Los 153 años de LA NACION
LA NACION cumple 153 años. Son años que nos observan, orgullosos, a nuestras espaldas. Conscientes de esa historia periodística, miramos al futuro, construyendo nuestro presente cotidiano, con veracidad, criterio plural, ético, atentos a escuchar los reclamos y exigencias de nuestras audiencias.
Hemos ajustado modalidades y estilo conjuntamente con las necesidades y los gustos de los nuevos tiempos. Esa flexibilidad, efectuada con equilibrio y en el marco de nuestros principios, nos afirma en nuestra identidad y en nuestra forma de hacer periodismo en cada una de sus plataformas.
Con el correr de los años hemos diversificado nuestros medios, al compás de nuevas tecnologías que revolucionan la industria de contenidos casi día a día. El pasado no nos retiene, no nos pesa o limita. Todo lo contrario, nos impulsa, con vitalidad y fuerza. Y eso se ve volcado en nuestras redacciones y en nuestros objetivos, a corto y mediano plazo.
Crecemos con cada año de gestión, sostenidos en nuestros periodistas, colaboradores, equipos de trabajo, directores, que realizan con su esfuerzo las transformaciones y los cambios que soñamos. Párrafo aparte merecen nuestras audiencias, nuestros avisadores y anunciantes, todos y cada uno en particular, que con su inalterable fidelidad, sostenida por décadas, han estado presentes, acompañando y siendo testigos críticos de nuestra labor cotidiana.
Los premios que ha recibido LA NACION de instituciones extranjeras y nacionales durante el último año confirman que estamos trabajando en un nivel de excelencia.
Este nuevo aniversario nos encuentra imbuidos aun del clima del Mundial de Fútbol, que nos trajo una nueva copa y derramó sobre la Argentina, como una mágica promesa de unión, esperanzas anheladas y alegrías impensadas entre sus gentes. Se borraron grietas y sin distinciones se abrazaron y lloraron ante el triunfo. No significa solo la gloria de un deporte, representó el sueño colectivo de millones de argentinos, muchos de ellos empobrecidos, que silenciosamente, y con prudencia , mostraron comunitariamente y con responsabilidad la posibilidad de soñar con otro futuro.
Cabe a los políticos, sin lugar a duda, la obligación inmediata de renovar sus discursos y sus métodos para que esa alegría, que expresa una verdadera revolución emergente, preserve sus fuerzas sanadoras y florezca en más libertades y una mejor situación económica para todos. Basta de corrupción, prebendas y negocios espurios. Es la hora de la transparencia.
LA NACION ha sido, es y será, refugio de un pensamiento democrático, en un país que no debe ceder en su defensa de instituciones sólidas, justicia independiente, clara división de poderes y una libertad de expresión sin retaceos o mentiras.
Que este aniversario de LA NACION, en el amanecer de un nuevo año calendario, coincida también con el nacimiento de un proyecto colectivo, de unión, desarrollo sostenido y paz. Hay casi 50 millones de argentinos que ruegan para que no se demore más la llegada a las metas ansiadas. Aspiramos a ser un vehículo activo e inclaudicable de esa esperanza, de ese anhelo común.