Los 100 años del Código Penal y el femicidio de Úrsula
El deceso de Úrsula Bahillo, quien habría sido asesinada por un miembro de las fuerzas de seguridad y expareja, nos alerta acerca de la necesidad de ahondar la mirada de género.
Se cumple, en paralelo a tan aciago episodio, cien años de la vigencia del Código Penal Argentino el cual fue fruto del consenso: su proyectista fue un diputado conservador y quien lo promulgara un presidente radical, Hipólito Yrigoyen. Esa convergencia permitió contar con una codificación respetable para su época.
La historia de un Código Penal es una historia de pasiones; su corteza, en definitiva, encierra discusiones, sentimientos, entusiasmos, sensaciones y opiniones convergentes o encontradas; si exhumamos cualquier codificación haya encontrado solución legislativa, o no, sin dudas estuvo embarazada de discusiones que germinaron en su derredor y que se apagaron como volcanes.
La mancomunión que otrora encontró el Código de Moreno debe traspolarse hacia la consagración de un ordenamiento moderno que anide en su retícula una profunda mirada de género, imponiéndose destacar que el Proyecto de Código Penal, descripto en el Decreto 103/17, aún con las críticas puntuales que le he formulado, constituye un avance en el tópico.-
Los derechos femeninos lejos están de alcanzar su pináculo; se registra, es cierto, un avance importante mediante la consagración de convenciones y legislación doméstica.-
La expresión violencia de género -y el femicidio como manifestación más radicalizada de la acometida sexista- debe combatirse no solo desde el Derecho Penal contando con un ordenamiento más actual; por el contrario, debe abordarse de manera polifacética, con la anuencia de todos los sectores de la sociedad, ya que una adecuada política de género se desliza por jardines que no se conforman con la mera sanción de normas o con discursos coloridos.
Desde la Academia, y como tratando de generar una suerte de ola en el océano, la Universidad del Museo Social Argentino, enrolada en la manda de la denominada “Ley Micaela” ha incorporado a su bagaje educativo la diplomatura en " Violencia de Género “, donde se aborda la cuestión de manera extendida y multidisciplinaria.-
Estoy convencido que para exorcizar a ese demonio -que es el patriarcado- se impone encarrilar el ataque hacia el segundo sexo, como decía Simone de Beauvoir, como una cuestión de Derechos Humanos.
Desde los ángulos más variados, debemos articular profundos cambios culturales -acorde con lo preceptuado en el artículo 7 de la ley 26.485- que deben tener anclaje no solo en la legislación o en la Academia. Por el contrario, en comunión y al calor de ellas, deben establecerse verdaderas políticas públicas que militen contra cualquier forma de discriminación de la mujer.
Juez de Cámara por ante el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N 4 del Poder Judicial de la Nación; doctor en Derecho Penal y Ciencias Penales y doctor en Ciencia Política