, parecen ser el origen y el fin de los problemas de los argentinos. El origen y posible fin de nuestros problemas.
Basta con analizar los medios de comunicación, o la conversación cotidiana de nuestra gente, para darnos cuenta de que esos temas se llevan gran parte de nuestro tiempo y atención, pero… ¿es la economía la verdadera responsable de nuestra debilitada nación? No lo es. El problema de nuestra nación es educativo y debemos hacer algo urgente para revertirlo, porque un país con déficit educativo es un país con mal presente y sin futuro. Al hacer este breve análisis, me pregunto: ¿Qué futuro le estamos dejando a nuestros hijos?
Los argentinos estamos poniendo nuestra atención, nuestra energía y el debate en los temas equivocados. Porque lo que hay que discutir es como mejorar la educación, dado que la raíz de nuestros problemas y el desarrollo como sociedad, solo se lograran con una educación de calidad.
Respecto de la raíz de nuestros problemas y cuál es la salida, hay un error de diagnóstico de quienes se ocupan de estas planificaciones. Va de suyo que si el diagnóstico es errado, la medicina y el tratamiento serán en vano y de nulo resultado.
La clase dirigente tiene la responsabilidad de guiar a nuestra nación hacia el progreso, por eso es importante discutir un proyecto de desarrollo nacional, que tenga como base la educación y formación de personas, las cuales deben estar preparadas para enfrentarse a un mundo cada vez más competitivo, dónde nada es estático, y dónde se valora la creatividad de las personas. El ser humano menos informado puede ser el mejor educado porque la educación es: valores, capacidad creativa, crisis y superación.
La Unesco, en su informe de seguimiento de la educación del mundo (GEM), indica que "es necesario un cambio radical de la educación". Por lo tanto, el Estado debe priorizar la educación como eje de cambio y desarrollo de la sociedad. El subdesarrollo no es un problema económico. El subdesarrollo es, en su esencia, educativo. Esta baja calidad de formación acarrea las consecuencias sociales que lamentablemente hoy padecemos.
Hay que tomar el toro por las astas y trabajar en un profundo cambio de rumbo, terminando con la ilusión de que lo accesorio es lo principal. Ya no hay más tiempo, por eso debemos todos comprender que "hoy es el primer día del resto de mi vida". El desafío es global, por lo que nuestros hombres no pueden quedarse atrás y deben estar preparados para ser ciudadanos del mundo.
El autor es presidente de la Confederación Mundial de Educación (COMED); titular de la Federación de Entidades Educativas de América Latina y el Caribe (FAELA); rector emérito de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) y asesor General del Grupo Vanguardia Educativa (VanEduc)
Edgardo De Vincenzi