Los antagonismos que definirán la orientación del voto
En breve, los votantes irán a las urnas movidos por dicotomías políticas, sociales, generacionales y culturales; primará la pasión
Hoy hay muchos más elementos tecnológicos que una década atrás para anticipar los deseos e intenciones de las personas. Las neurociencias han alcanzado un gran desarrollo y permiten conocer áreas del cerebro humano antes inexploradas. El Big Data ofrece una inmensa posibilidad de evaluar y procesar millones y millones de datos sobre personas, con detalle antes imposible, desde lo que se compra con la tarjeta de crédito hasta las preferencias culturales. A su vez, la inteligencia artificial, con sus sistemas de procesamiento de algoritmos, facilita el conocimiento y previsión de las conductas humanas.
Todo esto ha hecho mucho más previsible al consumidor, pero no a los votantes. Los resultados de las elecciones en el mundo occidental suelen ser cada vez menos previsibles y esto quizás pueda deberse a que el voto es una combinación de razón y de pasión, y a que ésta pesa cada vez más al momento de decidir una opción electoral.
Asumiendo esta perspectiva, cabe analizar los cuatro antagonismos que plantea la elección presidencial de este año en la Argentina.
El primero es político: la confrontación entre kirchnerismo y anti-kirchnerismo. La oferta electoral está planteada entre estos dos ejes, en el contexto de una "hiperpolarización" que, aun en primera vuelta, podría dar a ambos cerca del 80% de los votos. La expresión en las redes sociales, cada vez más franca, directa y hasta brutal, muestra que en este antagonismo tiene cada vez más peso el factor emocional. Algunas expresiones de los "núcleos duros" de las dos opciones se manifiestan más en la dialéctica del amigo-enemigo que en la de adversarios.
El segundo es social: de la clase media para abajo, predomina el voto por el peronismo; en cambio, de la media para arriba prevalece el macrismo. La clase media baja puede votar a uno u a otro y, en términos sociales, puede ser el sector que defina la elección. La lógica del interés explica en parte este segundo antagonismo. La pobreza, el desempleo y la desigualdad han aumentado durante el gobierno de Macri. Pero el voto por el peronismo y la admiración por Cristina también tiene raíces culturales. Al mismo tiempo, hay sectores medios que han perdido posiciones relativas pero igualmente siguen votando al macrismo por aversión al "populismo". Lo peligroso para la convivencia es que esta grieta se yuxtaponga a la anterior. Es decir, que el antagonismo político se identifique con el social.
El tercero es generacional: los jóvenes tienden a votar más a Cristina (no necesariamente por el peronismo), y los adultos mayores (jubilados) en cambio lo hacen más por Macri. Esto no se define en el campo de lo racional. La gente mayor suele ser más conservadora que los jóvenes en todo el mundo. La combinación de menor natalidad y mayor expectativa de vida da relevancia electoral creciente a este segmento. Para los jóvenes, el macrismo no ha logrado dar una visión épica de la política. Se trata de un factor más emocional que racional. Es un antagonismo más vertical que los dos anteriores, ya que es menos homogéneo en términos políticos y sociales.
El cuarto es una combinación de religión y cultura: el conflicto entre verdes y celestes. Corta al electorado más verticalmente que las tres anteriores. Crece la gente que al momento de votar se fija en la posición que tienen los candidatos en temas como el aborto y las políticas de género. El corte de boleta a determinados candidatos será una expresión electoral de este antagonismo. Los votantes del kirchnerismo son más verdes y los del macrismo, más celestes. Sin embargo, en cada expresión política hay votantes de la otra posición. Es difícil calificar este conflicto entre razón y pasión. Pero la prolongación de ése enfrentamiento es fuerte y permanente y, a medida que se profundiza, las posiciones incorporan más componentes de pasión y emoción.
En conclusión, el voto 2019 muestra una combinación de razón y lógica, con pasión y emoción. Pero estas últimas parecen estar influyendo más que en el pasado, como sucede en el ámbito global.